La campaña electoral para las elecciones del 28 de mayo comienza el día 12 de este mismo mes, aunque parece que en Gilet, desde el momento en que se convocaron, se produjo un aluvión de propaganda institucional desde el partido que ostenta el gobierno local, en lo que parece una carrera por hacer ver al electorado la necesidad imperiosa de seguir en el cargo una legislatura más, como si los días correspondientes de campaña no les parecieran suficientes a pesar de hacer ver en continuas entrevistas el “supuesto” bien hacer de dicho gobierno.

El pasado mes de abril ha sido uno de los más prolíficos en intervenciones municipales del Ayuntamiento de Gilet desde que comenzara la legislatura hace ahora cuatro años. Se han sucedido anuncios de convenios, inversiones, subvenciones, realización de eventos festivos, limpieza en zonas especialmente sucias e incluso anuncios de bajadas de deuda y otras intervenciones puntuales en el aspecto de la población que nos llevan a pensar si no se trata de una estrategia propagandística previamente diseñada para influir en el electorado de una forma inconsciente y subliminal.

Exigimos a nuestros gobernantes locales transparencia, eficacia en el cumplimiento de sus propuestas y comunicación, todo ello desde la honradez y la humildad que se exige a un trabajador público. Presentar un proyecto político local no es tarea fácil porque hay que conectar con las necesidades de la gente y plantear soluciones viables a los problemas que ya están y a los que puedan surgir.

Los electores han de poder valorar las diferentes propuestas municipales desde la igualdad, y son los partidos que han gobernado en la legislatura que termina los que deben procurar que se den las condiciones adecuadas, tanto en la etapa previa a la campaña como durante ella. La ética en política es importante y en campaña electoral nunca se debería utilizar una posición de poder para comprar votos ya que puede dar lugar a pensar que se hace por temor a que una mala gestión les pase factura electoralmente.

Eso sí, que nadie se lleve a engaño, desde el gobierno municipal se puede mejorar la vida de las personas, organizar fiestas y eventos, conseguir subvenciones, firmar convenios y, por supuesto, mejorar los servicios urbanos y cuidar y conservar el entorno natural desde la transparencia, la participación y el diálogo, haciendo también autocrítica para mejorar la gestión. Patrimonializar las acciones municipales haciendo creer al electorado que otras propuestas políticas no van a ser capaces de gestionarlas mejor no es ético. La hegemonía política practicada en Gilet ha demostrado su incompetencia en muchos asuntos. Se hace necesario mirar al futuro desde otra perspectiva más plural y más abierta, que garantice una gestión de nuestro municipio y nuestro entorno más eficaz, que trate a todos los ciudadanos, sus intereses y sus necesidades de forma más igualitaria.

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