Les ha salido bordado

Miércoles, 03 Abril 2013 10:49

A Chipre, que representa un insignificante 0,2% del PIB de la eurozona, le han creado las condiciones necesarias para llevarlo a la ruina. Ingresó en la Unión Europea en 2004 y el primero de enero de 2008 adoptó el euro como moneda propia. Con su integración en la Unión, y al abrigo de unos intereses bajos, se produjo, como en España, una gran burbuja inmobiliaria. Según los datos de Eurostad, es, precisamente, a partir de 2004 cuando se dispara su crecimiento económico.

Al instaurar Chipre el dumping fiscal, el sector bancario alcanza una magnitud equivalente a 8,3 veces el PIB de la isla. Con tanta acumulación de capital, la banca, que ya contribuyó a recalentar el sector inmobiliario en los años precedentes, adquirió deuda soberana griega. Fue a partir de 2008-2009 cuando dedicó a este fin unos recursos económicos equivalentes a la cuarta parte del Producto Interior Bruto del país. Recordar que, según el Banco Mundial, el PIB chipriota alcanzó en 2011 los 24.690 millones de dólares. Cuando la Troika negoció con Atenas el rescate y se acordó una quita a la deuda helena, se sentaron las bases para que la banca de Nicosia entrara en quiebra y, a partir de ahí, forzar al Estado chipriota a salir en su rescate, Estado que, al aplicar unos impuestos tan bajos, no dispuso de liquidez suficiente para remontar la situación en el momento más crítico, tanto por el hundimiento del sistema financiero como por la propia recesión económica. Al final, se ha conseguido someter, por medio de la deuda, a esa pequeña nación. Así es, una vez formalizado el rescate, Chipre tendrá un endeudamiento que rondará el 150% de su PIB.

Este sometimiento posibilita la consecución de varios objetivos: por un lado, eliminar del escenario europeo un molesto competidor de los paraísos fiscales tradicionales, como Suiza, Gibraltar, Luxemburgo, Mónaco, Liechtenstein, Malta, etc. Los magnates de la antigua Unión Soviética tendrán que llamar ahora a una de estas puertas para lavar su dinero B en Europa, o, incluso, dar el salto hasta Hong Kong. Sin embargo, no hay que descartar Letonia como futuro destino de los fondos rusos, dado que este país, el año próximo, reemplazará su moneda por el euro. Por otro lado, el rescate va a obligar a los chipriotas a ceder soberanía sobre los importantes yacimientos de gas descubiertos a principios de 2012, en las proximidades de la costa sur de Chipre, por la compañía norteamericana Noble Energy, Inc., con sede en Houston, Texas. Hay que tener en cuenta que el nivel de endeudamiento alcanzado no le va a permitir al Gobierno de Chipre afrontar la inversión, estimada entre 7.000 y 15.000 millones de euros, que requiere la infraestructura necesaria para extraer y canalizar el combustible. Es obvio que se trata de una gran porción de su PIB. En este sentido, cabe recordar que Rusia ya ha mostrado un gran interés por la explotación de estos recursos gasísticos.

En síntesis, con esta operación han eliminado a un paraíso fiscal que molestaba a otros paraísos fiscales; han expulsado a los rusos del patio trasero de Europa, y, lo más importante, han abierto la puerta al manejo de los recursos energéticos de Chipre, alejando, al mismo tiempo, a los rusos de su posible control. Sin perder de vista, naturalmente, los recortes de todo orden que se van a producir a partir de ahora y el consiguiente empobrecimiento de la población, al aplicar, al pie de la letra, el recetario neoliberal que ya se extiende por el Sudoeste del continente. A todo esto, hay que agregar que el rescate chipriota le ha permitido a la Troika ponerse a experimentar, introduciendo un elemento nuevo: el de incautar, en este caso, un 37,5% de los depósitos bancarios mayores de 100.000 euros; comprobando, satisfactoriamente, que aunque a la gente le roben descaradamente no se produce ninguna revuelta social, ya habían visto algo aproximado en España con las participaciones preferentes.

En este sentido, cabría recordar las declaraciones de Almunia, en las que aseveró que los ciudadanos tienen derechos, pero también la obligación de «contribuir a las cargas comunes». En pocas palabras, que lo ocurrido en Chipre se puede volver a repetir cuando la población de cualquier otro miembro de la eurozona tenga que «contribuir a las cargas comunes». O sea, que en los países rescatados o con problemas de deuda, el dinero no está seguro. Así pues, se está lanzando desde la Comisión Europea un mensaje claro, inequívoco, para los que disponen de fondos de más de 100.000 euros: pongan a buen recaudo su dinero fuera de España. Es evidente que este discurso sólo favorece a los países más solventes de Europa, como, por ejemplo, la gran Alemania, cuyo sistema financiero, entre otros, continuarán concentrando aquellos capitales que, en medio de tanta inestabilidad, buscan un refugio seguro. Y, entretanto, los ciudadanos chipriotas a pasarlas canutas. Les ha salido bordado.

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Modificado por última vez en Jueves, 09 Enero 2020 16:48

 

 

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