Residencias, geriátricos y “pandemias”

Escrito por Ramón García Ortín
Viernes, 20 Enero 2023 21:03

El 30 de diciembre del pasado año, en esta sección se publicó un artículo de Ricardo Ruiz, expresidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos, donde mostraba algo más que su indignación por el tratamiento que habían recibido los ancianos en los geriátricos y residencias durante “la pandemia”. Aportaba una serie de datos para justificar dicha indignación, 34.298 muertos en las residencias, destacando a Castilla la Mancha con 3.263 de esos fallecidos, lo que supone la mayor tasa de mortalidad de toda España, superior a las de Madrid y Cataluña, que les siguen en este siniestro ranking, según el Instituto Nacional de Estadística.

Voy a añadir un dato oficial más, aportado en el último Boletín Epidemiológico de Aragón, correspondiente a diciembre del año 2021, el número de fallecidos en residencias por COVID desde el comienzo de la pandemia hasta esas fechas fue de 1.672, en esa comunidad, mientras que, en el ámbito laboral, así como en el educativo, incluidas las guarderías, no se había producido ni un solo fallecimiento.

El porqué de estos significativos datos lo podemos encontrar en el artículo que una semana antes, el 23 de diciembre, publicó José Manuel Pedrós, con el título “El estrés”, en este mismo periódico, decía: «…los expertos coinciden en que el estrés, sobre todo cuando es muy importante, o permanente, afecta poderosamente al cuerpo y a la mente. Según esos expertos, el estrés constante hace que nuestro sistema inmunitario no nos proteja lo suficiente, y seamos más propensos a desarrollar o a contagiarnos de diversas enfermedades al bajar nuestras defensas».

El pánico y el estrés producido durante la “pandemia”, por los confinamientos y el resto de las medidas tomadas en lo que ya se viene en llamar “el mayor experimento psicológico y social de la historia”, explican la mortalidad producida entre los ancianos y personas más vulnerables, sobre todo en las residencias, donde afectaron tanto las medidas que se tomaron como, y especialmente, las que no se adoptaron.

Ricardo Ruiz, ante el silencio y falta de respuesta de la justica a las denuncias y querellas presentadas por los familiares de los residentes fallecidos se pregunta: «Muchos muertos son para que se mire, supuestamente, para otro lado. ¿Seguirán así las autoridades?» A esto habría que responder que, a menos que se constituya un nuevo Tribunal de Nuremberg, efectivamente, se van a ir de rositas, porque caben ya pocas dudas, a la vista de los datos que puede cotejar cualquier interesado, de que el verdadero virus pandémico eran las autoridades. Por los datos aportados por Pedrós, se sabía perfectamente el resultado de las medidas anti-Covid y el estado de shock en el que iba a quedar la población.

Las autoridades, el gobierno, sumisamenten sigue sin rechistar los dictados de Washington en la guerra del imperio por mantener su hegemonía mundial. El experimento psicológico y social ha resultado ser una serie de maniobras prebélicas que han dejado colgadas sobre nuestras cabezas para reactivarlas en el momento que consideren oportuno para arrastrarnos maniatados a una negra aventura.

No es suficiente, como hace Ricardo Ruiz, con maldecir al gobierno, a la judicatura y a las empresas propietarias de las residencias, por lo que han hecho, si no somos capaces de movilizarnos para detener la barbarie nos esperan tiempos amargos. Este objetivo, que es necesario, se nos presenta difícil teniendo en cuenta que las organizaciones en las que confiábamos, que históricamente han luchado por el pan, la paz, la justicia y el trabajo, están comiendo en la misma mesa que los que están llevando a la humanidad, al hambre, a la guerra, al autoritarismo y al paro. Se han comportado como colaboracionistas de lujo durante la “pandemia”, disfrazando de solidaridad y responsabilidad su cooperación. Eso sí, en un alarde de perspicacia, imitando a Gila detective: «Aquí alguien ha matado a alguien, y no quiero señalar», ante la escalofriante subida de los precios de los alimentos, que ellos mismos, con su política desde el gobierno han fomentado, proclaman: «Aquí alguien se está forrando», y ya está, misión cumplida, la imagen ha quedado lavada.

Ramón García Ortín
Matemático y licenciado en Derecho

 

 

SUCESOS

SALUD