El director de Lafarge en Sagunto, Miguel Ángel Urbano Ruiz, extremeño, por más señas, está dando un giro de 180 grados al papel de esta factoría en el contexto social de la ciudad donde se encuentra ubicada. La fábrica de cemento, el Ferroland, siempre se ha mantenido muy distante de la población, pero, desde que Urbano aterrizó en Sagunto, los ciudadanos están empezando a sentir esta factoría como algo más próximo. El máximo responsable de la cementera en Sagunto, pasa revista, en esta conversación que mantenemos en su despacho, a la situación económica actual, teniendo en cuenta la coyuntura general del país y las peculiaridades locales. Urbano se muestra firme a la hora de afirmar que: «Sagunto tiene un gran potencial», aunque, con la misma sinceridad, reconoce que «estamos en una situación de crisis brutal donde ninguna empresa se quiere comprometer a nada». En cuanto a los dos aspectos de la actividad de la compañía que más pueden preocupar a los ciudadanos, como es el futuro de la cantera o la quema de residuos, el director de la Lafarge Sagunto no deja lugar a dudas. Respecto a la cantera es concluyente: «Nuestro compromiso es que finalizamos la actividad en la cantera el 31 de diciembre de 2030, o cuando esté abierto El Piñal». Respecto a la incineración de residuos, es contundente: «Esa clase de residuos no contaminan absolutamente nada». Es más, Urbano presenta a las cementeras como parte de la solución para la eliminación de los desechos urbanos: «En España se generan anualmente 40 millones de toneladas de residuos. Las cementeras, a plena capacidad, serían capaces de consumir medio millón. Evidentemente, las fábricas de cemento somos una parte de la solución, jamás seremos la solución del problema», sentencia.
¿Cómo vive una fábrica de cemento después de siete años seguidos con el sector de la construcción y la obra pública bajo mínimos?
Ahora mismo vivimos de la innovación. Aunque parezca una respuesta demasiado manida, pues es verdad, vivimos, ciertamente, de la innovación. Por una parte, estamos exportando muchísimos productos al extranjero: Argelia, Irak, el mercado asiático y Sudamérica. Ahí es realmente donde está nuestro gran volumen. Además, estamos vendiendo productos de muy alto valor añadido. Ahí hay pequeños pozos de negocio donde, de verdad, estamos encontrando el nicho para vivir.
En estos tiempos, la crisis exige agudizar el ingenio
Obliga muchísimo a agudizar el ingenio. Nosotros hemos pasado de ser una fábrica que en un momento determinado ha sido capaz de producir cuatro o cinco diferentes tipos de cemento a fabricar, en la actualidad, hasta 17 clases de cemento distintas. Somos, casi, como un supermercado. Nos adaptamos tanto a la demanda de nuestros clientes que realizamos productos a la carta. Por ejemplo, suministramos 900 toneladas al mes a Dragados para las traviesas. Esta fábrica tiene una capacidad de producción de 45.000 toneladas. 900 toneladas es prácticamente nada. Ese ingenio que hay que agudizar ahí, para esas pocas toneladas, comparado con lo mucho que es capaz de hacer la planta, es lo que nos hace sobrevivir.
En cuanto a producción de cemento, que es un factor que refleja la actividad económica de un país, estamos en niveles parecidos a los de Grecia.
Sí, ahí estamos. España tiene una población de 44 millones de habitantes que consumía unos 55 millones de toneladas de cemento al año. Ahora mismo estamos consumiendo anualmente 8 millones de toneladas. Esta cantidad, repartida entre los habitantes del país, da exactamente el mismo ratio que Grecia.
¿Para cuando se espera que se empiecen a remontar estas cifras?
Oficemen, que es la Agrupación de Fabricantes de Cemento de España, está apostando porque el año próximo haya una recuperación. En 2015 vamos a ver de verdad que lo que es la fabricación de cemento va a subir y lo que es la construcción también. Hablan de cifras muy interesantes.
Pero la época dorada del 2006 y 2007, cuando se alcanzaban los 55 millones de toneladas, se tardará en llegar, ¿no?
Los 55 millones de toneladas de 2006 y 2007 es imposible que vuelva. Imposible.
La cantera de Sagunto, que tiene proporciones de una ciudad, ¿de qué forma se va a recuperar?
