Economía

 

Mantenemos la conversación en la terraza que hay ubicada frente al Restaurante Le Fou, que regenta desde hace años François Rodríguez Pérez, un modesto hostelero que nació Åen Francia en 1965. François es hijo de Vicente y Amparo, un entrañable y atento matrimonio que, allá por 1986, abrió en la subida al castillo en mítico restaurante L’Almeler, hoy, regentado por su hermana. Fundó en 2001, junto con otros hosteleros, ADETURSA, entidad de la que es el secretario. Como profesional del sector de la hostelería, le preocupa que la oferta turística de Sagunto se expanda, vaya a más, aunque su balance es, más bien, negativo. Piensa que en los últimos 30 años se ha retrocedido, que el actual Ayuntamiento no cree nada en el turismo, aunque no siempre fue así, puesto que el periodo del Gobierno tripartito, con Gloria Calero en la Alcaldía del municipio, lo destaca como muy positivo: «Gloria Calero tenía muy claro que el turismo era una riqueza muy importante para la ciudad». Lamenta que el Teatro Romano esté infrautilizado, y lo achaca al «conservadurismo profundo» del casco histórico que «lo paraliza todo». Piensa que el Partido Popular, en Sagunto, «ha agotado su ciclo», aunque reconoce que, en su momento, le votaron «por miedo». Su desconfianza en la clase política es muy evidente: «aquí, una lacra importante que hay es la profesionalización de la política», sentencia.

 

 

Sí que han cambiado pero no para bien. La gente mayor me dice que en su momento subía más gente al castillo, habían más locales abiertos, había más vida que hoy por hoy. De hecho, hoy en día, la gente, cuando tiene que ir a algún sitio, sabe donde va, sabe porqué va, sabe lo que se va a encontrar, y aquí, en Sagunto, por desgracia, lo que tenemos que ofrecer es muy pobre y los visitantes pasan de largo, directamente. Realmente, la actividad puramente turística yo creo que en 30 años se ha reducido posiblemente a la mitad.

 

Muchas veces discrepo y polemizo con gente porque me dice que no se puede hacer nada porque no hay dinero, pero yo le doy la vuelta a la tortilla, el problema no es que no haya dinero, el problema, realmente, es que no hay proyecto. Si se dispone de un proyecto, el dinero llega de presupuestos públicos o privados, de patrocinios, etc. Si hay un proyecto interesante puede recibir financiación y se puede llevar adelante. El problema es cuando no hay proyecto. Y no hay dinero porque no hay ninguna iniciativa. Este Ayuntamiento no cree nada en el turismo, visto que no tiene un plan turístico definido. Están atendiendo a los visitantes que entran en las oficinas de turismo, están limpiando las playas, eso lo hacen estupendamente, pero no tienen ningún plan, ningún objetivo turístico que realmente genere puestos de trabajo, porque el turismo de playa es de familias que alquilan una casa, van a la playa y comen en casa. Es el famoso turismo de las tres pes: paseo, pipas y playa, y esa clase de turismo no es el que nos va a dar puestos de trabajo.

Yo estoy convencido de que lo que hace un destino turístico agradable, interesante, no es tanto el ver unas piedras extraordinarias, súper antiguas, con una historia valiosa, sino la experiencia que te hagan vivir, la emoción que genere lo que estas viendo. Hoy en día, el turista quiere algo más lúdico, algo que le emocione, algo que sea fácil de entender y es en esto donde te puedes diferenciar de tus competidores, y es lo que realmente puede general un flujo constante, hacer que la gente venga a este municipio y no a otro.

