En el desgobierno… presos a la calle

Escrito por Francisco Gómez Caja
Viernes, 19 Noviembre 2021 21:00

Hace unas semanas salude a una persona que es funcionario en una institución penitenciaria, y enseguida salió el tema del asesinato del pequeño Alex, un niño de apenas 9 años que ha conmovido a todo el país. Este hecho ha sacado a la luz la política que tiene este gobierno de vaciar las prisiones. Lamentablemente antes las han llenado por una mala política de inmigración, ya que en esta última década, los números nos dicen que de cada diez personas que entran en prisión seis son extranjeras, cuando se da la paradoja que el número de presos ha descendido en un 10%, y el número de agresiones ha aumentado en un 13%. Hasta ahora se creía que solo la salida de prisión afectaba a los terroristas de ETA, como pago político a los apoyos de EH Bildu.

Aunque la conversación fue muy corta, y me dijo muy poco, si observe su malestar y que estaba a punto de explotar. Pero tiene una familia que depende de él, y nadie se la quiere jugar, porque ya todos conocemos los métodos totalitarios y despóticos de este gobierno con las fuerzas del orden, y cambiamos de tema.

Pero quien ya no se calla son los representantes de la Agrupación de los Cuerpos de Instituciones Penitenciarias que dicen: «La administración nos ha quitado toda la autoridad, y ha entregado el principio de veracidad a los presos. Se da presunción de veracidad a toda denuncia que haga un interno, y los informes del funcionario no son para nada considerados. Con baremos se prima a los directores para la concesión del tercer grado, y así sacar a la calle a los presos, como ya denunciamos en el mes de diciembre del año 2020. El objetivo del director general, que llego a este puesto de la mano de su amigo Marlaska, declaraba en el Congreso de los Diputados ensalzando el aumento del número de presos que disfrutaban del tercer grado. Pero no se prima, que haya medidas para que no se agreda a los funcionarios, y sufrimos una agresión cada día, y esto no resta puntos para que el director siga cobrando su prima. Se dejan de lado los informes elaborados por los funcionarios de prisiones, y se trata a los presos como una mera estadística. Esto hace que la sociedad se tenga que enfrentar a situaciones de riesgo, ya que tanto PSOE como Podemos no quieren cárceles ni presos, cuando una diputada de Podemos nos ha dicho que si por ella fuera no existirían presos en España. Cuando la sociedad sabe que un 40% son un peligro, y los funcionarios saben quiénes son, ya que están con ellos en el día a día. El depredador sexual asesino, salió a la calle en contra del criterio de los profesionales de la prisión».

Según las palabras del Defensor del Pueblo en su último informe, en las prisiones españolas «no se puede garantizar ni la vida de los internos ni la seguridad de los trabajadores». Las cárceles tienen un primer peligro, están saturadas por encima de su capacidad, normalmente entre 400 personas de más, algunas tienen doblada su capacidad, y el factor principal que mide la conflictividad es el número de agresiones que reciben los funcionarios.

Todos vemos alguna vez la detención de algún criminal, y como van escoltado por un gran número de agentes armados. ¿Sabemos lo que pasa cuando ese mismo criminal llega a la cárcel? Se lo dejan a un solo funcionario, que seguramente será mayor porque la media de edad está por encima de los 50 años, y está armado con una camisa y pantalón, cuando las prisiones españolas están entre las peores de Europa, ya que hay más violencia y menos carceleros que nunca, porque simplemente donde debía de haber dos hay uno el ratio de funcionarios por presos es el más bajo, nunca visto en nuestra ya mal llamada democracia. ¿Porque hace tantos años que no se sacan plazas a funcionarios de prisiones? ¿Qué pasa en una cárcel con 1.200 presos y escasamente 200 funcionarios? Esta cifra insuficiente, provoca guardias derrotados y vencidos, celdas ardiendo, y peleas multitudinarias. Cuando muchos de los presos debían de estar en centros psiquiátricos especializados. Falta de personal, plantilla envejecida porque no se han cubierto las 3.493 plazas vacantes, dejan la vigilancia en una situación de abandono. Cuando por agresiones no se entiende empujones, o bofetadas. Los presos han aprendido a fabricar armas blancas con cualquier tipo de material, hasta con huesos de pollo, tienen todo el tiempo del mundo, algunos saben que no van a salir y se les da igual todo. Pero el funcionario sale de casa para ir a trabajar, y por culpa de un mal gobierno no sabe si volverá; ya que intervenir en una reyerta le puede costar la vida, y tendrá una sanción grave si cuenta lo que pasa dentro de la prisión.

Una de la cárcel más nueva del país es la más peligrosa, porque intervienen dos factores, el elevado número de presos peligrosos, y el récord de sobredosis que se produce entre los reclusos, (más de cuatro al año). Y más allá de las sustancias ilegales que consiguen introducir, la causa principal es “la medicación legal” que se administra a los reclusos que requieren tratamientos psicológicos. Ansiolíticos, antidepresivos, benzodiacepinas… Pastillas en definitiva que colocan. Pero los recortes en prisiones, han provocado que en la mayoría de las prisiones solo tengan uno o dos doctores en medicina general, para algunas veces más de 1.000 presos, si ni siguiera se cubren las urgencias, como se va cubrir el puesto de psiquiatra diario, y esto deriva en un caótico sistema de reparto de pastillas, que se suelen dar los lunes. Del orden de 14.000 pastillas se reparten, y este reparto masivo provoca desbandadas generales, trapicheos, extorsiones, robos, mafias y sobredosis. Los lunes locos son jornadas negras en las prisiones.

Las personas que hay en las cárceles son muy espaciales: «Son capaces de robar, asesinar de perder la cabeza, de cargarse a alguien por diferentes motivos». Pero el personal de prisiones, considera que en el fondo una mayoría de los presos, quiere cumplir su condena y largarse a su casa, y no quieren buscarse problemas en la cárcel, quieren un entorno seguro. Para ello hacen falta unas condiciones dignas firmes inamovibles y solidas. Ahora mismo no las hay ni para presos ni para funcionarios.

Un abrazo de Paco

Francisco Gómez Caja

 

 

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