Historia de lo nuestro

Escrito por Carlos Gil Santiago
Viernes, 03 Marzo 2023 21:00

Somos y seremos valencianos, pero solo si nos sentimos como tales y defendemos nuestra valencianía aquí, allá y donde haga falta. El pasado domingo participé en una concentración en favor de la dignidad de los valencianos. Me gustó. Me gustó ver como distintas entidades y posiciones políticas se centraban en defender aquello que es nuestro y que nos identifica como pueblo.

Nuestro Estatuto de Autonomía, el reformado en 2006 con un amplio consenso político, muestra un especial respeto y protección hacia nuestras señas de identidad, en general, y, muy especialmente, hacia el Derecho Civil Valenciano, como base del ordenamiento jurídico procedente del antiguo Reino de Valencia.

El Derecho Civil es el derecho de las personas, el que regula nuestras relaciones, nuestras familias y nuestras herencias. Es, por tanto, el que debe regir nuestra vida e incluso defender nuestras últimas voluntades después de muertos. Así, es el que define la valencianía como modo de regir nuestra vida y nuestras relaciones con los demás.

En esta Comunitat, mucho se ha hablado de las señas de identidad. Y no siempre para bien. Nos hemos reafirmado en la necesidad del respeto hacia ellas, pero un respeto, en un principio, entendido desde distintos puntos de vista que, afortunadamente, alcanzaron un consenso casi generalizado con el paso de los años.

Ser valencianos, además de ser una gran suerte, implica la obligación de todos y de cada uno de defender lo nuestro por encima de todo. En ningún momento, nuestro Estatuto plantea separatismos ni rupturismos, sino que se enmarca dentro de un ámbito legislativo global marcado por la Constitución Española, por la legislación de la Unión Europea y por la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Somos, por tanto, una tierra con identidad propia que defiende su razón de ser, presume de sus valores y reivindica sus derechos. Así, una reforma urgente del modelo de financiación autonómico, que tanto nos ha perjudicado desde tiempos de Rodríguez Zapatero, o un corredor mediterráneo digno, que permita mejoras estructurales a nuestros sectores productivos y a nuestro comercio, o un respeto hacia la agricultura como medio de vida de un gran número de familias valencianas, o un trasvase Tajo-Segura, que provea del agua necesaria a la Vega Baja del Segura, con excedentes de agua que otras comunidades van a dejar acabar en el mar. Son solo algunos ejemplos de lo que debemos exigir. Un respeto de todos, igual al que nosotros tenemos por los demás.

Nuestra bandera, nuestro himno y nuestra lengua suponen, desde siempre, nuestras señas de identidad básicas, pero no olvidemos que nuestras reivindicaciones marcan nuestra vida como pueblo que quiere progresar, crecer y sobrevivir, en comunidad pero sin injerencias, en una valencianía entendida en el conjunto de una españolidad que también nos representa y debe establecer una reciprocidad en las «noves glòries a Espanya» que cantamos siempre en nuestro himno.

El Derecho Civil valenciano es nuestro derecho, el que nos creó como pueblo con identidad propia y el que ha regido y dirigido a esta tierra durante siglos. No podemos permitir, de ninguna manera, que se utilice como moneda de cambio para nada ni por nadie, puesto que quien comercia con nuestro Derecho está comerciando con nosotros sin nuestro consentimiento.

Esa unión que percibí el domingo entre quienes defendíamos cada una de esas reivindicaciones, incluso la de tener un Valencia CF que sea, de nuevo, valenciano, es la base más sólida que puede regir nuestro futuro como una Comunitat próspera y sólida, como a todos nos gustaría ser y sentir.

Por justicia, por utilidad y por identidad, no podemos levantar los hombros ante esta realidad. Son ya años los que lleva parada una reforma constitucional que debe incluir el respeto y la aceptación a estas señas de identidad nuestras. La Asociación de Juristas Valencianos tomó el Derecho Civil valenciano como bandera y su labor fue respaldada por más del 99% de los Ayuntamientos. Pero no es solo una cuestión de instituciones, sino de todos los que nos enorgullecemos de ser valencianos. Nunca haremos mejor inversión que defender nuestra identidad porque, con ella, estaremos creando valencianía y poniendo en valor la historia de lo nuestro.

Carlos Gil Santiago
Alcalde de Benavites

 

 

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