El Robin Hood español

Escrito por Francisco Gómez Caja
Viernes, 29 Julio 2022 21:01

Hace unos días hable por teléfono con un amigo y comentando de cómo está el patio me dijo: «No me digas nada, hace unos días salí de una institución bancaria, y me hubiera gustado estar en América, porque allí es muy fácil llevar una pistola en el bolsillo».

Recuerdo cuando un joven me pregunto, porque las preferentes habían arruinado a tantas personas mayores. «Porque creían que estas instituciones eran sagradas, si lo eran en la dictadura, donde además se repartían los beneficios en temas sociales, como no iban a ser en la democracia, el gobierno del pueblo, para el pueblo». La realidad es que esta pregunta se le puede hacer a nuestro actual presidente del gobierno, doctorado en economía; como consejero de Caja Madrid dio luz verde a la emisión de estas entre el 2007, 2008 y especialmente en el 2009, donde gracias al Partido Popular y a los corruptos como Pedro, se llevo a cabo la mayor emisión 3.000 millones de euros «había que robar los ahorros de los currantes».

Los poderes factico capital y estado, han hecho una sociedad frustrada, todo son ataques sobre todo a lo que antes más se respetaba (los ancianos), y ahora se denigra y envilece por haber sobrevivido a la pandemia (y no saber informática). Unos responderían de forma violenta como mi amigo, y otros que tienen la guerra interiorizada están inmensos en una depresión de caballo que los mantiene fuera de la realidad. Dicen que «la depresión es la enfermedad de una sociedad que sufre de excesiva positividad»; lamentablemente supongo que se han dado cuenta que no hay a la vista responsables de esto, no hay contra quién dirigir la revolución, no sabemos decir de donde proviene la represión. Quizás sea porque la comunicación ha degenerado en un intercambio de información, las relaciones se han reemplazado por conexiones, y así solo se enlaza con lo igual ¡lo igual no duele! y estamos perdiendo la capacidad de la ira y de la indignación, y nos encontramos luchando consigo mismo.

Se dice en prensa que esta ola de calor hasta ahora ha traído la muerte de más de 300 trabajadores en su puesto de trabajo. Se habla y se habla pero son diálogos para sordos porque nunca se llegue a fondo de la cuestiones, todo se queda en lo anecdótico y poco más. La realidad es que para hablar de este y otros temas similares hace falta una conciencia social colectiva que prácticamente ha desaparecido de nuestras vidas.

Quizás aun no nos hemos dado cuenta de la doctrina que nos gobierna, es la de la privatización de empresas y de servicios que estaban en el sector publico «el sector privado es más eficiente», y este es partidario de la reducción del gasto social, de propiciar la libre competencia, de las grandes corporaciones, de dejar a un lado a los gobiernos y de debilitar y desintegrar los sindicatos.

Todos los aspectos de la vida de una sociedad deben de estar subordinadas a las leyes de mercado; «en teoría esto debería generar mejores condiciones de vida». ¿Cómo es la realidad? La realidad es que esta sociedad de trabajo y rendimiento no es una sociedad libre. La economía las grandes corporaciones imponen sus normas y a los gobiernos están subordinados a ellas. Cuando el Sr. Sánchez dice algo sobre el tema de las energías, los impuestos a los bancos y otros, es todo mentira. Por su trayectoria todos sabemos que nunca dijo una verdad, todo lo que vende es populismo barato. «Antes era Superman todo lo podía, nos salvo de la pandemia, y más de lo más; ahora es el Robin Hood que quita a los ricos y se lo da a los pobres».
Sánchez pacto con Mamemos castigar a la banca, supuestamente una medida anti inflación, la realidad una medida totalmente populista. Ya algunos de esos de los más de 700 asesores que tiene el presidente, y que nos cuestan 26 millones de euros, le han dicho que cobrar otro impuesto, o aplicar tributos nuevos a los servicios financieros implica una doble imposición, prohibida legalmente. Los servicios financieros tienen su propia tributación dentro del IVA por mandato de la UE. Todo es una cortina más de mentiras, porque es tal la maraña de impuestos que pagamos todos los españoles que desde un punto legal no hay hueco, (pero tantas cosa se hacen y no son legales). «Debemos recordar que la “Chiqui” ministra de hacienda, la que robaba la herencia de los muertos en Andalucía, ahora tiene de machacas a las entidades bancarias para robar a los vivos y a los muertos, dicen que tienen que ir devolviendo lo que robaron con las preferentes».

«Al Robin Hood español ya hace mucho tiempo que las grandes corporaciones lo tienen cogido por sus partes blandas». Claro que para él los parados que se manifiestan, los transportistas que no pueden trabajar, los autónomos asfixiados, los agricultores y ganaderos y todos los que sufren las ineficaces medidas económicas forman parte de los poderosos que conspiran contra su gobierno. Quizás ahora toque cantar «¡Arriba parias de la tierra! ¡En pie famélica legión! Atruena la razón en marcha: es el fin de la opresión».

Lejos de hablar de la nefasta clase política que tenemos, es que hemos caído en una gran trampa. La sociedad que nos han creado y a la que como borregos hemos caído, es una sociedad de trabajo y rendimiento, y aquí es donde nos hemos puesto las cadenas. El amo mismo se ha convertido en esclavo del trabajo, y cada cual lleva consigo su campo de trabajo forzado, en este campo se es prisionero y celador, víctima y verdugo a la vez. «Así uno se explota a sí mismo, haciendo posible la explotación sin dominio».

La actual sociedad caracterizada por el hiperconsumismo es la que hace que las personas se exploten a si mismo bajo la creencia de que así crecerán, cuando la realidad es que las personas se han reducido a números. No nos damos cuenta que la información que se comparte de forma voluntaria la aprovecha el sistema para la explotación humana. Nos convertimos en un dato, en una cifra, perdiendo nuestras diferencias. El rechazo a lo diferente es típico en este sistema, lo que importa son los números y al sujeto se le demanda un exceso de productividad, la medida final es para que en última instancia el consumismo en la sociedad no decaiga. Así se vive con la idea de que al ser más productivo, serás más feliz, ganaras más dinero, obtendrás más reconocimientos y serás más apreciado.

Mas allá de lo político y económico hay que reflexionar sobre el estilo de vida actual, porque el exceso y las condiciones de trabajo que ahora matan por los golpes de calor, ya desde hace mucho tiempo que matan y siguen produciendo ansiedad, depresión y demasiados suicidios (4.000 en un año). Esta dictadura empresarial moderna demanda tantos sacrificios tiempo y energía que agota y deshace a las personas. ¡Patético!

Un abrazo de Paco.

Francisco Gómez Caja

 

 

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