La historia de la humanidad se puede narrar desde muchas vertientes: los cambios sociológicos, los movimientos culturales o los procesos industriales que cambiaron las economías. Desde que la agricultura diera paso a los primeros asentamientos, economía y sociedad han formado un binomio indisoluble que en los últimos siglos ha vivido una increíble transformación.
Tras la revolución industrial, el XIX fue el siglo de las máquinas. Ellas condicionaron no solo el modo de producir y la economía en general, sino que cambiaron nuestras ciudades y forma de vivir. Posteriormente vivimos el siglo del conocimiento, donde primaban las ideas y ya no se trataban tanto de crecer como de desarrollar socioeconómicamente los territorios buscando su bienestar. Ahora, máquinas e ideas dan paso a la era de la tecnología.
Estamos viviendo exacerbadamente cambios en los diferentes paradigmas socioeconómicos porque las ideas aceleran su implantación y desarrollo gracias a la tecnología que impulsa las máquinas. Lo que hace décadas parecía imposible ahora es una realidad y, si el dinero se mueve las 24 horas y los 365 días, la sociedad está conectada permanentemente. Han caído las últimas barreras para hablar de un mercado global.
Este es un momento fascinante, pero también una época que requiere esfuerzos y adaptación para dar respuestas a los cambios que los mercados internacionales viven. Y nadie mejor que la escala local para dar respuesta rápida y efectiva a esas nuevas necesidades que surgen.
Es, además, en los territorios de proximidad donde la innovación encuentra un vivero inagotable de oportunidades porque su mayor flexibilidad e ingenio le da más libertad. Hablamos de innovación en el diseño de ideas para productos y servicios que respondan a nuevas demandas. La sostenibilidad, la movilidad urbana, los servicios avanzados son campos donde hay amplio margen de actuación.
Pero también es necesario innovar en aquellos procesos tradicionales y adaptarlos a la nueva realidad. Ser más eficiente hará que cada empresa pueda tener una mayor capacidad competitiva y le aportará un valor añadido frente a otras. Y, finalmente, también es necesario innovar en la forma en la que nos comunicamos como empresa. Me refiero especialmente a la capacidad que tengan las personas autónomas y pymes para avanzar en el proceso de digitalización porque, en un mundo global, deben dar el salto real de la tienda física y de proximidad a la tienda virtual donde no existen límites para atraer clientes ni horarios que frenen sus posibilidades de venta
La digitalización no es una cuestión de moda terminológica, hay que creer en ella porque cada empresa, autónomo o pyme que apueste por ella con firmeza encontrará herramientas para optimizar su producto o servicio, para mejorar sus procesos de producción y, sobre todo, para llegar a nuevos potenciales clientes.
Debemos creer en la innovación y desde el Ayuntamiento de Sagunto vamos a seguir apoyando este proceso de digitalización. Desde Promoción Económica tenemos el servicio de atención a personas emprendedoras y empresas donde informamos de las ayudas que existen para abortar este proceso de innovación y asesoramos buscando la mejor respuesta para cada persona. Nuestra apuesta es por la innovación y trabajaremos para profundizar en el cambio tecnológico de nuestra economía porque creemos que las empresas avanzadas y adaptadas al Siglo XXI serán las que sobrevivan a los procesos macroeconómicos, las que generen empleo de calidad y las que redunden en una ciudad generadora de nuevas oportunidades.
María José Carrera Garriga
Alcaldesa en Funciones y Concejala de Promoción Económica del Ayuntamiento de Sagunto
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