Dicen que las desgracias nunca vienen solas. En el caso de la Cofradía de Pescadores Virgen del Carmen de Sagunto, podría decirse que algo de verdad hay en ello. La destrucción de las piscifactorías, situadas entre Sagunto y Burriana, a causa de los efectos de la borrasca Gloría, que azotó el área durante varios días desde el pasado 20 de enero y que trajo consigo la liberación de miles de doradas, lubinas y corvinas, produjo un exceso en las capturas pesqueras y una caída de precios sin precedentes en la venta del pescado en la lonja.
Esa problemática todavía persiste, puesto que esta misma semana se ha pagado el kilo de corvina a un precio bajísimo, que ha oscilado entre los cincuenta céntimos y un euro. Téngase en cuenta que las capturas de esta especie han alcanzado algunos días hasta los 400 kilos.
Sin embargo, a esta situación que se arrastra desde enero hay que añadir ahora los graves efectos que está causando la pandemia del coronavirus en el sector pesquero saguntino que, si ya de por sí estaba tocado, el estado de alerta, dependiendo de lo que se prolongue en el tiempo, puede suponer su puntilla definitiva, según explica José Montagut, vicepresidente de la Cofradía de Pescadores Virgen del Carmen de Sagunto.
Escasa actividad
En la actualidad, tal y como ha informado Montagut, solo operan cuatro de las seis embarcaciones de artes menores que hay en el puerto pesquero, por lo que la actividad, como señala Montagut «va a medio gas». De las dos barcas que no salen a faenar, una de ellas ha presentado un ERTE, aunque no se sabe si la autoridad laboral lo aceptará, puesto que este sector está considerado como esencial.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que hay algunos pescadores que, por miedo al contagio, han optado por quedarse en casa y no salir a faenar. A todo esto cabe agregar que la actividad de la lonja también funciona a medio gas, puesto que una de las dos personas empleadas no acude al trabajo ante la posibilidad de estar contagiada por el coronavirus.
Así las cosas, el sector pesquero local, cada vez más diezmado, va capeando el temporal con no pocas dificultades, aunque la incertidumbre por su futuro se acentúa ante la nueva situación, tras la declaración por parte del Gobierno de España del Estado de Alerta. «Nuestra situación es muy delicada, el que todo el sector de bares y restaurantes esté cerrado nos está perjudicando mucho, puesto que el 70% de nuestras capturas iban destinadas para la restauración. Así que las cosas se han complicado mucho porque tampoco sabemos lo que se prolongará el Estado de Alarma. Esto nos afecta especialmente porque la pesca de las barcas de trasmallo, al ser de mayor calidad, va destinada en su mayor parte a los restauradores».
En opinión de José Montagut, el principal problema se localiza en lo que dure el cierre del sector de la restauración, pero no es el único: «Una vez que superemos el Estado de Alarma, no sabemos si se volverá a la normalidad de golpe o de manera paulatina, por lo que mucho nos tememos que, hasta que no se alcance el ritmo anterior a la crisis sanitaria, no recuperaremos ese 70% de ventas que hemos perdido desde que cerró la restauración. Si los bares y restaurantes no abren y se ponen a funcionar como antes, está claro que vamos a tener un problema muy serio».
