Resulta imposible negar la creatividad que siempre ha demostrado el pueblo valenciano. Solo hay que ver la cantidad y variedad de expresiones artísticas que, año tras año llenan nuestros calendarios.
Contrasta con esto la creación de la Ruta 99 presentada por la Generalitat Valenciana esta misma semana a bombo y platillo. Para los no iniciados, esta Ruta pretende unir todas las poblaciones de la Comunidad Valenciana que cuentan en su censo con menos de 100 habitantes. La idea, de por si, no tiene nada de original, más aún cuando se pretende darla a conocer como el Camino de Santiago valenciano. Es triste que una Comunidad con una personalidad tan marcada como la nuestra, tenga que referirse a reclamos externos a nuestro territorio para poner en valor algo que, se supone pretende ser nuestro. Si a esto añadimos que el Camino de Santiago es una ruta con una tradición histórica y un marcado carácter religioso, la comparación resulta poco menos que absurda.
Soy de la opinión de que resulta necesario tomar medidas de impacto contra el proceso de despoblación que se vive con crudeza en las comarcas del interior de nuestra Comunidad, pero no todo vale. Esta Ruta por mucho que lo pretenda, no puede ser un revulsivo para anclar población en estos municipios y, menos aún para revertir ese proceso de descenso demográfico. Si estas son las grandes ideas que se plantean desde la Agenda Valenciana Antidespoblación (Agenda AVANT), posiblemente haya llegado el momento de prescindir de este organismo en aras a, al menos, no indignar a los municipios que sufren este problema.
La despoblación, de la que ya he hablado muchas veces, no puede medirse mediante una foto estática del número de habitantes de un municipio. La despoblación, en si misma, es un proceso de pérdida demográfica sistemática que amenaza seriamente la supervivencia de un número de municipios bastante más numeroso que los 24 que se recogen en esta Ruta. Quizá por eso, la propia Agenda AVANT se autoenmendó con el anuncio de la creación de una futura Ruta 99 Plus, que integre a un mayor número de municipios afectados por el mismo problema. ¿Era necesario entonces, presentar ahora este proyecto de Ruta sin vertebración territorial alguna por la enorme distancia que existe entre los municipios que la integran? ¿Acaso la Ruta 99 es el mayor reclamo que la Generalitat podía presentar en Fitur y por eso no ha podido demorarse?
La despoblación es un problema grave que debe tratarse con la seriedad que requiere. No necesitamos salir de la comarca del Camp de Morvedre para encontrarnos con municipios que pueden tener, a medio plazo, una importante afección de este proceso, estando muchos de ellos muy lejos de esa frontera de 100 habitantes establecida por la Generalitat.
El turismo, por si mismo, nunca podrá ser el sector económico que revitalice las comarcas del interior. Para que así fuera, deberíamos llenar el territorio de recursos e instalaciones vinculadas al turismo y provocar una masificación que es, precisamente lo que el turista rural pretende evitar.
La reactivación económica de la Valencia despoblada, pasa por la dinamización del sector primario, esto es, agricultura y ganadería. Viendo el trato que la Generalitat da a los agricultores y ganaderos y dejando a parte, las declaraciones del ministro Garzón, que no merecen ni ser calificadas, el proceso de despoblación no puedo más que seguir avanzando como una mancha de aceite hacia el cordón litoral de nuestra Comunidad. Mejor nos iría si la Directora de AVANT pisara el territorio en moto, en bici o q pie, como recomienda para la propia Ruta y viese la cantidad de explotaciones agrícolas y ganaderas que van quedando abandonadas por falta de rentabilidad. Seguro que entonces, abandonaría estas ideas tan propias de película americana y aplicaría soluciones que pudiesen resultar más efectivas para el objetivo pretendido. Pero, para eso, es necesario prescindir de la comodidad del sillón y vivir en la carretera.
Carlos Gil Santiago
Alcalde de Benavites
