De nuevo, el Malecón.
Ya hemos perdido la cuenta de las propuestas, las sentencias, los recursos y los callejones sin salida que hemos conocido en tantos años de acciones reivindicativas. El más reciente paso de este via crucis ha sido la resolución del deslinde, que excluye al Malecón de Menera de figurar dentro del dominio marítimo-terrestre, por parte de la Dirección General de Costas. Este órgano de la Administración, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, parece obcecado en mantener una posición que contraviene su propia definición de lo que debe ser contemplado, o no, como dominio público marítimo-terrestre, y que cuestiona su función de servicio al interés general como principio y fin último.
Costas no ha cambiado ni una coma con respecto a su anterior resolución. No parece que hayan existido las alegaciones presentadas por el Ayuntamiento y resto de organizaciones. El ninguneo es flagrante. Ni siquiera se justifica lo más básico: cómo una zona con una afección marina demostrada puede escapar de su condición propia. Sólo hay una palabra para referirse a ello: arbitrariedad.
Sabemos que existe un conflicto de intereses.
Sabemos que la raíz del problema se fundamenta en su consideración de propiedad privada en un dominio público. Lo que es un absoluto sinsentido.
Sabemos que se modificó la zona marítimo-terrestre en 2014, saltándose la Ley de Costas, el artículo 132 de la Constitución y todo lo que hiciera falta.
Pero también sabemos que, independientemente de todas las cuestiones legales que se puedan plantear, hay una solución política que podría deshacer este embrollo. Para contrarrestar la arbitrariedad es necesaria la valentía para actuar con resolución y firmeza. El pueblo lo merece, lo necesita y lo espera de sus representantes.
Resulta muy desalentador que un ministerio bautizado de manera grandilocuente como de Transición Ecológica y Reto Demográfico, no demuestre que le importe la recuperación de un espacio para beneficio de los ciudadanos, de la ciudad y del medio ambiente.
Un artículo publicado en noviembre del 2019, y firmado por Ramón García Ortín, se cerraba con esta reflexión tan pertinente como vigente hoy en día: «(…) tanto el Ayuntamiento como los ciudadanos, no sólo debemos estar vigilantes, sino ser los principales dinamizadores para que el malecón, íntegramente, sea un espacio de recreo y esparcimiento para la ciudadanía. Porque es nuestro, de todos. Cualquier actuación que implique una nueva privatización sería un robo, una falta de respeto a nuestro pueblo y una patada a nuestra dignidad».
No pudo decirlo más claramente.
Todos los partidos políticos representados en el Ayuntamiento, por una vez, están de acuerdo en que el Malecón debe ser público y verde. Incluso llegó a ratificarse en un histórico Pleno del Ayuntamiento. Aprovechemos esta inaudita sintonía para unir todos los esfuerzos por este objetivo común. Partidos, asociaciones de vecinos, organizaciones ecologistas, patrimoniales, culturales y toda persona son bienvenidos para luchar por el Malecón. No es momento de que cada uno haga la guerra por su cuenta. Que nadie busque el protagonismo para secar rédito particular. Salgamos unidos, de una vez por todas, a luchar por un MALECÓN PUBLICO Y VERDE. La ocasión lo merece.
María Ángeles Soriano
Portavoz de la comisión del Camp de Morvedre de Acció Ecologista-Agró
