El silencio de mi "calle"

Escrito por Luis Ballester Moreno
Miércoles, 25 Mayo 2022 18:29

Da igual la hora que sea y también si es mañana, tarde o noche; ya no se oye ni ladrar perros si es que alguno queda.

La calle está muy limpia, la asfaltaron y arreglaron las aceras el año pasado. No se puede aparcar, no dejaron sitio porque es estrecha. Ahora, entre que no hay baches y estos coches nuevos que no hacen ruido al circular, no se siente nada. Solo los días de mercado hay un poco más de movimiento. Por un lado es bueno, tranquilidad, por otro no porque parece que estuviera uno solo en el barrio y da casi miedo ver todo tan quieto y silencioso.

Desde donde estoy puedo ver muchísimas terrazas de otras casas. No veo a nadie. O son viviendas vacías (cosa que no es) o todo lo que tengan que hacer está dentro, o están todo el día viendo “la tele” o no tienen necesidad de salir fuera para nada. Ni lo sé, ni pretendo inmiscuirme en la vida de nadie pero… con el tiempo que nos queda de estar en la oscuridad, cómo se puede prescindir de algo tan esencial como gozar del sol, la luz natural y un cielo tanto de día como de noche como el que tenemos.

Es un barrio viejo, sí, y hay muchas personas mayores, con más motivo, porque el día de hoy ya no vuelve, el otro será mañana y ese mañana ¿Hasta dónde llegará? Tampoco se ven plantas, ni flores, solo antenas y ropa tendida y ¿quién tiende y recoge la ropa? ¿No me estaré quedando ciego y sordo? Si no fuera por el piar de algún gorrión (pocos) o el paso de alguna paloma se podrá pensar que estamos en un pueblo de la España vaciada. Por no sonar no suenan ni los trabajos del puerto; bueno no sonarán porque movimiento se ve poco. Las grúas están casi siempre paradas y otras máquinas tampoco se oyen. Los barcos llamando a los remolcadores para que los muevan, deben hacerlo por señas porque hace tiempo que no siento su potente pitido.

Menos mal que todo esto queda compensado por cómo cambian las cosas en ciertas fechas del año. Por ejemplo: cuando se van aproximando las Fallas. Entonces estas calles se transforman y empieza el bullicio de preparativos y por tanto, la gente se mueve y la vida se siente estar. Y como contrapunto a este silencio, ahora para llevar la contraria, la banda de tambores del Puerto se ha puesto a ensayar y se oye desde aquí perfectamente. Por eso en ésta vida no te debes quejar de nada porque como dice el refrán, “donde no hay lágrimas hay suspiros” o como dijo el otro, “el hombre no está hecho para comprender la vida, si no para vivirla”. En fin, con silencio o con ruido, lo importante es sentirse a gusto con uno mismo y si además puedes hacer algo por tu vecino o cualquier otro prójimo, pues miel sobre hojuelas.

Yo tenía una abuela, la madre de mi madre, que estaba llena de refranes y era una persona con una sabiduría popular que daba gusto oírla. Decía que en ésta vida se puede ser bueno pero no tonto, porque algunos confunden lo uno con lo otro y piensan que eres presa fácil. Esto viene a que su marido, mi abuelo, que era conserje en el ayuntamiento de su pueblo, tenía la costumbre de cuando alguien le pedía un favor o algo que necesitaba, o simplemente le decía que no había comido en dos días, decirle: Llégate a mi casa y dile a mi mujer que te ponga de comer y te dé algo para tu familia. Y mi abuela hacía lo que podía por aquella persona y cuando mi abuelo llegaba a casa le decía: Pero bueno Manuel, si casi no nos llega para nosotros ¿cómo me haces esto? Anda mujer, Como le vas a negar un plato de comida a quien te lo pide. Sí pero no es un plato, son varios a la semana y eso no nos lo podemos permitir nosotros. Como vuelva a ocurrir, te lo mando de vuelta con un encarguito que te va a gustar. Pero que va, la escena se repetía una y otra vez. A mí me decía: Hijo tu aprende a tener paciencia que las prisas nunca son buenas y cuando no puedas con algo, déjalo que se arregle solo, que la naturaleza además de sabia, es especialista en enderezar entuertos. Y principalmente, no prometas lo que no puedas cumplir por muy buena voluntad que tengas. Y me hablaba de muchas cosas que ahora después de muchos años y tantos cambios en la forma de vivir que tenemos, siguen siendo de plena actualidad. Otro día os contaré más cosas de ella.

Luis Ballester Moreno

 

 

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