Nikita-II

Sábado, 23 Febrero 2013 16:18

Fiord de Bergen
A la escuela de aprendices de AHV se entraba a los 14 años, por dos condiciones, la primera de ella es que debías ser hijo de “productor” de AHV o de la CMSM, y la segunda es que tenías que quedar clasificado dentro de los 38 primeros aprobados de un examen selector, al cual se presentaban cada año unos cientos. Yo tenía 14 años era hijo de trabajador de Menera y estaba en tercero de bachiller. Los estudios de bachiller los hacía por decisión paterna y no porque tuviese vocación de estudiar alguna carrera de mi gusto, esto ni siquiera había pasado por mi imaginación. Entrar a la escuela de aprendices seducía a padres e hijos, pues era además de una profesión, un puesto de trabajo seguro y de prestigio, al menos de prestigio en la clase obrera del pueblo. Cuando les dije a mis padres que estaba seleccionado para entrar en la escuela de aprendices y que por lo tanto dejaba el bachiller, creo que les di una buena noticia, pues el esfuerzo económico que hacían para que yo estudiase, era demasiado fuerte, y siendo que entraba en la escuela de aprendices y con ello tenía asegurado el trabajo, lo dieron por bueno. Esto ocurría en el año 1957 y mis padres con sus tres hijos, ya hacían dos años que vivian en un tercer piso de las casas de La Menera, con vistas al mar y al Malecón; ciento cuarenta pesetas al mes, con contrato a propiedad, ¡un chollo!
 
La Escuela de Enseñanza Media (bachillerato) estaba en el edificio que hoy es sede de La Tenencia de Alcaldía, junto al mercado. Mi compañero de mesa era uno de los hijos del jefe inspector de la policía y en la mesa de atrás estaba el hijo único del comandante del puesto de la Guardia Civil, cuyo cuartel se ubicaba junto a la plaza de autobuses o plaza del Caudillo. Este escenario era bastante frecuente en aquellos años, convivían familias con cargos políticos, militares y policiales sin mención al bando al que habian pertenecido. La población, que aunque heterogénea en lo social y en ideología,  en una gran mayoría eran republicanos de izquierdas socialistas y cenetistas, los de ex militancia comunista eran los menos. Mi padre, era conocido por el apodo de “El Comunista” por su irrefrenable verborrea favorable a esta ideología política, o por “El Sordo”, debido a tener una aguda sordera producida por las “hostias” propinadas durante los interrogatorios por las milicias franquistas en Reinosa (Cantabria). La convivencia entre la población adicta al régimen y la sometida o sumisa, era de perfecta comprensión, sin rencor. Mucho se ha dicho sobre la separación de clases por privilegios de vivienda, casino y zona reservada en la playa, pero esto era consecuencia de la época y no por ser y estar en El Puerto con su gran factoria de AHV, o por razones ideológicas, esto era lo que habia en toda España.
 
En los años cincuenta en Valencia y en el resto de España, en todos los pueblos había un casino donde solo se permitía la entrada a las clases altas y familias pudientes del pueblo, al alcalde, al médico, al maestro, al cura y a los ricos y terratenientes. En El Puerto, la empresa, copiaba el “statu quo” de la época, hacia lo que hacia el ayuntamiento de Sagunto, privilegiar a las clases altas. Al fin y al cabo, la empresa era quien hacia las escuelas, el economato, las casas… por asimilación, la empresa era el ayuntamiento, y si en Sagunto se trataba a los ricos, autoridades y clases altas con privilegio… en El Puerto, los privilegios eran para los gerentes, ingenieros y las clases que la gerencia de la empresa determinaba, no era justo, pero no lo era en ningún pueblo de España. En 1975 ingresé en Ford y en 1978 transladé mi domicilio a Benifaió (pueblo junto a Almussafes), en plena democracia en este pueblo aún habia el casal fallero, el bar y el musical-casino... solo para los terratenientes y clases sociales asimiladas, médicos, maestros, notario, alcalde. Se contrataba la mano de obra en la plaza directamente, con el dedo del patron y o capataz ¡Tu si, tu no!
 
Eran las ocho de la mañana un día del mes de Marzo de 1964, cuando levamos anclas y largamos amarras de los norais del puerto de Oslo. Ya en altamar y en la hora de la comida, leíamos en el tablón de anuncios, que por solicitud del capitán, había que entregar los pasaportes al contramaestre o al fefe de máquinas. Las dudas sobre las razones de esta petición pronto fueron disipadas, era para ser entregados a las autoridades polácas. Todo marinero de agua dulce y salada, sabe que el barco no entra en puerto, hasta que recibe la autorización de la autoridad del puerto y llega la lancha del “Práctico”, este será quien tripule y mande el barco, no el capitán. Estábamos a la espera de la llegada del “Práctico” cuando vimos llegar dos lanchas, y no una. Largaron las escalas a las lanchas arribadas y comenzaron a subir soldados y policías, los soldados se posicionaron en unos ocho puntos estratégicos de las bordas y el puente del barco con sus carabinas en posición de descanso y vigilantes.
 
