Los trabajadores rechazaron inicialmente el preacuerdo alcanzado con la empresa, que finalmente fue aceptado como mal menor, para ganar tiempo, aunque está muy extendida la creencia de que el conflicto se ha vuelto a cerrar en falso

El fantasma de cierre de instalaciones volvió a pasar de largo en Pilkington

Unas 5.000 personas participaron en la manifestación del 23 de novimebre, que recorrió las calles de Puerto Sagunto Unas 5.000 personas participaron en la manifestación del 23 de novimebre, que recorrió las calles de Puerto Sagunto
Jueves, 30 Diciembre 2021 21:25

El pasado 7 de septiembre se celebró una reunión entre el comité de empresa de Pilkington Automotive y altos directivos de la multinacional. La asistencia a este encuentro de Stephan Rosebrock y Graziano Marcovecchio hacía temer lo peor, como efectivamente se confirmaba poco después, cuando el presidente de la representación social, Rubén López Redondo, trasladaba a los trabajadores concentrados en los accesos a la factoría que la compañía había tomado la decisión de cerrar la línea de laminado. La verdad es que, entre la plantilla no causó gran sorpresa la noticia porque, realmente, era algo que nunca se había descartado.

De esta manera, la situación en la planta de Pilkington se retrotraía a la mañana del 25 junio de 2020, donde la empresa ya anunció a los representantes de los trabajadores que, en cuestión de poco tiempo, presentaría un plan por el cual se reduciría la plantilla fija en aproximadamente 80 o 90 personas. Lo que pretendía la dirección de la factoría era negociar con la representación social las condiciones de estos despidos.

Negociación del ERE

Transcurridos casi dos meses desde el 7 de septiembre, en la tarde del 27 de octubre, la dirección de la planta de Pilkington NSG Sagunto, envió un mail al comité de empresa por el que se comunicaba oficialmente que el día 4 de noviembre a las 15:00 horas se fija la primera reunión para iniciar el periodo de consultas, de 30 días naturales de duración, ante su intención de realizar un despido colectivo. A tal efecto, la empresa solicitaba formalmente la constitución de la comisión negociadora, indicando que debía de estar formada por un máximo de 13 miembros por cada una de las partes.

Según explicaba en un comunicado el comité de empresa, esta comunicación oficial implicaba «el inicio del procedimiento legal para desmantelar la producción de la Línea de Laminado de Sagunto, llevándosela a otra planta fuera de España y dejando con ello al resto de la planta productiva de Sagunto tocada y herida de gravedad. Esto se puede traducir en la ejecución de un gran número de despidos de manera inmediata y la pérdida del resto de los puestos de trabajo a corto plazo».

El 4 de noviembre, tal y como estaba previsto, la empresa Pilkington puso las cartas sobre la mesa, presentando un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que, inicialmente, afectaba a 116 trabajadores de la plantilla. Teniendo en cuenta que el total de personas empleadas no llega a las cuatrocientas, las rescisiones de contrato afectarían a más de un 25% del total del personal empleado en la factoría.

En respuesta al ERE planteado por la multinacional, un 92,5% de los trabajadores asistentes a las asambleas celebradas inmediatamente después de conocerse el alcance del expediente, dieron luz verde a iniciar huelga el 8 de noviembre a las 10:00 horas y finalizarla el siguiente día 19 en el turno de noche. La distribución de las paradas por huelga que se establecieron transcurría por turnos, parando de 10:00 a 14:00 horas en el de la mañana, de 18:00 a 22:00 horas en el de la tarde y de 2:00 a 6:00 horas en el de la noche. Sin embargo, la convocatoria de huelga se realizó, oficialmente, hasta el día 3 de diciembre, incluyendo en las últimas semanas un incremento en las horas de paro, por si fuera necesario y así lo decidiera la asamblea general de trabajadores en próximas convocatorias.

El 19 de noviembre no se habían producido avances en las reuniones que desde el día 4 venía manteniendo la mesa de negociación del ERE. La situación era particularmente delicada porque si la empresa no cambiaba de posición y materializa el despido colectivo de 116 trabajadores, condenaba al cierre la línea de laminado, trasladando su producción a otras plantas que la multinacional tiene en Europa, principalmente en Italia y Polonia.

Ni que decir tiene que el cierre de esta instalación podría suponer, en un futuro más o menos inmediato, la clausura de toda la factoría y, por consiguiente, la pérdida de todo el empleo. En este sentido, en la plantilla de Pilkington estaba muy presente lo sucedido años atrás con la deslocalización de Bosal, el cierre de su actividad y la pérdida de los puestos de trabajo.

