No es ningún secreto que, tras la reconversión industrial de Sagunto, producida en la década de los 80 del siglo pasado, se puso en marcha una reindustrialización que centró la actividad de las principales empresas en el sector del automóvil, como fue el caso de la siderúrgica, la Pilkington, AGC y la ya desmantelada Bosal, que se dedicaba a la fabricación de sistemas de escape para automóviles. Al tener una buena parte de los huevos en un mismo cesto, es lógico que las turbulencias del sector del automóvil afecten a la dinámica cotidiana de estas empresas y, por ende, a la economía del municipio, incluso de la comarca.
La industria del automóvil en España dedica buena parte de la producción a la exportación, mayoritariamente a los países europeos, siendo los principales destinos por volumen de exportaciones: Francia, con un 19%; Alemania, con un 10,3%; Reino Unido, con un 12,5%; Italia, con un 10,5%, según los datos correspondientes al anuario 2018 publicado por la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC). Ni que decir tiene que los principales importadores de los vehículos fabricados por la industria española no pasan por su mejor momento desde el punto de vista económico.
Pero, por si faltara algo, hay que tomar en consideración otros elementos importantes de la macroeconomía que también inciden de manera directa, produciendo gran inestabilidad, como, por ejemplo, el Brexit, la guerra comercial entre China y EEUU y, en el ámbito más doméstico, la crisis del diesel que se desató tras la llegada del Gobierno socialista de Pedro Sánchez o la propia transición al automóvil propulsado por energía eléctrica, factores estos que están modificando en el corto plazo el comportamiento del consumidor, que no sabe qué camino tomar a la hora de adquirir un nuevo automóvil.
Con este panorama tan poco favorable, es lógico que las empresas que trabajan para el sector del automóvil, como son las principales factorías instaladas en el municipio de Sagunto, puedan verse afectadas coyunturalmente en el caso de que los fabricantes decidan aplicar recortes en la producción de vehículos. En este contexto hay que situar, probablemente, las paradas de instalaciones y reducciones de producción programadas por la planta de ArcelorMittal Sagunto para el último trimestre de 2019.
Efectivamente, el pasado uno de octubre Las UGT hacía público un comunicado, tras la reunión realizada con la dirección de la factoría, en el que informaba a los trabajadores de la siderúrgica sobre la situación prevista para este cuarto trimestre del año. Para el mes de octubre está previsto el paro de las instalaciones de Decapado-Tándem para los días 10 y 11. Por otro lado, en Temple quedarán sin actividad sus instalaciones durante los días 7, 10 y 11 y los días 5 y 6 no se producirá en turnos de noche, acoplando el personal a los turnos de mañana y tarde. En cuanto a la planta de Galvanizado, indicar que está programada su parada para los días 10, 11, 12 y 13 de octubre.
Para noviembre hay previstos dos días de parada de instalaciones que, a fecha de hoy, está todavía pendiente de definir, mientras que para el último mes de 2019 se baraja la paralización de instalaciones durante 6 días que, probablemente, se harán coincidir con la Navidad y el final de año.
Aunque el sector del automóvil está sujeto a las turbulencias económicas indicadas, que afectan a la planta de ArcelorMittal Sagunto, no es la primera vez que la multinacional ha realizado ajustes de producción mediante paradas puntuales de instalaciones. Hay que tener en cuenta que la compañía, como ya ha hecho en otras ocasiones, puede trasladar las producciones de una planta a otra, dependiendo de los intereses estratégicos que tenga en cada momento.
Señalar por último que, a pesar de los paros, desde CCOO consideran que la situación dista mucho de ser grave, ya que se trata de medidas adoptadas por la empresa ante un estado de cosas coyuntural, no estructural. «No se puede hablar de crisis en el sector del acero», advierten. Desde este sindicato señalan que la compañía está tratando de aprovechar estos recortes puntuales de producción para justificar su posición ante la suspendida negociación del VII Acuerdo Marco. Señalan, asimismo, que otros grupos siderúrgicos no son tan cicateros ni tan estridentes a la hora de abordar la actual coyuntura.
