Un año más

Escrito por Carlos Gil Santiago
Viernes, 14 Enero 2022 21:01

Dice la sabiduría popular que “año de nieves, año de bienes”. Haciendo un poco de memoria, hace ahora un año, teníamos el país congelado con una borrasca cuyo nombre se hizo muy familiar: “Filomena”.

De haberse cumplido el dicho popular, 2021 debía haber sido un año sin igual, más aún cuando nacía como el mirlo blanco tras aquel aciago 2020 que nos tuvo encerrados en casa durante tantas semanas. Pero no fue así. 2021 acabó siendo otro año para olvidar, otros doce meses robados a nuestra vida social que, salvo contadas excepciones, volvió a verse alterada, por no decir coartada, por una pandemia que ya empezamos a ver como interminable.

Pero, como bien se sabe, la interrupción de la vida como siempre la habíamos conocido no es la principal consecuencia de una COVID-19 que se ha llevado a muchos conocidos, ha colaborado, de forma necesaria, con la quiebra de muchas empresas y ha sumido a muchas familias en verdaderos problemas económicos.

Con todo esto, pocos serán quienes recuerden a 2021 con una sonrisa, aunque es probable que sea porque pusimos demasiadas expectativas en la ansiada vuelta a la normalidad. No hay que olvidar que el proceso masivo de vacunación se quiso ver como la solución definitiva a este problema, pero no fue así. El virus se ha declarado más hábil que sus antídotos y ha mostrado en continuadas ocasiones que, si bien las vacunas alivian sus terribles efectos de las primeras olas, no son suficientes para erradicarlo por completo.

Vamos a tener que acostumbrarnos a que COVID va a ser una palabra que va a quedarse en nuestro vocabulario por un número indefinido de años. No hay inmunidad ni más protección que unas estrictas medidas de prevención que no siempre somos capaces de seguir. Los avances científicos y médicos paliarán, probablemente, en un corto plazo, la gravedad de esta enfermedad y quedará como una más en la lista de patologías que, año tras año, interrumpen la normalidad de nuestras vidas, pero no van a poder erradicarla, como en un principio se nos quiso hacer ver que se pretendía.

Si tenemos que acostumbrarnos a vivir con esto, deberemos adaptar los escenarios sociales, económicos y familiares a esta nueva realidad. Visto que el virus no está por irse, nosotros debemos adaptarnos a vivir con él. Especialmente porque, como ya he dicho, el sistema económico que daba soporte al estado del bienestar se ha desmoronado y no va a ser fácil devolverlo a su situación anterior.
2022 vuelve a ser un año para la esperanza. Pero no podemos dejar que las cosas pasen por sí mismas. Si queremos cambios, debemos ser protagonistas en su puesta en marcha. La inercia no nos llevará a resolver las cosas y, menos aún, a cambiar la estructura de nuestra sociedad y adaptarla a un escenario que no habíamos previsto y que, a día de hoy, no se ha sabido controlar aún.

No es cuestión de volvernos a encerrar. No es cuestión de vivir con miedo. No es cuestión de sentarnos a esperar a ver si se acaba. Debemos ser proactivos y adaptar un escenario que nos permita vivir con normalidad, nueva o conocida, los años que quedan por venir. Se trata de aprovechar cada día para avanzar, de demostrar, como tanto se ha dicho, que somos una tierra de oportunidades, capaz de reinventarnos ante cualquier situación adversa. No es la primera vez que vivimos una experiencia que amenaza con cambiarnos para siempre. Y es cierto, nos han cambiado, pero siempre hemos sabido dar lo mejor de nosotros mismos.

Si hay que vivir con COVID, vivamos, pero hagamos que la vida sea la que corresponde al siglo XXI. No olvidemos la responsabilidad personal de cada uno, pero tampoco la implicación colectiva que supone sacar adelante un proyecto conjunto de sociedad.

Con esto, con la aportación de cada uno y la cohesión social de la que siempre hemos podido presumir, podemos hacer que las esperanzas puestas en 2022 se hagan realidad. Si no, únicamente haremos que sea un año más.

Carlos Gil Santiago
Alcalde de Benavites

 

 

SUCESOS

SALUD