La cantera de Sagunto cuenta con un plan de recuperación que es uno de los mayores planes que hay en ninguna otra cantera ubicada dentro de la Comunidad Valenciana. Cuenta con un estudio que se ha hecho junto con las Universidades de Valencia y Castellón y, además, empresas de consultoría, como es la compañía que desarrolla la conservación del Parque de Doñana, que son, de verdad, expertos en la biodiversidad, en la flora, en la fauna de las zonas. Ellos han hecho un estudio y ha sido reconocido por las universidades como un plan coherente y bueno. Dicho esto, citaré que nosotros tenemos un acuerdo, que es lo que está plasmado en el convenio con el Ayuntamiento de Sagunto, que nace de un acuerdo plenario del año 2005, en el que hay una serie de puntos, entre los cuáles se encuentra la restauración de la cantera. Nuestro compromiso es que finalizamos la actividad en la cantera el 31 de diciembre de 2030, o cuando esté abierto El Piñal. Nosotros estamos trabajando muy activamente para que El Piñal se abra. En el momento que podamos abrir El Piñal nos vamos de Salt del Llop. A partir de ahí se inicia la cuarta fase de la restauración, porque nosotros tenemos el plan de restauración en 4 fases. Lo que nosotros no podemos hacer, porque, además, no es sostenible, no es sensato, ni medioambientalmente razonable, es rellenar el hueco minero.
Entonces, ¿en qué consiste la restauración?
Lo que nosotros vamos a hacer dentro de la cantera de Salt de Llop es el enclave medioambiental de mayor valor de toda la comarca. ¿Por qué?, porque junto con esta consultoría nosotros lo que hemos hecho es estudiar la historia de las especies autóctonas y lo que estamos haciendo ahora es crear, con especies ingenieras, que llaman los consultores, y con especies autóctonas, un ecosistema sostenible, que es el que siempre ha habido en esta zona. Entonces, lo que esperamos es que esa zona sea medioambientalmente sostenible. Pero, además, dentro del proyecto de restauración, hay cinco lagos, que son pilotos, para un lago central, para conseguir agua que nutra toda esa zona, de manera que todas las especies puedan sobrevivir.
El otro asunto que preocupa a la población, es el de la incineración de residuos en vuestra planta. ¿De verdad que no sale nada al exterior?
Aquí, cualquier vecino de la zona, cuando mira a la fábrica, ve dos cosas: por nuestra chimeneas, o no ven nada, porque no está saliendo nada en absoluto y no se ve, porque nuestros filtros son suficientemente capaces, o lo que ven es un penacho de vapor de agua en determinadas situaciones de días como hoy, en los que hay una tormenta o las condiciones meteorológicas son de una manera determinada. ¿Por qué se ve ese penacho?, porque la temperatura de condensación del agua en la zona de Sagunto es del orden de los 16 grados. Pero es muy sencillo, diferencias cuando sale de una chimenea una emisión de polvo o de vapor de agua. Si lo que se ve está separado un metro de donde acaba la chimenea, eso es vapor de agua, pero si no hay esa separación, es decir, si sale desde la misma boca, entonces ese producto, es polvo, es contaminación. Nosotros introducimos residuos dentro del sistema, residuos industriales, o, como en otras fábricas, no en esta, aún, se introducirán residuos sólidos urbanos. Esa clase de residuos no contaminan absolutamente nada. Hay más de 200 estudios en cementeras que están consumiendo ese tipo de residuos, que aseguran que no hay ningún tipo de peligro para la sociedad. Son estudios totalmente independientes. De hecho, esos informes los pueden ver en España a través de Cema, que es una fundación donde se encuentran UGT, CC.OO y la industria del cemento. Ellos aúnan todos esos estudios e impulsan y favorecen las prácticas de incineración de residuos en cementeras. Pero es que, en el norte de Europa, donde no recae ningún tipo de sospecha sobre los partidos ecologistas y el movimiento ecologista, ellos manifiestan abiertamente que las cementeras son una solución al problema de los residuos. En España se generan anualmente 40 millones de toneladas de residuos. Las cementeras, a plena capacidad, serían capaces de consumir medio millón. Evidentemente, las fábricas de cemento somos una parte de la solución, jamás seremos la solución del problema.
¿De qué forma veis la situación económica y de la industria en la zona?
