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Siempre vuelven a las andadas

Escrito por José María López Barquero
Viernes, 26 Noviembre 2021 21:04

A pesar de que tengo buena memoria, suelo documentarme para ser lo más riguroso posible, a la hora de abordar determinados hechos o momentos que considero importantes en nuestra reciente historia democrática. Asimismo, intento no entrar en el juego de la descalificación fácil, ni me dejo llevar por el odio o la polarización política y social que estamos viviendo en los últimos años, que además de poco edificante; nos hace peores como sociedad, enturbia la convivencia y debilita el sistema democrático que tanto costo conseguir.

Soy consciente de los enormes cambios que se han producido en la sociedad española desde las primeras elecciones democráticas en 1977, después de 40 años de dictadura, con el lastre sociológico y político que ello significa. Basta comprobar que la exhumación de Franco se ha producido 44 años después de su muerte o que un diputado de Vox lo calificara de «aquelarre profanador». Gobiernos del PSOE y PP con mayoría absoluta no lo hicieron. Incluso este 20 noviembre 2021 la Conferencia Episcopal española se ha negado a tomar medidas contra los homenajes a Franco, alegando que son celebraciones litúrgicas.

Importantes cambios como la incorporación de España a la Unión Europea , nuevos hábitos de consumo con nuevas tecnologías y digitalización de la información-desinformación: internet, teléfonos móviles y WhatsApp, infinidad de medios de comunicación que a todas horas nos bombardean con mensajes sobre todo, ‘realities’ o tertulias, poco educativas en mi opinión y donde el tono de la discusión se eleva con ataques personales y descalificaciones, predisponiendo a la ciudadanía al hartazgo, desapego y escepticismo ante la política. Hace 30 años existían 2 canales de TV y ahora funcionan multitud de cadenas privadas, autonómicas, internaciones etc.

Qué decir de las redes sociales, donde la mentira y la manipulación suelen circular más rápido que la verdad y, por tanto, con muchas posibilidades de éxito. Todo ello repercute y condiciona a gran parte de la ciudadanía a la hora de tener opinión y emitir su voto en las elecciones generales: aparecen nuevos líderes, entran en escena nuevas formaciones políticas, mayor pluralidad o fragmentación en el Congreso de los Diputados etc. Ha habido gobiernos monocolores de UCD, del PSOE y del Partido Popular, con o sin mayorías absolutas, hasta la llegada, por primera vez, de un gobierno de coalición con una fuerza como Unidas Podemos, situada ideológica a la izquierda del PSOE. La UCD de Adolfo Suárez no quiso ponerse de acuerdo con la Alianza Popular de Manuel Fraga, reconvertida hoy en el Partido Popular, ni Felipe González con Izquierda Unida, ya que prefirió apoyos de CIU y PNV, aunque sin asumir, estos partidos nacionalistas, responsabilidades de gobierno.

Si algo no ha cambiado en España han sido los ataques y campañas de acoso y derribo a un gobierno, por parte de la derecha política, mediática y económica. Con otros modales, en situaciones y contextos diferentes,también lo sufrieron los gobiernos de Felipe González y Rodríguez Zapatero que, aun reconociendo logros y avances, sobre todo en la etapa de este último, aplicaron políticas económicas de marcado carácter neoliberal, mucho más en la etapa de González. Políticas que fueron implementadas en mayor profundidad por los sucesivos gobiernos del PP, lo que ha significado un incremento de las desigualdades y de la pobreza en España. Histórico fue el slogan «Váyase Sr. González», pronunciado en varias ocasiones por José María Aznar, pidiendo la dimisión del propio González. Grave fue acusar a Rodríguez Zapatero de ganar las elecciones generales de 2004 gracias al atentado yihadista del 11 M. O cuando Mariano Rajoy acusó, también a Zapatero, de colaborar con terroristas y «traicionar a los muertos».

