Con la actuación de los antidisturbios en las protestas contra la encarcelación de Pablo Hasél ha vuelto a resurgir el viejo intento de criminalizar cualquier tipo de protesta que realice la ciudadanía en la calle.
El uso de diferentes estrategias en la lucha por la consecución de derechos o el intento de no perder los conseguidos, pueden ser más o menos criticables, lo que llama poderosamente la atención es la doble vara de medir con la que se calibran los mismos actos cuando se producen en otros contextos.
Los contenedores quemados cada año durante la celebración de fiestas son siempre tratados por autoridades, medios y políticos como "cosas que pasan", incluso cuando estos incendios afectan a vehículos privados que estén junto a ellos aparcados, un acto de violencia relacionado con el futbol siempre es anunciado junto a la coletilla "la acción de unos pocos", pero cualquier acto de violencia de un/a manifestante sirve inmediatamente a políticos y tertulianos no solo para descalificar a todas las personas estuvieran junto a él, sino a la misma causa que los/as manifestantes defendían.
Esta utilización política de lo que son casos aislados de violencia es previsible, cuando hablamos de los partidos y medios del arco de la derecha-ultraderecha. No en vano ellos no sólo están de acuerdo en encarcelar a aquellas personas que crean que la libertad de expresión les ampara a la hora de criticar a la Corona, sino que necesitan tapar como puedan la verdad de que España es un país donde criticar al Rey Emérito te lleva a la prisión, mientras que llevar esvásticas y montar manifestaciones donde se pide perseguir a los judíos te garantiza escolta policial.
Este artículo quiere hacer mención específica al actual alcalde de la ciudad de Sagunto, Darío Moreno, y la ex alcaldesa Gloria Calero, hoy delegada de gobierno en Valencia, hijas ambas dos, de las luchas sociales que utilizaron todas las armas y recursos que tuvieron en sus manos (y que sí, incluyeron los adoquines, las barricadas y la quema de vehículos) durante la lucha contra el cierre de Altos Hornos, que sin esa lucha no hubieran llegado las ayudas que permitieron a esta ciudad sobrevivir a un futuro que no podía ser más sombrío.
La ‘ligereza’ con la que el alcalde de Sagunto se ha referido a la protesta en las redes sociales, definiéndola únicamente como altercados vandálicos, le enmarca en ese discurso carente de pensamiento crítico y difuso donde el efecto conseguido logra criminalizar la historia de la ‘lucha social’, y por lo tanto un derecho constitucional que costó muchas vidas de mi partido alcanzarlas. Por cierto, y del suyo. Cabría esperar más de una dirigente del que de sus siglas emanan las de obrero español.
Su comentario, más propio de barra de bar, dando a entender que el marco jurídico y constitucional de la libertad de expresión es algo que se puede discutir, sí es hacerle un flaco a la democracia y al estado de derecho de un país donde su presidente se complace de ser la vigésimo tercera mejor democracia del mundo.
Las manifestaciones en prensa de la ex alcaldesa de Sagunto y actual delegada del Gobierno en Valencia, Gloria Calero, declarando sin ningún pudor horas antes a los medios que ‘no hubo ninguna carga policial’, muestran una vez más el calado de fondo al que este artículo intenta referirse. En ella también deberían depurarse responsabilidades, por cierto.
Quizás, tras criminalizar los actos vandálicos, ustedes tengan también a bien, criminalizar a los Mossos d’Esquadra o a la Policía Nacional cuando se observa como provocan con insultos a la muchedumbre, cargan de forma injustificada, y llegan al extremo insólito de usar munición real o le sacan el ojo a una muchacha por el uso de bolas de foam.
Porque podrían haberse parado a pensar cuál puede ser el hartazgo de los jóvenes con unos políticos que han crispado el ambiente social tanto, como incapaces se están mostrando en resolver los grandes problemas que esta sociedad tiene. Quizás no le guste a usted que, en ese contexto de crispación, se ponga al mismo nivel a la bancada de ‘derechas’ que a la bancada de las izquierdas. Bien, porque es eso lo que usted ha hecho con las protestas, meter a todos las personas en una bolsa de gatos y sacudirlas por igual.
Quizás también podría haberse decantado por la opción de la reflexión y la serenidad y recordar que, en este momento, nuestros jóvenes llevan un año ya con sus proyectos de vida estancados; algo que supera el efecto pandemia. Con un paro sistémico sobre sus espaldas desde hace ya más de una década, alcanzando hoy el 50%. Que las perspectivas de futuro para ellos son escasas. Y con una crisis que les golpea duramente desde el 2011.
Quizás deberíamos poner la luz larga y no despejar tan fácilmente de la ecuación que podríamos encontrarnos en la fase incipiente de una serie de protestas de cierto calado. Y por qué no, incluso considerar el escenario de que podríamos regresar a 2011, donde por cierto también gobernaban ustedes; porque aquel movimiento lejos de encontrar solución se ha encontrado que 10 años después siguen con los mismos problemas enquistados en males mayores. No parecería descabellado pensarlo, ¿verdad?
¿Si lo que hoy parece una algarabía en las calles de Madrid o Barcelona, mañana pasa a ser un clamor en la calle, de qué lado estará usted señor alcalde? ¿Cambiará el discurso para acomodarlo al momento o no dudará en seguir con el mismo de sustanciar únicamente los momentos en que se produzcan altercados de un lado solo? Solo el tiempo responderá a eso.
Consejo Político Local del PCPV Sagunto
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