 

Yo no voy a decir lo que hay que hacer, porque hay profesionales muy preparados, que tienen ese oficio, yo soy un modesto hostelero que pertenece a una asociación  que se interesa por los temas turísticos. Sé que es un tema complejo, que no se puede hacer de un día para otro, pero, lógicamente, tenemos que partir de nuestra historia, nuestro patrimonio, nuestros recursos, utilizando todos los puntos que tenemos a nuestro favor  y convertirlos en experiencias, en emociones, y hacer que el visitante busque algo diferente. Tenemos un patrimonio realmente extraordinario y unas playas fenomenales. La playa del Puerto de Sagunto es magnífica. Aparte de que el Puerto sea una ciudad industrial, tenemos otras playas en Almardà que son más naturales y menos saturadas que las del Puerto o Canet, y luego, contamos con algo de lo que nunca se habla, me refiero a la Marjal dels Moros, que, además de extraordinaria, es un elemento que nos puede diferenciar todavía más. El turismo de naturaleza es algo que hoy en día está en auge y puede proporcionar experiencias interesantes. Eso, unido con la vía verde, puede ser algo que nos haga distintos, por lo menos aquí, en nuestra Comunidad.

El Ayuntamiento de Sagunto invierte poco dinero en promoción, pero no me preocupa, porque, muchas veces, cuando se gastan dinero en publicidad, están vendiendo humo, vendiendo algo que realmente no atraerá al visitante. Es preferible que se invierta ese dinero en elaborar un producto de calidad. Entonces, el turista, por el boca a boca, por las redes sociales, ya se encargará de promocionar nuestra ciudad. Es mejor que hacer publicidad en FITUR, en el mes de enero, que no viene nadie a Sagunto. Es la pescadilla que se muerde la cola. Tengamos un proyecto y ya buscaremos fondos para desarrollarlo y para promocionarlo. Pero, realmente, hasta que no exista un producto turístico definido, algo realmente atractivo que haga venir a la gente, a mí no me preocupa la promoción. Si yo tengo un negocio que no es capaz de atender a más de cinco clientes, pues, lógicamente, no me voy a gastar dinero en promocionarlo.

El Ayuntamiento de Sagunto tiene que liderar y debe marcar el rumbo de hacía dónde tiene que ir el desarrollo turístico de esta ciudad. Yo creo que solo la municipalidad puede hacer eso, porque como dejemos ese tema en manos de los empresarios, los estropicios podrían ser impresionantes. Aunque también puede ocurrir lo contrario, porque como dejemos solo al Ayuntamiento en esta tarea, también puede tomar caminos que no lleven a ninguna parte. Lógicamente, tienen que ser los empresarios, conjuntamente con el Ayuntamiento y con las distintas administraciones, los que intervengas en el desarrollo de los proyectos. Es más, dentro del Ayuntamiento, las distintas concejalías o departamentos, como Cultura, Patrimonio, Turismo y hasta Educación, también deben coordinarse y trabajar. En primer lugar, hay que pensar en un proyecto elaborado por profesionales que tengan experiencia en cómo desarrollar unos productos turísticos y, luego, un consenso entre empresarios y administraciones: local, autonómica y nacional. No olvidemos que el castillo es de titularidad estatal, el teatro romano es del Estado, aunque está gestionado por la Generalitat. Pero, además, las tres administraciones tienen presupuestos y medios para financiar un buen proyecto turístico.

 

Se han hecho algunas cosas. Hay estudios realizados ya en Sagunto sobre cómo podría ser ese proyecto turístico, lo que pasa es que se han aparcado por falta de interés. El Plan de Dinamización del Producto Turístico, que se inició a principios del año 2000 es claro y muy bueno. Si se hubiera desarrollado hasta sus últimos términos, posiblemente estaríamos hablando en otros términos, porque la situación sería muy diferente a la que tenemos hoy. Con el Plan de Dinamización, desgraciadamente, entramos en el juego de los intereses políticos. Primero, la Agencia Valenciana de Turismo le ofrece a Sagunto un plan para desarrollar el turismo.  En su momento, el Ayuntamiento, que estaba gobernando por el PP, no lo quiso llevar a cabo, y esta propuesta se quedó aparcada. Luego, en la época del tripartito, si que mostraron un interés serio por el turismo. Sacaron ese plan del cajón y lo llevaron adelante, pero, como en cuatro años no les dio tiempo a terminarlo, cuando llego el PP lo finiquitó lo antes posible y lo dejó aparcado. Pero no en las inversiones, que sí que se han hecho. En los últimos 10, 15 años se han acometido inversiones importantes, para esto ha habido mucho dinero. El plan se paró, sobre todo, a nivel de gestión, de contar con un turístico global en la ciudad y desarrollarlo. Eso es lo que se ha quedado completamente aparcado. Tenemos infraestructuras, casi todas paradas. Sin ir más lejos, ahí tenemos el teatro romano, con una inversión impresionante que se hizo a principios de los 90, y lo tenemos completamente infrautilizado. Emplear esta instalación un mes al año, demuestra que el problema no es la falta de dinero, sino la inexistencia de un proyecto. El teatro romano, si supieran explotarlo, si quisieran hacerlo funcionar, crearía una vida cultural y turística enorme. Todo esto también son empleos, muchos empleos.