Por tanto, si lo pretendieron con González y con Zapatero, cómo no lo iban a hacer contra un gobierno del PSOE y Unidas Podemos, que está llevando a la práctica un programa común con fuerte contenido social, en consonancia con las políticas de la Unión Europea y similar al que están aplicando gobiernos de distinto signo en países europeos incluso en EE.UU. ¿Son también gobiernos social comunistas? Las derechas no admiten ni toleran que quien gobierne no sea ella misma. Por eso continúan con una campaña feroz contra todo lo que huele a izquierda. Cuestionando el uso de los fondos europeos, distorsionan la realidad, metiendo miedo y zozobra a la gente «España está en quiebra» o «estamos al borde del rescate de Europa», y no dudan en oponerse en todos los frentes: Congreso, comunidades donde gobiernan como Madrid, en la calle, al calor de cierto malestar en sectores que le son afines como la patronal del transporte, agraria o policías nacionales y Guardia Civil. Conviene recordar cuando Rajoy alentaba todo tipo de manifestaciones contra Zapatero en temas como el aborto o el matrimonio homosexual, por poner solo algunos ejemplos.

Esa campaña también se desarrolla en los medios de comunicación que le son favorables por razones económicas e ideológicas, y, cómo no, judicializando la actividad política, lo que ha conllevado, incluso, que el Tribunal Supremo les haya dado un fuerte tirón de orejas por tratar de hacer oposición al Gobierno en los juzgados. A esa campaña se presta también algún histórico del PSOE, entre ellos, Alfonso Guerra que, a la menor oportunidad, lanza dardos envenenados a la izquierda y al gobierno de coalición, con el beneplácito de la derecha que le aplaude a rabiar. Qué lejos quedan aquellos días en que, al citado Guerra, le decían en los mítines «dale caña a la derecha Alfonso» e, incluso, el mismo, hablando de descamisados llegó a llamar «francofola» o algo similar a la derecha.

En mi opinión, hay una clara y peligrosa estrategia, desprestigiando la política y aprovechando la desafección de la gente, previamente alentada, que al final se cree el eslogan interesado de que «todos los políticos son iguales». Cambian las personas a batir. Antes era Pablo Iglesias y ahora es Yolanda Díaz llamándola «comunista trasnochada, peligrosa, que odia a España y pasea con terroristas». Estoy convencido que el nerviosismo de las derechas incrementará los ataques y descalificaciones al gobierno PSOE y UP, conformen vayan aplicando las medidas de gasto público expansivas, contempladas en los PGE para el año 2022 que benefician a la mayoría social, aunque el Gobierno tiene el reto de corregir el encarecimiento del precio de la luz y el alza de la inflación que, aun siendo un problema europeo y mundial, es, junto a la atención en Sanidad, por citar algunos ejemplos, asuntos muy sentidos y que estamos sufriendo la ciudadanía.

Caminando hace unos días por el paseo marítimo con mi buen amigo Pedro, me decía que con tanta propaganda y campaña en contra del Gobierno, había llegado a pensar que los malos eran Pablo Iglesias y los comunistas, cuando resulta que el gobierno de coalición es el que sube el salario mínimo, aumenta las pensiones, aprueba las condiciones de los ERTES que salvan millones de empleos y cientos de miles de empresas, deroga la última reforma de Pensiones de Rajoy aprobada por decreto , y va a derogar las medidas más lesivas para los trabajadores de la reforma laboral aprobada, asimismo, vía decreto por Martiano Rajoy en el año 2012 y, además, aprueban mejoras sociales y económicas, que afectan positivamente a la mayoría de la gente. Después de valorar estos avances, me reconocía que estábamos equivocados y los malos son aquellos partidos políticos, como PP o Vox, que votan en contra de todas estas medidas y parece que añoran las políticas de austeridad y recortes de otras épocas. Por eso, afortunadamente, ni todos los políticos ni las políticas que aplican son iguales.

José María López Barquero