Después de seis años de gobierno tripartito

Escrito por Sergio Muniesa Franco
Jueves, 29 Julio 2021 21:01

Después de seis años de gobierno tripartito; dos de gestión del PSOE, es momento, cuando encaramos el fin de curso político, de hacer balance y analizar si los resultados son los esperados y si la gente, que depositó su confianza en este equipo de gobierno, ha visto satisfecha sus necesidades.

Cuando alcanzamos el ecuador de la legislatura, reiteran los mismos “logros” que su predecesor: trabajo escaso, y un desmedido gasto en el que lo único que demuestran es que ni con el presupuesto millonario que manejan, ni con la mayoría que disponen ni con la infinita lista de liberados son capaces de sacar adelante la gestión municipal.

Un paso del tiempo que solo refleja un gobierno de poco resultado y mucho salario. Un tripartito que ha tratado de ocultar sus carencias, en las circunstancias que nos ha tocado vivir, pero esta, como cualquier otra, es un elemento más en el conjunto que conforma la realidad del momento que nos ha tocado vivir.

Ni ha de servir de excusa, ni tan siquiera de justificación para eludir la responsabilidad que, como gestores de lo público, tenemos asumidos desde que los vecinos, con sus votos, nos responsabilizaron de la gestión de sus recursos.

Y por eso, si echamos la vista atrás, ya no “cuela” excusarse en el gobierno anterior, cuando son los mismos, y la situación solo es la consecuencia de una política de escaparate que vuelve a mostrar una hoja de servicios donde las quejas y la falta de soluciones es el elemento común.

El gobierno del socialista Darío Moreno ha contado con el apoyo, sin fisuras de la oposición, pero ni por esas. Porque la gestión calamitosa del tripartito ha supuesto o que las medidas hayan tardado excesivamente en estar activas o lo estén a medias o que ni tan siquiera hayan visto la luz.

El convencimiento de esta funesta situación ha llegado incluso al propio tripartito que componen PSOE, Compromís y EU, que ante su propia incapacidad para resolver los problemas que se les plantean, han pasado a demandar públicamente actuaciones desde sus formaciones al gobierno local, cuando, curiosamente, son ellos mismos los que lo conforman.

Reclamarse a ellos mismos, cuando son los que conforman el gobierno local y tienen la competencia para llevar a cabo las actuaciones que ellos mismos se demandan, es la evidencia de aceptar su propia incapacidad. De traca.

Esta falta de proyecto político para la ciudad sigue avanzando, y cuando embocamos la segunda mitad de la legislatura, el desastre que ellos mismos se denuncian, no puede ni escudarse ya en la crisis sanitaria que nos ha tocado vivir.

Cuando se llegó tarde a la aplicación de las medidas sanitarias, se nos justificó que era imposible prever el alcance de la situación, pero es que, respecto a sus consecuencias, en la toma de medidas económicas y sociales, la suerte no ha sido diferente pero, las excusas, las mismas.

Después de más de dos años, con la actividad reemprendiendo su marcha, vecinos y el sector productivo de nuestra ciudad exigen algo más que excusas o anuncios de planes cuando arrecian las críticas.

El llegar tarde a la adopción de medidas para un gobierno que se autocatalogaba de las personas, es la peor carta de presentación. No hay tarea en la que no haya brillado su inoperancia, desde las gestiones más básicas hasta las inversiones, donde en estos seis años 8 de cada 10 euros comprometidos no se han ejecutado mientras aumentaba más del doble la deuda que tenemos que asumir cada vecino. Ejemplos como la gestión de las playas, la pérgola, los polígonos, la desaladora, no son más que un suma y sigue.

Esta situación además se ha visto acompasada por la deriva del alcalde, que de un plumazo se ha quitado el talante conciliador y participativo que había vendido cuando se presentó en casos como la defensa de las playas de Almardà, y ahora ya no quiere unión, quiere defender a su partido, el PSOE, aunque eso suponga el deterioro absoluto de nuestras playas.

Se le ha olvidado que el proyecto que pretende ejecutar el PSOE, que gobierna costas, daña nuestras playas. Pide dejar todo como está, con la promesa de que llevarán a cabo el proyecto de regeneración dentro de 4 ó 5 años. Cuando el deterioro sea insalvable.

Un entreguismo al que se le añade el silencio cuando el abandono lo genera la GVA en sus presupuestos o el ninguneo de la Diputación.

Este sectarismo daña a la evolución de la ciudad que sufre el paso de los años sin las actuaciones necesarias. Al socialista Darío Moreno y a sus socios, dos años más tarde, quedan en evidencia que son los mismos y el mismo precio millonario a pagar, mientras solo, cuando les estallan los problemas, aparecen las prisas por improvisar, para acallar las críticas.

Sergio Muniesa Franco
Portavoz del PP en el Ayuntamiento de Sagunto

 

 

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