Cásese y le visitará Hacienda

Lunes, 03 Junio 2013 19:34

Si usted, señor o señora, ha contraído matrimonio recientemente, no se extrañe nada si recibe una visita de la inspección de la Agencia Tributaria. Le pedirán toda clase de facturas: del banquete, de las flores, de los trajes, de las alianzas, de los regalos, del viaje de novios, en fin, de todo. Acuérdese de que primero inspeccionaron a las comisiones falleras y más tarde a las casetas de la Feria de Sevilla, pero lo de las bodas es verdaderamente innovador. Y es que el señor Montoro, fiel servidor de los poderes económicos, con tal de que no paguen las grandes empresas y las grandes fortunas, es capaz de mandar a sus inspectores a buscar hasta debajo de las piedras. Que conste que a mí no me parece mal que todas las compras que se hacen en una boda se paguen en A, con factura, vaya. ¿Cómo me va a parecer mal que todo el mundo participe en el mantenimiento de los gastos del Estado? Ojalá fuera así. El problema es que aquí todos no contribuyen por igual, sobre todo, las empresas de cierto volumen, las SICAV y las grandes fortunas.

Vayamos por partes, según el Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda (GESTHA), el fraude fiscal anual en nuestra nación ronda el 23% del PIB. Una pasta, ¿eh? Así es, estamos hablando de 89.000 millones de euros anuales, que, al cambio, suponen 14,8 billones de las desaparecidas pesetas, lo aclaro para aquellos que, por el cambio de moneda, hayan perdido la referencia monetaria. Pues bien, de esos 89.000 millones de euros de fraude, el 72% corresponde a los grandes patrimonios y compañías más importantes. Fíjense ustedes cuántas facilidades ofrece la legislación española para no pagar impuestos que, según el GESTHA, al 31 de diciembre de 2010 existían en España 3.113 Sociedades de Inversión de Capital Variable (SICAV), que, en su conjunto, administraban un patrimonio acumulado de 26.154,3 millones de euros. Sabido de todos es que su escasísima tributación es la principal ventaja de una SICAV.

Al margen del fraude, los que más beneficios tienen se escapan de pagar a Hacienda en la misma proporción que el resto, gracias, por supuesto, a la connivencia de los gobiernos de turno. Recuerden que en los consejos de administración de esas grandes corporaciones se sientan representantes del PSOE y el PP, por cierto, muy bien pagados. Entretanto, los que si que tributan como Dios manda son los asalariados, en definitiva, la clase trabajadora en su inmensa mayoría, que a través del IRPF y el IVA van cubriendo las necesidades de financiación del Estado. Por eso, cada vez es mayor la presión fiscal, sobre todo, desde que se encuentra el PP al frente del Gobierno de España. Veamos algunos datos particularmente esclarecedores: en 2007, último año del periodo de vacas gordas, la recaudación por el Impuesto de Sociedades, es decir, lo que aportaron las empresas con beneficios, se situó en los 44.823 millones de euros. Aunque el grueso de lo percibido por el Estado se alcanzó con el IRPF, que significó unos ingresos de 72.614 millones de euros, el IVA, al 16%, que proporcionó al país otros 44.823 millones, y los Impuestos Especiales que gravan el consumo de alcohol, tabaco, gasolinas o energía, por los que Hacienda recibió 19.786 millones.

 A 31 de diciembre de 2012, después de cinco años de severa crisis, se desmorona la recaudación por el Impuesto de Sociedades, que descendió hasta los 21.435 millones. Sin embargo, el Ministerio de Hacienda mantuvo prácticamente intactos los ingresos por el resto de tributos. Exactamente, ingresó 70.619 millones por IRPF y 50.464 por IVA, mientras que por Impuestos Especiales el país obtuvo 18.209 millones de euros. Por estos tres conceptos impositivos, Hacienda recaudó en el año 2007 un total de 148.251 millones de euros, mientras que en 2012 esa cifra apenas descendió hasta los 139.292. Es decir, después de 5 años de contracción económica y de disminuir significativamente la población laboral, hasta el punto de llegar a superar los 6 millones de parados, la recaudación por IRPF, IVA e Impuestos Especiales, sólo se ha visto mermada en 8.959 millones de euros. Estos datos reflejan claramente dos importantes aspectos, por un lado, lo mucho que se ha incrementado la presión fiscal a los asalariados y consumidores, sobre todo desde que llegó Rajoy al Gobierno, y, por otro, que son las clases populares las que soportan el peso del gasto del Estado, mientras que las grandes fortunas y las empresas más importantes del país, entre ellas las del IBEX 35, apenas tributan a Hacienda.
 
Si este y el anterior Gobierno hubiesen atajado el fraude fiscal de forma eficaz, dotando a la Agencia Tributaria de los medios técnicos y humanos precisos, no habría sido necesario aplicar las políticas de austeridad, por tanto, se habría mantenido intacto el estado del bienestar. Es más, tampoco habría hecho falta incrementar la presión fiscal. De esta forma, ya hace tiempo que España caminaría por la senda de la recuperación económica. Pero no, el Gobierno está para lo que está, es decir, para que los que más tienen paguen cada vez menos y sean las clases populares las que contribuyan al mantenimiento del los gastos del Estado. Eso, en síntesis, es el neoliberalismo, que por donde pasa arrasa, extendiendo la miseria y la pobreza a la mayoría de la población. Algo básico para que el capital esté cada vez más concentrado, que, en definitiva, es de lo que se trata.

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Modificado por última vez en Lunes, 03 Junio 2013 22:49

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