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In memoriam Padre Jaime

Escrito por Vicent López i Borràs
Jueves, 03 Noviembre 2022 10:46

Corría el año 1947 cuando en la primera quincena de septiembre llegó el P. Jaime Pons a la comunidad de PP. Paúles de Puerto de Sagunto que residían en la iglesia Nª Sª de Begoña. Vino destinado por sus superiores desde el Seminario de l’Espluga de Francolí, donde era profesor y ecónomo.

Nacido en Binissalem el 8 de noviembre de 1913, fue ordenado sacerdote el 1º de marzo de 1942 y celebró su primera Misa días más tarde en la solemnidad de San José.

A su llegada al Puerto de Sagunto se le adjudicó la atención del despacho parroquial y de la comunidad de Trinitarias que regentaba el Sanatorio. Al poco tiempo se le encomendó la dirección espiritual de los grupos de Acción Católica, la docencia tanto en el Colegio Nª Sª de Begoña como en la Escuela de Aprendices, y fue nombrado también confesor de las Claretianas del Colegio María Inmaculada

Rápidamente conoció la situación de la población y se percató de las necesidades de los más pobres y esta fue su mayor dedicación. Él mismo relata que recién nombrado párroco, pocos años más tarde, quiere conocer sus feligreses y empieza por la huerta con sus incipientes barrios donde descubre "mucha pobreza, incluso viven gentes en los antiguos refugios de ametralladoras".

En 1953, con la creación de las 4 primeras parroquias, se le confió la parroquia Nª Sª del Carmen que se instalaría en lo que iba a ser la capilla del Colegio Nª Sª de Begoña. Tomó posesión de la misma el 9 de marzo del año siguiente, aunque el templo fue consagrado el 18-X-1957.

Podemos definirle como «caridad sin límites» por lo que todo el mundo le apreciaba y respetaba aceptando siempre todo y cuanto dispusiera, pues todo lo que hacía este peculiar sacerdote estaba bien. «Todo quedaba enmarcado en su compasión y generosidad rayana en la ingenuidad», se lee en su necrológica del Boletín Informativo de la Provincia de Barcelona de la CM (vide nº 18, pág. 4. Marzo 1974-Enero 1975).

Promotor de las casas para los sintecho en el barrio que lleva su nombre, y de un cine parroquial, cuyo beneficio iba destinado íntegramente a obras de caridad. Trató, tal vez el que más en su contexto, mejorar la vida de nuestros vecinos, y la sociedad, confrontando y repudiando la nueva moral de la comercialización por los sentidos, adelantada proféticamente por él ya en 1963, al afirmar que las falsas doctrinas del materialismo, transferidas de padres a hijos por sistema, es una de las causas por las que los trabajadores se alejan de Cristo y de la Iglesia. (Vide Anales CM 1965, pág. 302-309).

Pese a la fama de santidad unánime en el sentir de la población tanto religiosa como no religiosa, se le puede «reprochar» cierta debilidad con los dulces y no tener cuidado con la diabetes que padecía. Motivado por esa Caridad plena, se desvivió por los demás sin preocuparse por sí mismo y la salud jugó en su contra falleciendo por un coma-diábetico el 19 de agosto de 1974, en la parroquia en la que había entregado su vida.

Su sepelio, y la manifestación de duelo y cariño que se le profesó, pasó a los anales de la historia más reciente de esta ciudad, no volviéndose a ver acto similar. Toda la ciudadanía, de toda profesión religiosa, estatus social e ideología política se hizo presente en su entierro, impidiendo, además, que fuera llevado al cementerio en coche fúnebre siendo portado a hombros como máxima señal de respeto y admiración. Aún hoy, más de 48 años después de su defunción, no faltan flores ni monedas de promesas en su tumba.

Vicent López i Borràs
Promotor de la causa del Padre Jaime