El grupo Interfax, que empezó revolucionando el sector de la copistería en Sagunto, inició su andadura en el momento justo, cuando la transformación tecnológica comenzaba su imparable avance

Fernando Villach: «Podríamos decir que la verdadera revolución tecnológica vino de la mano de los ordenadores personales»

Viernes, 29 Marzo 2019 18:37

fernando y caroldentroFernando Villach y Carolina Pérez, promotores de Interfax

En marzo de 1989, hace ahora poco más de 30 años, Fernando Villach Guerrero y Carolina Pérez Engli, abrían en la calle de los Huertos de Sagunto una copistería; sin saberlo, sentaban las bases de lo que hoy es Interfax, una compañía que, a lo largo de estas tres décadas, ha superado, además de cuatro crisis económicas, todos los retos de la innovación tecnológica, propios del sector al que pertenece su actividad.

Fernando Villach era un trabajador más en aquellos tiempos, prestaba sus servicios, como técnico, en una multinacional. Desde esta posición, que le permitía conocer con mayor detalle la realidad del sector, pudo ver que en Sagunto había un nicho de negocio por explotar, un hueco donde hacerse un sitio y así fue cómo decidió dejar la seguridad de un trabajo estable, por cuenta ajena, para iniciar una aventura empresarial: «Nosotros empezamos como una copistería, que fue la primera que se instaló en Sagunto, y, además, vendíamos y reparábamos máquinas fotocopiadoras, pero estábamos Carol y yo solos, Carol haciendo fotocopias y yo vendiendo y reparando máquinas. Así fueron nuestros inicios», relata, orgulloso.

La verdad es que aquella copistería fue una revolución en Sagunto. Todos los universitarios hacían las fotocopias en València por una cuestión de precio y cuando empezaron a ofrecer las misma tarifa que en la capital, se corrió la voz y la clientela fue creciendo por días, aunque, como recuerda Fernando Villach, a las papelerías no les hizo mucha gracia: «aquí, hasta que nosotros llegamos, se cobraban quince pesetas por cada fotocopia, mientras que en València el precio era de tres. En cuanto nosotros llegamos y aplicamos las mismas tarifas que en la capital, la copistería tuvo mucho éxito, aunque también es verdad que nos granjeamos algunas enemistades».

Después, la actividad amplió horizontes, transformándose en copistería papelería. Llegados a este punto, la venta y reparación de fotocopias, que era la otra pata del negocio, se trasladó a la calle Almenara. El cartel lo pagó la empresa Nashua, lo cual dio pie a una curiosa confusión, tal y como relata Fernando Villach: «Como fue Nashua la que nos pagó el cartel, la gente pensaba que nuestro nombre comercial era ese, lo que también originó cierta confusión porque en aquella época había una discoteca que se llamaba Nassau, y mucha gente nos confundía».

Cuando se lanzaron a esta aventura empresarial, el fax, que 30 años después está en desuso, fue una verdadera revolución que, de un plumazo, eclipsó al télex. En esta novedosa tecnología de la época hay que buscar el origen de la marca Interfax, inter, de internacional y fax por el fenómeno del momento: «El fax fue una verdadera revolución, por eso utilizamos este nombre para la empresa, porque a nivel tecnológico era lo más. Cada aparato salía por unos 3.000 euros de la época, que era muchísimo dinero, y las primeras unidades las instalamos en los consignatarios de buques, como el Simón Montolío y Cia», relata Fernando Villach. Por su parte, Carolina Pérez recuerda lo que representó aquel avance tecnológico: «hacíamos pruebas de enviar un documento desde un fax a otro porque la gente se mostraba incrédula. No se lo terminaban de creer».

Treinta años después de aquellos inicios, el Grupo Interfax se ha consolidado en el Camp de Morvedre, opera en las provincias de Valencia y Castellón y sigue en la cresta de la ola tecnológica: «Nosotros estamos en el sector tecnológico, donde todo va muy de prisa, por eso es un ramo muy complicado. Las tecnologías avanzan a un nivel increíble. Un paso importante fue el fax y luego las fotocopiadoras que pasaron de ser analógicas a equipos multifuncionales. De hecho, llegó a implantarse su utilización porque era de uso imprescindible en cualquier oficina. Hace treinta años muchísimas empresas trabajaban con máquinas de escribir. No había ordenadores, estaba todo por hacer. La informática fue determinante en todos estos avances que hoy nos parecen tan cotidianos. Podríamos decir que la verdadera revolución tecnológica vino de la mano de los ordenadores personales».

La implantación de Internet, las redes de alta velocidad, el comercio electrónico y, por tanto, la globalización, es otro gran avance que se ha dado en el siglo XXI. Fernando Villach, que también es directivo de la asociación de empresarios ASECAM, conoce muy bien de qué forma está afectando la venta por internet a la pequeña y mediana empresa: «Los comerciantes se quejan por el nuevo centro comercial, pero ahí no está el peligro, a lo que hay que tenerle mucho respeto es a la venta por Internet, a los gigantes de la venta online como Amazon. Que una persona pueda comprar a cualquier hora un producto y al día siguiente se lo lleve el mensajero a su casa, es algo muy cómodo y tentador. En nuestro sector, donde el asesoramiento y el servicio postventa es fundamental, estas grandes compañías lo tienen más complicado, pero no hay que confiarse. Por eso, treinta años después de iniciar nuestro proyecto, seguimos como el primer día, trabajamos duro para estar ahí, manteniendo el ritmo».


Si le ha interesado esta información, puede unirse a nuestro canal de Telegram y recibirá todas las noticias que publicamos para el Camp de Morvedre. Síganos en https://t.me/eleco1986

Modificado por última vez en Viernes, 29 Marzo 2019 23:48

Artículos relacionados (por etiqueta)

 

 

SUCESOS

SALUD