La corrupción del PP valenciano

Miércoles, 05 Junio 2013 20:32

 

“No estamos hablando del cao Blasco, estamos hablando del caso del PP” (Ximo Puig).

No pasa un solo día sin que la sociedad valenciana no se vea sobresaltada por alguna noticia de los múltiples asuntos turbios que afectan a dirigentes del Partido Popular y, en consecuencia, al propio Partido que dirige los designios de nuestra tierra desde 1996.

Cuando no es el Gürtel, es la mierda de EMARSA, o las correrías urbanísticas de los populares alicantinos del caso Brugal; pero, como aquí no nos privamos” de nada, que “pa eso semos valensianos”, también tenemos sesiones del caso “real”, el Noos, en clara competencia con Urdangarín y familia. Pero, sin duda, si hay un asunto que clama al cielo, que sobrepasa los límites de la decencia y la ética, es el desvío de fondos de Cooperación para los más necesitado a los bolsillos de un grupo de “golfos” encabezados, presuntamente, por el ex Conseller y actual Diputado del PP, Rafael Blasco.

Es obvio, que una democracia avanzada y moderna, las responsabilidades políticas son muy previas a las posibles responsabilidades penales. Un político, no sólo debe ser honrado, también debe parecerlo. Rafael Blasco ni lo es, ni lo parece. Por eso debe dimitir, abandonar definitivamente la digna tarea de representar a los ciudadanos. No es digno de sentarse en el Parlament.

Pero, su indignidad, compartida por otra decena de diputados y diputadas populares igualmente imputados e imputadas en otros asuntos, tiene un cómplice necesario, el President de la Generalitat Alberto Fabra.

El President Fabra está obligado a actuar hoy mismo y anunciar la expulsión de Blasco del grupo parlamentario. La petición de cárcel por parte de la Abogacía de la Generalitat, de la acusación particular y del PSPV, para el ex Conseller y diputado autonómico no permite otra salida para Fabra.

 

Blasco, el que fue portavoz del PP con Fabra durante más de 1 año, no es un caso aislado. Es un eslabón más de la cadena de corrupción que los gobiernos del PP han armado durante veinte años y que han llevado a la Comunitat Valenciana a la situación de emergencia en la que se encuentra.

Mientras Fabra y el PP están bloqueados por la corrupción, los valencianos sufren en sus casas el drama de ver a una Generalitat paralizada, sin rumbo e incapaz de adoptar las medidas que están reclamando para salir de la situación de emergencia en la que se encuentran.

Si Fabra tuviera un mínimo de ética, no debería seguir protegiendo a quién en nombre de la solidaridad se ha llevado el dinero de los más pobres.

 


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