Ley que equipara a víctimas con verdugos

Escrito por Francisco Gómez Caja
Viernes, 15 Julio 2022 21:02

En el año 2010 tuve la oportunidad de estar una semana viendo Alemania. Tenía cierta inquietud en que algún alemán me contara algo del porque, o el cómo vivió la guerra la clase más humilde del pueblo. Pero nadie habla de lo que sucedió. En las escuelas solo se dice «esto no debe ocurrir más, y como sociedad debemos de estar atentos para que así sea». Y fuera «quien en la calle defienda de forma pública el régimen de Hitler es condenado a tres años de cárcel, y quien niegue lo relativo al Holocausto a cinco años».

Dicen los más intelectuales que piensan y razonan, que es profundamente saludable tener derecho a olvidar. Un derecho que tiene cualquier victima ante muchos acontecimientos tan traumático vividos en nuestro país. ¿Tienen derecho los AGRESORES a olvidar y a que nos olvidemos de ellos?

La ley promulgada por ZP de memoria Histórica, ampliada con el proyecto de ley de Des- Memoria Democrática propuesta por el Sanchismo y sus aliados de la presunta “extinguida” ETA, impide a los asesinos sentir duelo y arrepentimiento por los crímenes cometidos.

No creo que se pueda perdonar a los que no solicitan perdón. Los criminales de ETA jamás lo han solicitado. Nunca se arrepintieron de sus crímenes, menos aun sintieron duelo, dolor por sus víctimas. Pero si se aprueba la nueva ley, por desgracia para ETA y sus marcas blancas, será el parlamento el que cierre la oportunidad de pagar su deuda y redimirse de sus crímenes. Los buenos, las víctimas serán los malos, y estos últimos serán buenísimos, porque esta ley equipara a las víctimas y a los verdugos. A partir de esta ley da igual que se ponga el límite en 1978 ó 1983 a los asesinos se le cierra en términos políticos y jurídicos la posibilidad de “redención” moral y ciudadana. Fueron, son y serán siempre asesinos.

Muchos intelectuales y catedráticos de otros países han venido al nuestro, y nos han transmitido durante muchos años, como habíamos hecho una transición tan limpia, tan rápida y tan ejemplar, y cuanto mejor que tantas otras en el mundo. En tiempo record fuimos capaces de hacer el tránsito hacia una sociedad democrática “Gracias a que optamos por el Olvido”

Estoy de acuerdo con los que dicen que recuperar el pasado es algo indispensable, una condición necesaria para construir un presente y futuro; sin embargo el pasado no puede regir y condicionar los tiempos en que vivimos atándonos sin remedio al ayer. Los agresores no pueden tener derecho a olvidar ante una víctima que quiere la verdad. Como con todo material inflamable tocar el pasado exige cuidado y delicadeza. La memoria dejada en manos del entusiasmo, la cólera, o utilizada políticamente puede ser una bomba de relojería.

Conocer la verdad es necesario siempre. El peligro, el demonio, está en el uso que hagamos de esa verdad. Erigir un culto a la memoria por la memoria, o hacer un uso político del dolor para seguir alimentando sentimientos de venganza, que es lo que pretende el Sanchismo es más que detestable. Todo está dirigido aunque quizás ahora no lo veamos, para aprobar una ley ideológica que tape lo fundamental “España no existe como nación”. Si se aprueba esta ley dependeremos de la “normalidad” dada a unos asesinos confesos y juzgados.

La memoria no es una excusa para la injusticia. Esta debería servirnos para aprender de las lecciones y sufrimientos pasados, y para evitar lo que se produce hoy, y podría darse mañana. “La historia debe de ser una aliada que nos ayude a ver los horrores pasados, y no para justificar actos presentes en nombre de sufrimientos pasados”.

Ojalá en algún momento nos atrevamos colectivamente a mirar de frente a la verdad, a vivir el perdón autentico para ayudarnos, así (por lo menos) que esos mismos males no sigan visitándonos.

Los desafíos políticos, económicos, territoriales y sociales que afrontamos ahora no son menores que los que tenía España en junio de 1977. Solo que ahora se pretende dibujar una línea roja que divida a los españoles en dos mitades, se pretende poner en cuestión la legalidad y la democracia como si fueran conceptos indisociables. Confío que pronto las nuevas mayorías las lideren personas tolerantes, y no aquellos a los que les sobra una parte de los españoles, y que pretenden moldearnos a base de ingeniería social.

La memoria de la historia se tuvo presente para unir y no para dividir. No existió amnesia histórica sino magnanimidad, tolerancia, concordia y reconciliación. Hoy nuestra tarea es preservar ese legado y continuar la historia que nos ha permitido el periodo más prospero y pacifico de nuestro país. Solo empañado por demasiados políticos corruptos a los que hay que abandonar.

Un abrazo de Paco.

Francisco Gómez Caja

 

 

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