El Práctico se entrevistó con el capitán y los cuatro policías que eran seguramente del fisco, se dedicaron a inspeccionar los camarotes y bodegas del barco en busca de contrabando o propaganda subversiva capitalista. Una vez ya atracados, quedaron en el portón o rampa de salida dos soldados y en la final de la rampa, ya en suelo polaco, otros dos soldados, eran chavales muy jóvenes y se les adivinaban unos 19 años. No podíamos salir hasta que el capitán nos entregase una especie de pasaporte de diseño polaco y que estaban a la espera de que los rellenasen y cuñaran a nombre de cada marinero. Este protocolo no se hacía en ningún país (excepto en los del telón de acero), lo normal es salir a la calle con tu pasaporte nacional y la llamada “Cartilla de Marino” o “Rol”. En la “Cartilla” ya va tu nombre, el nombre del barco y nacionalidad, y si es copia del “Rol” consiste en que cada barco tiene la obligación de mantener actualizada la lista oficial de su marinería. Con el pasaporte y la copia del “Rol”, una autoridad puede identificarte como transeúnte marinero del barco “Fulano”. En cualquier caso en muchos puertos no te piden ni el pasaporte, pero en Polonia todo era excepcionalmente controlado. En mi cabeza llena de ilusiones sobre el comunismo, barruntaban excusas y justificaciones a estas medidas, estaba claro que el gobierno comunista polaco, trataba de evitar quinta columnistas y espías procedentes de los países capitalistas.
 
El capitán nos había entregado una cartilla visada por las autoridades  polacas, sin la cual no podríamos salir del barco, en ella se reflejaban todos los datos personales y los del barco, mas una lectura en varios idiomas que te informaba de la prohibición de salir de la ciudad de Gdansk y la obligación de retornar al barco antes de la 18 horas desde la hora de salida (la fecha y hora de salida te la anotaban a la salida del barco en el control de final de la rampa. Nos pareció que ya habíamos pasado todos los controles, pero no. El muelle del puerto estaba vallado y la salida a la ciudad de Gdansk se debía hacer por el pase de control de aduanas, hacia allí nos dirigimos y allí se nos cacheó ligeramente. Nada más salir de la dársena se acercó un hombre y chapurreando el inglés, nos propuso cambio de moneda, zlotys por dolares, marcos, francos o coronas. Es norma en la marina, que un día antes, la tripulación apunte en una lista el dinero que quiere en moneda del país en que se atracará al día siguiente (posteriormente en nómina se descuenta los anticipos convertidos a coronas noruegas y al cambio oficial del banco). La moneda polaca el Zloty, no fue solicitada por ningún marinero, quedó la lista vacía porque el Zloty no se cotizaba fuera de Polonia y el mercado negro (en las calles de Polonia) se cambiaba con un valor diez veces superior al cambio del banco polaco. Llevábamos en la cartera, corona, marcos, francos o dólares, yo solo tenía coronas noruegas.
 
En mi dogma comunista y en la inocencia juvenil, seguía justificando que la moneda de un “Estado de los Trabajadores”, no participara en los mercados capitalistas ¿Pero para que necesitaban los ciudadanos polacos, las divisas extranjeras? Esta inquisición de los ciudadanos polacos para averiguar si tenias dólares o marcos se convirtió en rutina, incluso en los pocos bares que había, más que bares eran vodkerias “a pelo”, sin más cosas que pedir, solo vodka. Los polacos trabajaban 10 horas diarias y seis días a la semana, te decían que eran  48 horas a la semana las que constaban oficialmente, pero que esas dos diarias, doce a la semana, eran en beneficio del estado, “Del Estado de los Trabajadores”. La cuestión del estado comunista estaba cambiando en mi cabeza, eran los trabajadores polacos los que hablaban mal de “Su Estado”, ¿porque su estado, el del trabajador, era mucho peor que el estado franquista? En aquellos años en La Menera de Puerto de Sagunto, ya se hacia la semana inglesa, 45 horas semanales, ocho de lunes a viernes y cinco el sábado. Vermut con sepia y gambita roja, mejillones al vapor, tinto con gaseosa… un paraíso en comparación con “El Estado de los Trabajadores”. Perros no encontré ninguno, así que… longanizas no había.
 
Si los perros no se veían por la calle, debería ser a causa de las temperaturas, menos 7 ºC al medio día. De todas formas ya me había quedado claro que allí ni se ataban los perros con longanizas ni siquiera se vivía como en la España franquista, los polacos y polacas me lo decían cada día, vivir en Polonia era un infierno frio. Yo, ya no entendia porque las cosas no eran como yo creia, como me lo explicaron, incluso mi padre.
Una década y media más tarde, estas buenas gentes, este pueblo tantas veces traicionado,  se rebelaría contra esta ignominia, contra aquel falso “Estado Libre de los trabajadores". La rebelión de los  trabajadores de Gdansk, arrastró a  toda Polonia en la lucha contra el comunismo autoritario del Mariscal Wojciech Jaruzelski, que había declarado la ley marcial y encarcelado a gran cantidad de estos trabajadores en lucha por su libertad para fundar su sindicato de verdad libre,  con más de diez millones de afiliados, el 80% de los trabajadores de Polonia.
 
 

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Modificado por última vez en Domingo, 24 Febrero 2013 17:10

 

 

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