Sí. Descaradamente. Claramente es cuestión de voluntad política. Tenemos un teatro que es único en España y, posiblemente, en Europa hay pocos como nuestro teatro, porque para bien o para mal lo reconstruyeron. Esta intervención, en su día, generó una polémica, pero lo que si tenemos es un teatro romano extraordinario.

El problema lo veo yo en los propios saguntinos, que tienen una mentalidad muy conservadora. Muchos de ellos piensan que están muy bien como están, que no hace falta que venga más gente a este pueblo. Que ellos mismos no pelean, no defienden su ciudad como toca. Yo creo que, sobre todo, en Sagunto ciudad hay un conservadurismo profundo que lo paraliza todo. Tanto a nivel político como de las familias que tienen dinero, que posiblemente prefieren invertir en otros sitios antes que hacerlo en su pueblo. Luego, tenemos la experiencia de que a los saguntinos cualquier cosa que se haga les molesta. Hemos tenido el caso surrealista de un festival de Sagunt a Escena muy curioso. Cuando hay un festival, acaba una obra a las 12, a la 1 de la madrugada, y, como el día siguiente hay otra obra distinta, se desmonta y llega la compañía que tiene que actuar al día siguiente, porque tiene que ensayar y hacer pruebas de luces y de sonido, y cuando están ensayando viene la policía a decirles que no pueden trabajar a las dos de la mañana porque molestan a los vecinos. Al final, tienen que irse sin hacer los ensayos porque algún vecino se ha quejado. Veo que para cualquier cosa que se haga en este pueblo hay un freno muy importante por cierto sector de la población que lo hace todo mucho más complicado, más difícil. Como he dicho, el caso histórico tiene una mentalidad más conservadora, más agrícola.

 

Lógicamente, ha habido menos espectáculos de grandes presupuestos, eso se ha notado muchísimo. El festival se ha conservado y se han mantenido, incluso, los espectadores en el teatro romano. Lo que si ha sido una perdida muy importante es la parte del festival que se hacía en el Puerto de Sagunto, las obras que se representaban en la nave. Todas las obras realizadas han rondado entre el 50 y el 80% del aforo, y algunas han llenado hasta la bandera el teatro. Al final se ha podido mantener el público, pero con espectáculos mucho más baratos. Esto demuestra lo que yo decía antes, que no es cuestión de dinero, que haciendo espectáculos adecuados para lo que debe ser el Sagunt a Escena, consigues tener público.

Esa es una historia recurrente. Después de esa iniciativa de los años 80, que no sería la primera, ha habido otras, pero la falta de apoyo, la falta de interés, los obstáculos que te encuentras en cada momento, hacen que los hosteleros y profesionales del turismo que pueden aportar, que tienen ganas de hacer algo, se desanimen. Porque aquí luchas contra viento y marea, y al final te cansas. Si eres un profesional, pues, posiblemente, llegues a la conclusión de: para qué me voy a estar peleando en Sagunto, si yéndome a cualquier sitio me van a apoyar y el mismo trabajo que hago va a producir el doble. De hecho, quiero aprovechar para retomar la palabra del concejal de Turismo, que en una última reunión habló de ese patronato de turismo, invitando a la sociedad civil y a los empresarios a entrar en ello. Confío en que eso que prometió lo haga. Sería un primer paso esperanzador para que cambiaran las cosas. Que el concejal y el Ayuntamiento cumplan esa palabra.

