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Empacha o muere

Escrito por Amira Fernández Ramos
Viernes, 06 Mayo 2022 21:03

Estos últimos días hemos podido leer (con un solo click) muchísimas noticias sobre Netflix, la pérdida de unos 200.000 usuarios y su desplome en bolsa. Los motivos que se han ido exponiendo son varios: la guerra, los competidores que han ido cogiendo series de su canal (como HBO con Friends, entre otras) y factores económicos que no me corresponde a mí explicar. Además, Netflix lleva tiempo amenazando con no permitir compartir la cuenta y ahora suma otra guinda al pastel: la de pagar menos a cambio de tener publicidad.

Sin embargo, hay un factor que han mencionado distintos medios y que creo que compartimos: el exceso de contenido. Contenido que no es muy bueno, la verdad. Algunas películas de Netflix parecen las de Antena3 de domingo por la tarde. ¿Por qué toda esta producción a tope? ¿Nadie les ha dicho que lo breve y bueno, dos veces bueno?

Sí, es cierto, Netflix pega pelotazos. Pero, si ahora me pongo a pensar… ¿Cuántos pelotazos pega al año? A lo mejor había subestimado a su público. Quizá creía que seríamos máquinas de tragar contenido sin sentido, capítulos sin sentido, uno tras otro, serie tras otra. Mientras escribo esto, me imagino a una persona en el sofá y desde el televisor, un tubo conectado a su boca que le hace comer las bazofias que últimamente produce esta plataforma de streaming. Como esos tubos del supermercado donde los cajeros y cajeras meten billetes. De pequeña flipaba con ese mecanismo. Un mecanismo que podría ser la metáfora actual. Usuarios que pagan sus respectivas cuentas y producciones que viajan sin parar por esos tubos, una detrás de otra. La verdad es que resulta increíble que la misma plataforma que contiene en su catálogo la serie Black Mirror y su capítulo 15 millones de méritos nos ofrezca esta cantidad insufrible de contenido sin sentido para distraernos. Aunque, en nuestro caso, sin pedalear como locos.

Deberíamos actualizar la frase de John Lennon y decir que «la vida es eso que pasa mientras buscamos qué serie de Netflix tragarnos esta noche».

Os estaréis preguntando qué hace una científica escribiendo sobre los acontecimientos que vive esta empresa de entretenimiento. En realidad, es el ejemplo perfecto para explicar algo que sucede en la investigación y que, por desgracia, tiene el mismo efecto que Netflix: La pérdida de la calidad.

Los investigadores e investigadoras tienen como objetivo encontrar el por qué de una enfermedad, una mutación, un gen travieso que provoca una reacción en cadena dentro de nuestro organismo. O bien, pueden dedicarse a buscar la terapia para una patología. O estudiar la dosis idónea para ensayos clínicos, por ejemplo. Esos experimentos, ensayos y resultados, finalmente, deben ser publicados para hacer llegar al resto de la comunidad científica sus últimos avances.

Cuantas más publicaciones, más posibilidades tendrán de obtener una beca, una subvención, nuevos proyectos y, por consiguiente, pasar a la siguiente pantalla. Es tanto lo que se tiene que publicar, que algunos tienen un pequeño truco bajo la manga: fraccionar los resultados en fascículos para tener más publicaciones. ¿A qué os recuerda esto? ¿A Netflix y su forma de estirar las series hasta convertirlas en temporadas sin sentido en las que ya no quedan ni los mismos guionistas del principio? Qué va…

Cuando se debe publicar tanto, se cae en el tremendísimo error de confundir la cantidad con la calidad (Vaya, ¿otra coincidencia?). Estar obligados y obligadas a publicar cada investigación que se realiza con el fin de sumar más puntos es lo se conoce como Publish or Perish (publica o muere). Lo que al principio te apasionaba, se convierte en un monstruo oscuro, en una ansiedad que no te deja. Si no se consigue publicar tu trabajo, no obtendrás esa beca, ni ascenderás en la escala científico – evolutiva. De ese modo, la ciencia se convierte en eso que pasa mientras estás intentando publicar.

Esa ansiedad es la que vivimos millones de suscriptores cada noche cuando vemos el exceso de contenido (sin calidad) que Netflix nos presenta desde hace un tiempo. Así que miles de suscriptores se dan de baja porque, entre otros motivos, el contenido ha perdido calidad y sentido.

En el mundo científico, el fenómeno de Publish or Perish es una de las causas que provoca más abandonos por parte de los científicos y científicas. Porque, seamos sinceros, las personas que se meten en una carrera de investigación, lo que quieren es justamente eso: Investigar.

Pero la ciencia se detiene justo cuando llegas al final de tu pantalla y un tapón no te deja avanzar.

Publica o muere
Produce o muere
Empacha o muere

Por desgracia, dejar la carrera científica no es tan fácil como eliminar tu suscripción de Netflix.

Amira Fernández Ramos