Ante esta situación de claro estancamiento en las negociaciones del ERE, donde la empresa mantenía inalterable su posición, el 19 de noviembre, a las 11 horas, se celebró asamblea general de trabajadores de Pilkington en el Teatro de Begoña de Puerto Sagunto, donde se sometió a la consideración de la plantilla si se llevaba a cabo la huelga de 24 horas para los días comprendidos entre el 22 de noviembre y el 3 de diciembre, durante la recta final de la negociación del ERE, que, como se ha indicado ya había sido convocada previamente por la representación social, pero que estaba pendiente de ratificación por parte del colectivo. Finalmente, los asistentes a la asamblea aprobaron por unanimidad secundar esta huelga general de 24 horas, como una forma de radicalizar el conflicto y tratar de forzar a la multinacional a reconsiderar el ERE.

Gran manifestación

Paralelamente, en la tarde del 23 de noviembre, se celebró una manifestación, con la participación de unas 5.000 personas, convocada por CGT, UGT y CCOO, en apoyo del empleo y por la defensa de la industria de Sagunto y el Camp de Morvedre, que, por estar vinculada al sector del automóvil, se pude ver amenazada en el futuro. Efectivamente, sobre las 18 horas inició su recorrido esta acción reivindicativa, partiendo desde el Triángulo Umbral, para enlazar con la Avenida 9 de Octubre hasta encontrarse con la calle del Progreso y concluir la marcha con una concentración frente a la Tenencia de Alcaldía. Cuando la cabeza de la columna humana transcurría por el edificio de las antiguas oficinas generales de AHM, el final se situaba en la rotonda de Periodista Azzati con la Avenida 9 de octubre.

Durante toda la jornada del 24 de noviembre permaneció reunida la mesa negociadora del ERE de Pilkington. Hasta esa fecha no se habían alcanzado avances en la negociación, que permitieran alejar el fantasma del cierre de instalaciones y el despido de 116 miembros de la plantilla. De ahí que los trabajadores, a propuesta de la representación social decidieran radicalizar el conflicto yendo a la huelga total.

Pero en la maratoniana sesión citada, después de muchos tiras y aflojas, sí fue posible llegar a un preacuerdo que, básicamente, evitaba el cierre de la línea de laminado y permitía ganar tiempo, hasta, en tanto en cuanto, se viera la evolución de la delicada situación del sector auto, particularmente agravada por la crisis de microprocesadores. Lo pactado, garantiza la continuidad de la línea de laminado hasta el 31 de diciembre de 2024, por lo que dejaba por delante un periodo de margen de tres años para ver la marcha del sector.

En cuanto a las inversiones, que podrían considerarse vitales para la modernización de la línea de laminado y, de esta manera, garantizar su futuro, se incluía en el preacuerdo crear una comisión de seguimiento que partía con un mínimo de inversión de 700.000 euros, por lo que se dejaba abierta la opción de que la comisión trabajase en favor de obtener ayudas públicas, por lo que se prorrogaba la fecha máxima de inversión hasta el 31 de enero de 2023.

Otro tema sensible era el de los ajustes de plantilla. La empresa había planteado inicialmente un despido colectivo que afectaba a 116 trabajadores. Sin embargo, después de este principio de acuerdo, solo serían cincuenta los operarios que saldrían de la empresa, bien por jubilaciones anticipadas o por bajas incentivadas. Lo que sí quedó establecido es que, como mínimo, las condiciones de bajas incentivadas serían de 20 días por año de servicio, con un máximo de 14 mensualidades, que se deberían materializar antes de finalizar 2022.

No, pero sí

Sin embargo, en la asamblea de trabajadores de Pilkington, celebrada en la mañana del 25 de noviembre, los asistentes rechazaban de forma mayoritaria el preacuerdo alcanzado la víspera en la mesa de negociación del ERE, por lo que se decidía continuar secundando la huelga total. Esta decisión se tomó tras un amplio debate entre los presentes, que no terminaban de fiarse de la empresa, y que vieron muchos flecos en el preacuerdo.

Tras conocerse el rechazo de la propuesta, la empresa Pilkington emitió un comunicado el mismo día 25 de noviembre en respuesta al acuerdo de la asamblea de trabajadores, convocando de urgencia la mesa negociadora del ERE para materializar los 116 despidos. Durante la reunión, celebrada el sábado 26 de noviembre en Valencia, la empresa aceptó respetar el preacuerdo si los empleados lo ratificaban antes del lunes siguiente. Y así ocurrió, a lo largo del domingo, 28 de noviembre, se celebraron dos nuevas asambleas donde la plantilla terminó aceptando lo pactado entre los sindicatos y la multinacional. De esta manera, el lunes siguiente se volvía a la normalidad, reanudándose la actividad en la factoría. A partir de aquí empresa y representación social vienen reuniéndose para el cumplimiento de lo pactado.


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Modificado por última vez en Jueves, 30 Diciembre 2021 19:27

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