Tras las elecciones del pasado 10 de noviembre, muchos agoreros no tardaron en pronosticar un nuevo bloqueo político, dados los resultados electorales. En cambio para muchos, entre los que me incluyo, y como optimista convencido, creo que se abre una etapa desconocida e ilusionante de nuevas oportunidades.
Para el P.S.O.E. supone liderar como siempre los grandes cambios de nuestro País, cambios que han supuesto grandes transformaciones en nuestra sociedad, y que suponen un reto para el futuro como la transición ecológica y como abordar un cambio del modelo productivo, de avanzar en las políticas sociales, de mejorar el modelo territorial, de trabajar en la redistribución de la riqueza, de dar solución al acuciante problema de la violencia de género, de progresar en las políticas de educación para la igualdad, de recobrar el protagonismo en las grandes decisiones europeas, de proponer una apuesta real por la I+D+I y las nuevas tecnologías, en definitiva, de dar respuesta a las cuestiones mayoritarias de los ciudadanos.
Pero también supone una nueva oportunidad para que el PP más reaccionario de los últimos tiempos abandone la senda del conflicto permanente, del descrédito constante y de la política impúdica que viene practicando y se vista con el traje de Estado. Para ello debería desprenderse de los cálculos electoralistas y del oportunismo de telediario para pasar a centrarse en las cuestiones que son importantes para todos.
De esa forma, de entrada, colaboraría en prestigiar y dignificar la actividad política como verdadero mecanismo transformador. No sería necesario, ni tan siquiera, que renunciase a sus principios más arraigados ni que estuviese de acuerdo en todas las cuestiones, sería suficiente con tener voluntad de diálogo y la convicción de poder llegar a acuerdos en todos los asuntos troncales que sostienen nuestro País.
Para ellos ha llegado el momento de abandonar el aliento del conflicto territorial y pasar a la búsqueda de soluciones, de abandonar el insulto y el menosprecio y pasar a las propuestas, de menoscabar la voluntad popular y aceptar la opinión mayoritaria de los ciudadanos, de abandonar el tacticismo y pasar a afrontar conjuntamente los retos que nos esperan, en definitiva, de aceptar los errores cometidos y regresar a los foros institucionales y a la política real. También es una nueva oportunidad para Cs, estancado desde la moción de censura en su discurso basado en la confrontación territorial, totalmente radicalizado que no le ha permitido evolucionar hacia ningún sitio, perdiendo claramente su centralidad y su oportunidad histórica de ser partícipes en los cambios sociales. Aun así, tienen la ocasión de posicionarse como un partido de Estado y priorizar los objetivos de la ciudadanía por encima de otros intereses puramente partidistas.
En cuanto a los Nacionalistas, es una nueva oportunidad de situarse dentro de la legalidad y abandonar la vía unilateral que sólo genera problemas de convivencia y conlleva una creciente frustración. Para ellos es el momento de la política global y no sectaria, de las reivindicaciones y no de las imposiciones, del establecimiento de objetivos alcanzables dentro del marco de la legalidad establecida y el abandono de propuestas irreales, de regresar a la gestión de los asuntos de la ciudadanía y abandonar el espectáculo mediático y la controversia.
Por último, para UP, es la oportunidad de demostrar que están verdaderamente preparados para eso que tanto anhelaban, ahora y si nada lo impide formaran parte de la cogestión como parte de la gobernabilidad. Ya no vale la eterna búsqueda del eslogan, es el momento de las decisiones responsables que pueden ser trascendentales para la vida de los ciudadanos y ciudadanas españoles. Es el momento de darse cuenta, que no siempre es posible llevar a cabo aquello que queremos, de la forma y manera que pensábamos, ya que la sociedad española en la que vivimos, exige reconocer la diversidad y los problemas de una democracia consolidada.
Resumiendo, tenemos la oportunidad de no dar tregua a todos aquellos que han venido a romper los grandes consensos en las cuestiones más sensibles, de blanquear comportamientos alejados de los principios que sustentan nuestra sociedad, de los que quieren romper nuestro modelo de Estado, de los que vienen a recuperar políticas trasnochadas, de los que dicen no estar en cuestiones de bandos mientras defienden posturas próximas al totalitarismo más rancio de nuestra historia reciente y de ingratos recuerdos para la mayoría de la ciudadanía.
Todo ello sin olvidar nuestro compromiso con una Europa de la que formamos parte, que requiere unidad y solidaridad ante la complejidad de una economía global. Este es el verdadero reto.
Fco. Javier Timón Saura
Concejal de Patrimonio Municipal del Ayuntamiento de Sagunto