Te quiero. Dos palabras que durante setenta y siete años creo que no haberte dicho, pero no porque no lo sintiera, si no porque lo expresé con mis gestos, con nuestras vivencias, con miradas de cómplices: tú y yo éramos más que padre e hijo: «Dos gotas de agua» Había algo entre nosotros que no tenía el resto de familia, ni los amigos, ni nadie. Era una química en los ojos, esos que heredé de ti: verde-amarronados. Me diste todo tu físico: «Eres como tu padre, igualito», me han dicho durante todo el tiempo que hemos vivido juntos…Me diste más cosas, cuidados, riñas, consejos y amor. No olvidaré nunca tus frases: «haz lo que quieras…pero con conocimiento», me decías.
Tu padre fue atropelladlo por una vagoneta en el Cargadero. En el 46.Eran tiempos difíciles, te tirabas a coger chatarra a la escollera con no más de diez años. Te ibas a Puzol en bicicleta, lo vendías, llevabas sobre ella a tu hermano pequeño. Has querido emular a tu padre, y has muerto también atropellado. Me has dejado sin poderte decir hasta luego. Nos has dejado siendo como tú fuiste. Testarudo, amigo, cariñoso, trabajador, un hombre fuerte, deportista. Me enseñaste a correr, nadar, buscar setas, me enseñaste a pescar. A disfrutar de la vida. Te brindé goles, buenas notas y cariño. Ahora quería brindarte mi homenaje como hombre: Me dejas un gran legado, formación, posición y sentimientos. Te debo muchas cosas, pero no me has dado tiempo a decírtelas. Ahora lo hago, por que se que me escuchas desde donde fuere. Te quiero. No te olvidaré nunca, y como han dicho tus nietos: estás vivo. Estás en nuestro corazón…. «papá está jugando a la petanca en el Sanatorio, eso es que volverá tarde, pero está vivo, no llores papá» me dice mi hijo sobre ti… Es cierto, estás vivo. Dentro de mí para siempre. TE QUIERO PAPÁ FERNANDO.
Tu padre fue atropelladlo por una vagoneta en el Cargadero. En el 46.Eran tiempos difíciles, te tirabas a coger chatarra a la escollera con no más de diez años. Te ibas a Puzol en bicicleta, lo vendías, llevabas sobre ella a tu hermano pequeño. Has querido emular a tu padre, y has muerto también atropellado. Me has dejado sin poderte decir hasta luego. Nos has dejado siendo como tú fuiste. Testarudo, amigo, cariñoso, trabajador, un hombre fuerte, deportista. Me enseñaste a correr, nadar, buscar setas, me enseñaste a pescar. A disfrutar de la vida. Te brindé goles, buenas notas y cariño. Ahora quería brindarte mi homenaje como hombre: Me dejas un gran legado, formación, posición y sentimientos. Te debo muchas cosas, pero no me has dado tiempo a decírtelas. Ahora lo hago, por que se que me escuchas desde donde fuere. Te quiero. No te olvidaré nunca, y como han dicho tus nietos: estás vivo. Estás en nuestro corazón…. «papá está jugando a la petanca en el Sanatorio, eso es que volverá tarde, pero está vivo, no llores papá» me dice mi hijo sobre ti… Es cierto, estás vivo. Dentro de mí para siempre. TE QUIERO PAPÁ FERNANDO.
Fernando Sánchez Cerezuela
