Guerra, hambre y gobierno nefasto

Escrito por Francisco Gómez Caja
Viernes, 03 Junio 2022 21:02

Hay un filósofo llamado Agapito Maestre, que con un gran conocimiento e inteligencia ha dicho: “Nadie se salvara de las repercusiones de esta guerra de Putin contra el Occidente democrático, desde los panaderos de Oriente Medio y del Norte de África, hasta los fabricantes de galletas de Aguilar del Campo”. Esto que dicho así puede tener hasta cierta ironía indirecta, resulta tan profundo como que Ucrania se le conoce como la gran panadería del mundo, sin su trigo el precio del pan explota, porque no hay suficiente en el mundo.

Ucrania exporta la mitad del aceite de girasol que consume el mundo, el 15% del maíz y 12% del trigo. Alimento para 400 millones de personas, y una parte importante de todo esto, unas 25 millones de toneladas están bloqueados en los puertos del mar Negro por las tropas rusas. Dentro de un año no habrá ni un 25% de la cosecha pasada. Porque los agricultores se enfrentan a minas, proyectiles incrustados en los campos, y trampas explosivas creadas por una granada de mano y un cable trampa. A esto se suma el robo de tractores, cosechadoras y otros equipos, y el ataque a silos de grano con artillería y misiles.

Ya se ha dado la alerta por el grave impacto que la guerra está teniendo en la crisis alimentaria. Es el segundo frente creado por Putin “La guerra del hambre”. El secretario general de ONU ha dicho “Si no alimentamos a la gente alimentamos los conflictos” En Europa el precio del trigo ha subido un 74% desde Enero, y esta incertidumbre y la falta de alimentos está provocando protestas en todo el mundo. Un total de 1.700 millones de personas en más de 100 países se ven directamente afectadas por la incapacidad de Ucrania para exportar su grano, muchas de las cuales viven en países en desarrollo.

Según un informe del Instituto de Comercio Exterior el 42% del cereal que importamos los españoles proviene de Ucrania, esto repercute en varios alimentos, así como el hecho de que somos uno de los mayores productores de piensos. Así empieza la cadena de repercusiones negativas, y lo que ya se ha empezado a notar por el desorbitado aumento de los precios, seguirá en aumento, y seguiremos cada día siendo más pobres. Porque resulta interesante que los impuestos que restan un 35% de la economía de un hogar medio, en las familias más pobres asciende a un 41´3%. Estas cifras debía de frenar el afán recaudatorio de los partidos en el gobierno como PSOE y Podemos, que no quieren ver, y aunque siguen cacareando sus mentiras, la realidad es que con estos impuestos contribuyen a apuntalar la pobreza. Claro está que “una cosa es predicar otra dar trigo”. Y con estos impuestos ellos siguen apuntalando su corrupción, sus privilegios, sus despilfarros, y sus 8.000 euros de sueldo.

Hace dos meses 400.000 agricultores y ganaderos le dijeron en Madrid a este gobierno, que lo que está pasando es su ruina, porque su trabajo no les da para afrontar los costos, cuando se ha triplicados los precios de los piensos, de la luz, de la gasolina etc. y le dicen al gobierno que abran los ojos y vea la realidad, para que lo que ellos producen reciba un precio justo, y el dinero no se quede en los eslabones intermedios. En una palabra que se cumpla la ley de la cadena alimentaria porque “El país se recuperará con el campo, nunca sin el campo y menos aun contra el campo”

Y cambiando de tercio sin salirme del contexto. Tenemos un país que desde mi prisma ha sido siempre muy mal gestionado por políticos corruptos en muchísimos sentidos. Quiero recordar, porque la historia no se puede hacer a la carta como pretenden los socialista. La realidad es otra muy distinta y de “aquellos lodos vienen esto barros”.

La mayor parte de los males que padecemos son las consecuencias de decisiones erróneas, de descuidos, de afanes, de desordenes previos, e incluso de hechos que en su momento no parecían importantes, pero sobre todo son consecuencias del exceso de poder, del egoísmo de su ineptitud y sobre todo del endiosamiento en el cargo, al gestionar sin control, se han creído más que el resto del mundo, y con su ceguera se han convertidos en psicópatas, que hacen el mal sin impórtale lo más mínimo.

¿Sabemos cómo pagamos nuestra entrada en la CEE actualmente CE? No creo que nadie en este pueblo haya olvidado el año 1984 y el proceso de desindustrialización nacional, que los socialistas empezaron en nuestro pueblo con la siderometalúrgica, después la naval y sus astilleros, las químicas y petroquímicas, etc. etc. sin olvidar la agricultura y la ganadería con toda su industria de procesados. Vendieron todas las empresas más rentables, las que actualmente nos sangran y son las dueñas del país y de nuestro destino. Pero no nos lamentemos, a ellos les dieron el carnet de demócratas ante sus socios europeos, y a nosotros nos convirtieron en un país de servicios, porque los gobiernos que vinieron después siguieron en la misma línea. Los países del norte de Europa eliminaron su gran competidor en la industria y en la agricultura, a cambio de unos fondos limosna que sirvieron para enriquecer a las elites políticas, al mismo tiempo que creaban un millón más de parados.

Lo que más me repatea y lamento cada día, es que los españoles debíamos de vivir en un sistema pacifico de convivencia y de armonía, de humanidad y de humanismo con los demás. Pero vivimos en un estado de crispación y polarización, con miedo y con un rencor perverso y resentido con todos y con todo. ¿Porque hemos llegado a esto? Desde mi verdad les diré:

- No hay una separación de poderes (los partidos se permiten nombrar a los altos magistrados).

- El ciudadano debe ser soberano y protagonista (solo se nos convoca para votar).

- La ley debe ser igual para todos (se aplica según convenga).

- No hay sociedad civil que sirva de contrapeso del estado (los partidos lo controlan todo).

- No hay una prensa libre y critica capaz de fiscalizar a los grandes poderes (cuando la democracia les encomienda servir a la verdad).

La realidad, estamos dominados por una tiranía de partidos con disfraz de demócratas

Un abrazo de Paco

Francisco Gómez Caja

 

 

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