Hace unos días celebramos el II Foro Industria de Sagunto, un proyecto que hemos desarrollado en los últimos años y que queremos prolongar en el tiempo como punto de encuentro entre las instituciones y el mundo empresarial. Una jornada que trata de dar visibilidad al trabajo diario que estamos realizando por aproximarnos a la sensibilidad de las empresas de la ciudad y empatizar con su realidad. Queremos hacerles sentir que, pese a las diferencias que a veces podemos encontrar, estamos a su lado para crear ese puente comunicativo entre lo público y lo privado tan necesario para generar sinergias favorables en el territorio.

El evento es, además, la oportunidad perfecta para dar a conocer realidades empresariales que afectan a la sociedad y plantear debates que reformulen modos de hacer en las empresas y les impulsen a nuevos desafíos. Para esta ocasión, la Responsabilidad Social Corporativa fue el tema nuclear de las ponencias pues somos muy conscientes de que este es un tema de creciente interés en las empresas y la sociedad.

Lo es, entre otras cosas, porque las crisis sanitarias y climática nos han hecho más sensibles con la fragilidad de nuestro entorno y las interconexiones existentes entre los diferentes espectros de la vida planetaria. No podemos desligar salud de economía, ni industria de clima. El mundo es un sistema con un sinfín de vinculaciones donde una acción revierte a miles de kilómetros y en territorios que, quizá, ni siquiera han intervenido en ella.

Decía el escritor y humanista José Saramago que “el mundo necesita una forma distinta de entender las relaciones humanas” y a ese proceso él le llamaba Insurrección Ética. Quizá todas las personas deberíamos plantearnos nuestro papel en el mundo y nuestra capacidad de acción para crear una sociedad mejor.

El simple gesto del respeto y del cuidado de unos a otros podría cambiar pequeñas porciones de nuestro mundo, y por ello no es de extrañar que la ONU, a través de la Agenda 2030, plantee la Responsabilidad Social Corporativa como uno de los objetivos para alcanzar una sociedad más justa e igualitaria. Nosotros, como institución, queremos serlo trabajando por la transparencia e impulsando procesos participación ciudadana, pero también cuidando el ambiente laboral propio con medidas que favorezcan la flexibilidad horaria o la conciliación de la vida familiar.

Las empresas no son ajenas a este proceso pues quedó enterrada en el pasado la concepción hegemónica de que la única responsabilidad de la empresa era la de obtener el máximo beneficio para repartir dividendos entre sus accionistas. El concepto se ha modernizado y, sobre todo, se ha solidarizado ampliándose el número de personas y los ejes en los que trabaja la acción social de una empresa. Las empresas en la actualidad deben favorecer la transparencia de sus procesos, actuar bajo criterios de conducta responsable con las personas trabajadoras, proveedores y clientes, así como realizar una gestión eficiente de sus recursos para proteger el medio ambiente.

Un compromiso moral que deben mimar las empresas, pero también del que extraen beneficios. La sociedad no solo demanda un producto o un servicio de calidad, también quiere transparencia en los procesos de elaboración, condiciones justas y equitativas en el trabajo y respeto medioambiental. Las empresas que cumplan con ello estarán siendo responsables… y fidelizando como clientes a un amplio público que reclama estos valores empresariales.

Porque sí, la ética está en todas y en todos nosotros, de la ética individual depende la ética colectiva y, por ello nosotros directa e indirectamente trabajaremos por difundir estos principios e impulsar en el ámbito empresarial auténticos procesos acordes con los objetivos de la Agenda 2030.

María José Carrera Garriga
Concejala de Promoción Económica e Industrial del Ayuntamiento de Sagunto