La pérdida de los ingresos recurrentes de las jubilaciones de AHM lleva al empobrecimiento sistemático del municipio y su entorno geográfico

Tres décadas después del cierre de la ‘fábrica’, sus efectos se dejan sentir con toda su crudeza en la economía local

 
Así era la cabecera siderúrgica de la extinta AHM en 1984, antes de su cierre  (Foto: Ramón García Ortín) Así era la cabecera siderúrgica de la extinta AHM en 1984, antes de su cierre (Foto: Ramón García Ortín) Tres décadas después del cierre de la ‘fábrica’, sus efectos se dejan sentir con toda su crudeza en la economía local
Martes, 10 Junio 2014 02:09

Como consecuencia del proceso de reconversión siderúrgico, la parada efectiva de la fábrica de Altos Hornos del Mediterráneo se materializó en octubre de 1984. En aquellas fechas, la plantilla total de la factoría ascendía a 4.800 obreros, de los que 4.100 eran fijos y eventuales los 700 restantes. Tras el cierre, que dio pie al desmantelamiento de la cabecera siderúrgica integral, siguieron vinculados a la empresa un total de 1.080 obreros. Hoy sólo quedan 800. O sea que, tras el proceso de reconversión, la compañía siderúrgica redujo sus efectivos laborales en 3.720 personas.

De esos excedentes, fueron recolocados, a través del Fondo de Promoción de Empleo, un total de 1.100 trabajadores, mientras que 300 operarios se acogieron a bajas incentivadas y otros 300 más quedaron en la calle, pero sin cobertura. Por tanto, de los 4.800 empleos directos, entre fijos y eventuales, que ocupaba la siderúrgica integral antes de su cierre, sólo pudieron mantenerse 2.180, es decir, los 1.080 que continuaron trabajando en las instalaciones de la siderúrgica y los otros 1.100 que fueron recolocados.

Estos últimos encontraron ocupación en las empresas que se instalaron en el municipio de Sagunto al abrigo de los suculentos incentivos que concedió el Gobierno socialista de Felipe González, al declarar el área de Sagunto Zona de preferente Localización Industrial y Agroalimentaria. Declaración que fue aprobada por el Consejo de Ministros del 28 de septiembre de 1983. Entre las industrias que acudieron a Sagunto, ante el reclamo de las ayudas, cabría citar a Sivesa, hoy Pilkington, Enfersa —la actual Fertiberia—,Tumesa y Bosal, que todavía siguen en pie, puesto que la mayoría de aquellas que vinieron en busca de dinero fácil, ya hace años que echaron el cierre y despacharon a sus empleados.

Hasta aquí, diciembre de 1984, el número de puestos de trabajo que pudieron mantenerse fue de 2.180, mientras que los empleos destruidos alcanzaban la cifra de 600, es decir, las 300 bajas incentivadas y los 300 que perdieron la ocupación y quedaron sin cobertura. Sin embargo, esta cifra de puestos de trabajo amortizados engordaría exponencialmente en los siguientes años.

Efectivamente, a finales de este 2014 se cumplirán 30 años desde que, en diciembre de 1984, se iniciara la tramitación de las jubilaciones anticipadas, puesto que fue en esa fecha cuando los primeros obreros de 55 años de edad o más, pasaron a la situación de prejubilación. Este proceso se prolongó por espacio de 4 años, concluyendo en 1988, y afectó a un total de 2.020 personas. Así pues, el número de empleos directos que se perdieron como consecuencia del proceso de reconversión industrial fue de 2.620.
 
Impacto amortiguado
Sin embargo, la pérdida de 2.620 empleos directos no supuso, inicialmente, un golpe para la economía de Sagunto y su comarca. Efectivamente, dado que 2.020 puestos de trabajo amortizados continuaron percibiendo su paga, primero como prejubilados y posteriormente como pensionistas, esos ingresos recurrentes que cada mes se registraban en el municipio por importe de varios millones de euros, se continuaron manteniendo, de ahí que el impacto económico del cierre de la cabecera siderúrgica integral fuera amortiguado en esos primeros años, en los que el crecimiento de la población quedó prácticamente estancada.

En 1981 el número de habitantes alcanzaba la cifra de 54.759 y, diez años después, en 1991, la población había crecido en 1.198 personas, al situarse el número de empadronados en 55.957. Este tibio crecimiento habría que asociarlo en una gran parte al efecto llamada producido por la intensa propaganda gubernamental, que vendió Sagunto, con el proceso de reindustrialización en marcha, como la tierra de nuevas oportunidades. En esta década negra para el desarrollo económico de la comarca del Camp de Morvedre, el crecimiento demográfico rompió la tendencia registrada hasta la fecha. Aunque por motivos distintos, este fenómeno sólo se produjo en el municipio de Sagunto entre 1930 y 1940, periodo en el que la población se mantuvo en índices muy similares: 20.235 en 1930 y 20.253 habitantes en 1940. El escaso crecimiento de la población en la década de la reconversión, da una idea del duro golpe que supuso el cierre de la cabecera siderúrgica integral para una población que, ante tan graves acontecimientos, temía por un futuro más que incierto.

Entre diciembre de 2014 y 2018 se cumplirán tres décadas desde la fecha que se inició y finalizó el proceso de prejubilaciones de los 2.020 trabajadores excedentes del proceso de reconversión. Los obreros que en diciembre de 1984 fueron prejubilados, tendrían en la actualidad, de vivir todos, 85 o más años de edad, mientras que, los que abandonaron la empresa con 55 años al final del proceso, en 1988, superan ya los 80 años.

Teniendo en cuenta que en 2012 la esperanza de vida en España era de 79,5 años para los hombres y 85,5 para las mujeres, es lógico pensar que la mayoría de los obreros jubilados anticipadamente hayan fallecido ya. En todo caso, se puede asegurar que al finalizar la presente década, la ciudad de Sagunto habrá perdido toda la riqueza procedente de esos ingresos recurrentes que percibían, mes tras mes, los pensionistas excedentes de la extinta AHM.

La empresa resultante tras el cierre de la cabecera siderúrgica integral fue la compañía de capital público, Siderúrgica Mediterráneo,  hoy ArcelorMittal, cien por cien privada. Si esta empresa tuvo una plantilla de 1.080 obreros en el año 1984, en la actualidad el personal que presta servicio en esta industria ronda la cifra de 800, lo que significa que, entre 1984 y 2014, se han reducido estos efectivos laborales en un total de 280 empleos.

Sin embargo, nadie discute la importancia que tiene esta industria para la ciudad y todos coinciden en señalar que una posible deslocalización de esta planta sería la puntilla definitiva para la economía comarcal. Pues bien, cuando todos los jubilados excedentes de la reconversión, así como sus viudas, hayan desaparecido, el municipio de Sagunto sufrirá las consecuencias equivalentes a lo que supondría el cierre de 2,5 fábricas iguales a la de ArcelorMittal, puesto que para emplear a una plantilla de 2.020 empleados, que fueron los prejubilados de AHM, harían falta en el municipio dos industrias y media del tamaño de ArcelorMittal.

Se puede concluir, por consiguiente, que Sagunto está ‘tocado’, puesto que, además de los efectos de la crisis que azota al país, la paulatina desaparición de los pensionistas, excedentes del proceso de la reconversión siderúrgica, ha acelerado el empobrecimiento de la ciudad. Este declive se acentuará todavía más al concluir la presente década, puesto que para 2020 es probable que se haya producido la pérdida total de los ingresos recurrentes, procedentes de todos aquellos excedentes laborales de AHM que se jubilaron entre 1984 y 1988.

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