Por desgracia, lo veo que hace muy pocas cosas por el turismo de esta ciudad…

Gloria Calero tenía muy claro que el turismo era una riqueza muy importante para la ciudad y que había que avanzar en este tema. Es decir, Gloria Calero, nada más asumir la Alcaldía, me dijo que yo estaba en un punto estratégico, que mis ideas eran interesantes y que el Ayuntamiento quería apostar, quería ir por ese camino. La verdad es que el tripartito lo demostró, sacando, contra viento y marea, un plan de desarrollo turístico y llevándolo a cabo. De esa época salió la iluminación del  castillo, que por desgracia se han llevado todo el cableado, salió el Museo de la Morería, la casa dels Berenguers. Todo eso se hizo con el Plan de Dinamización, así como el centro de visitantes, que está cerrado. Gloria Calero también pensó que el patrimonio industrial era importante para el desarrollo turístico. Por lo que yo he visto, las bases de todo lo que se ha venido haciendo parten de ese Plan de Dinamización Turística que rescató Gloria Calero.  La única gente que me dijo que había que trabajar y luchar por que el turismo fuera a más fue la del tripartito, durante ese periodo que gobernó en la ciudad. Era un tripartito, pero entre los tres: Bloc, Izquierda Unida y PSOE, apostaron fuerte por el turismo.

«He visto muchas obras públicas que luego no se aprovechan». Lo que hay que hacer es un proyecto para atraer turistas y eso, pienso, no tiene color político. Yo, lo que creo es que el PP se encontró con un Ayuntamiento muy endeudado y que puso en marcha una política de recortar gastos, de reducir personal y, posiblemente, se asustara a la hora de pensar que, si se metían en iniciativas turísticas que requerían fuertes inversiones y contratación de personal, les iba a mermar el presupuesto. No han querido apostar por ello. El Partido Popular se ha dedicado, únicamente, a gestionar cuentas. Porque hemos hablado de turismo, pero en Sagunto no he visto nada en que haya mejorado la ciudad desde 2007, que está el PP. Simplemente se han limitado a ser gestores austeros y rigurosos de las cuentas públicas y ha hacer obras. Eso sí, he visto muchas obras públicas que luego no se aprovechan. No se porqué, pero obras e inversiones en cemento y ladrillos se han hecho muchas, aunque lo que es gestión, lo que es crear experiencias, recorridos, iniciativas que generen empleo, no han hecho nada.

El tejido empresarial es muy débil, nosotros tenemos una asociación que agrupa a un puñado de hosteleros, que, por lo menos, tenemos claras cuatro cosas que debemos hacer para salir adelante, para dar nuestra opinión cuando nos la piden, y para llevar a cabo una serie de temas que nos sirven para sobrevivir, pero somos muy débiles económicamente porque no hay flujo turístico. No somos empresas que facturan mucho, ni que ganan tanto dinero que se puedan permitir pensar en otras ideas. Cualquiera de nuestras empresas son restaurantes, bares, hoteles que, curiosamente, no viven del turismo, viven de dar de comer, de alojar a gente, pero que gran parte de esa gente no son turistas. Por ejemplo, mi actividad, estando aquí, a las puertas del teatro romano,  posiblemente solo será del turismo un 25%, no más. El otro 75% es una clientela que tengo fija, son familias, personas de Sagunto que vienen a mi restaurante a comer y, por ahí, a todo el mundo le pasa un poco lo mismo. No hay una actividad turística que cree un sector fuerte, y, luego, desde el Ayuntamiento,  tampoco se ha favorecido a los empresarios. No se nos ha ayudado, no se nos ha apoyado para que podamos estar unidos y presentemos proyectos, iniciativas, propuestas. Al final, el sector está muy atomizado. Esto parece que le conviene a todo el mundo, porque así no tienen una voz clara y fuerte que les pueda decir lo que no quieren oír.

 

Sí. Si no le viera solución cerraría mi negocio y me iría. Nosotros vinimos de Francia en el año 85. Vivíamos bien en Francia, pero vinimos aquí porque somos de Sagunto y porque sabemos que este pueblo tiene algo especial y cuenta con unas posibilidades que no tiene nadie. Aunque es posible que hayamos llegado en mal momento. Quiero decir que las ideas que tenemos puede que no sean adecuadas para esta época. Esto ha pasado a lo largo de la historia con muchísimos inventos. Se hace un invento ahora y nadie se da cuenta de lo importante que es, pero 20 años más tarde es la bomba. Hoy por hoy es lo que hay, aunque yo sigo pensando que si que tiene futuro el sector, porque tenemos una ciudad realmente genuina, con unos atractivos que no tiene ninguna otra ciudad de España, y quien quiera darse cuenta e interesarse por ello, lo va a hacer. La esperanza que tengo hoy en día es de pensar que vamos a dejar de confiar un poco en los políticos y cada uno, con lo que nos toca, vamos a tomar el rumbo de nuestro destino. No vamos a estar esperando que venga algún político con una buena idea para solucionarnos la papeleta, sino que tengamos la posibilidad, cada uno por nuestro lado, de tener una idea, de desarrollarla y de que nos hagan caso donde nos tienen que hacer caso. Que la ciudadanía, al hilo de los movimientos sociales que han aparecido en los últimos cinco años, quiera tomar con mano firme su destino.

Yo creo que aquí, el PP, ha agotado su ciclo, lógicamente. Aparte de eso, las circunstancias han cambiado mucho en los últimos 10 años, posiblemente, las circunstancias estén evolucionando. En su momento, por miedo, votamos al PP, porque pensamos que eran los que mejor nos podían sacar de este atolladero en el que estamos metidos, pero, hoy en día, puede que la ciudadanía esté cambiando de opinión y diga: cuidado, ya no quiero que venga cualquier listillo, que diga que es el más guapo y el más listo de todos y que nos va a solucionar el problema. Lo que hace falta es que sea gente del pueblo: parados, comerciantes, industriales, empresarios, ingenieros, cada uno en su sector, que aporten y digan que van a trabajar por su pueblo, porque realmente quieran hacer cosas por su pueblo. No hemos de depender de unos políticos profesionales. Aquí, una lacra importante que hay es la profesionalización de la política…

Sí, por supuesto. Aquí hace falta gente que diga: hay que hacer esto y lo vamos a hacer. No hace falta complicar tanto las cosas. Que se deje el discurso político, el discurso tecnocrático, para decir: señores, pongámonos a trabajar y solucionemos los problemas como si fuera una empresa, como si fuera una casa, como lo haría cualquier jefe de familia o jefe de empresa. Necesitamos personas que pongan sentido común en la gestión política, que creo que no lo hay. Yo espero que a partir de las próximas elecciones la ciudad experimente cambios a mejor. Espero que los ciudadanos, poco a poco, se vayan dando cuenta y, en su intimidad,  reflexionen. Ya estamos viendo lo que son los políticos en general, no estoy hablando de PP o PSOE, estoy hablando de una clase política que son profesionales de la política, cuando yo creo que los que nos gobiernan no deberían ser profesionales de la política, deberían ser gente del pueblo, cada uno con sus ideas. Así, posiblemente, los mejores acaben estando en el Ayuntamiento durante un periodo determinado para desarrollar un proyecto concreto, pero que no se queden ahí toda la vida, quemando sillas de la sesión de plenos. Que sea gente de la ciudadanía, con ideas y con proyectos, que estén un tiempo en el Ayuntamiento, que hagan lo que tengan que hacer y después se marchen y retomen sus actividades. La política no tiene que ser una profesión, sino un medio para que cada persona pueda desarrollar un proyecto personal que ha de beneficiar a todos sus convecinos.