Hay empresas que están haciendo unos esfuerzos titánicos para pasar esta situación de reducción brutal de la actividad, redefiniéndose y reinventándose, y lo están haciendo genial. Hay otras que están tirando de sus fondos de capital para aguantar un poco más esta situación, en espera de que suba la actividad, y se están redefiniendo, quizás, algo menos, y luego hay otras que son más grandes y nos estamos dedicando a exportar todo lo que podemos. Vemos con preocupación como determinadas tasas siguen en aumento o están demasiado altas, como son las de energía, las tasas locales, o los impuestos regionales y nacionales. Hay muchísima presión fiscal y eso resta constantemente competitividad. Entonces, ¿en qué impacta eso?, pues en que los márgenes cada vez son menos. Que el margen a error que tenemos las empresas es cada vez menor. Y todo esto al ciudadano de a pie en qué le impacta, pues en que el riesgo empresa en mayor. En esto tenemos que ser muy sensibles. Hasta ahora, lo hemos resuelto ganando productividad para no perder competitividad, pero llega un momento en el que los márgenes de ahorro para ganar productividad son cada vez más pequeños y, sin embargo, la parte de los impuestos es cada vez más grande y el riesgo empresa es cada vez mayor.
¿Cómo valoráis el potencial de la zona de Sagunto?
Sagunto tiene un gran potencial. Cuando se ven las expansiones en la Península Ibérica, la primera línea de potencial que ofrece es todo lo que se ubica en la costa. La segunda línea son todos aquellos enclaves en los que la actividad industrial es un valor que está ya arraigado, que no hay que entrar y crearlo, es decir, que socialmente está admitido y están habituados a ello. La tercera línea son las capacidades de terreno, solares que tiene ese enclave para crecer. Entonces, los esfuerzos que se están haciendo a nivel local, a nivel de la Generalitat, a nivel de los grupos empresariales locales, por crear una zona de crecimiento empresarial aquí, que es una verdad y que existe, eso es muy valorable, porque, en un momento determinado, para crecer, te va a aportar eso un mayor valor que irte a una zona como pueden ser cualquiera de los polígonos de Valencia, que es nuestro mayor competidor, que lo primero que hay que hacer es entrar allí, valorar qué es lo que ya está implantado, para, dentro de esas actividades que ya están en marcha, acomodar tu negocio. Entonces, si tienes el terreno yermo, eso te da mucha más flexibilidad para implantar un nuevo negocio, una nueva industria. Entonces, cualquier cosa que para nosotros signifique un movimiento de mercado, el cemento, como cualquier otra clase de productos de primera necesidad o primarios de cualquier tipo de actividad, encontrarán un nicho de mercado.
Que Parc Sagunt esté tantos años yermo, será porque algo ha fallado
Seguro, seguro. No conozco la historia de Parc Sagunt desde sus inicios para saber lo que ha podido fallar, pero lo que sí que puedo comentar es que en nuestra otra pata, que es la participación dentro de la asociación de empresarios, Asecam, en todas las conversaciones que hemos tenido con la Generalitat hemos percibido su decisión, su resolución firme para impulsar el parque. De hecho, en los últimos 15 meses se ha desbloqueado todo el tema de los vertidos, con lo cual ya es un parque legal, se ha desbloqueado el problema que había del precio del terreno, lo cual era una barrera importante de entrada para nuevas empresas, se ha convocado el primer concurso de adjudicación de parcelas. Hay una decisión firme de continuar creciendo, nosotros hemos visto el proyecto. Es cierto que la primera decisión es adjudicar toda la parte logística y después vendrán los siguientes sectores.
¿No crees que todas esas medidas llegan un poco tarde?
Llegan un poco tarde… Quizás la buena noticia sea que llegan. Al final es que estamos en una situación de crisis brutal donde ninguna empresa se quiere comprometer a nada, no hay ninguna empresa que quiera desarrollar una nueva actividad casi en ningún sitio y lo que decimos es: ¡caramba!, en Parc Sagunt se van a desarrollar X actividades nuevas. Yo creo que es hacer del vicio virtud o de la necesidad virtud, pero es una buena noticia.
¿La falta de crédito es una rémora para lanzar nuevas iniciativas?
Yo creo que en España hay algo que ha cambiado radicalmente y que para el país en general es muy bueno, me refiero a que hemos abandonado un poco la cultura de la subvención a fondo perdido y, ahora mismo, de lo que estamos hablando es de una cofinanciación de empresas, ideas, emprendedores, actividades, redimensiones de industria, redefiniciones de negocio. Entonces, en un momento determinado, en el que una empresa entiende que se tiene que redefinir o que va a lanzar una actividad nueva, ahí es cuando necesita una inyección de capital, que la puede encontrar con alguna ayuda de este tipo o en algún crédito ventajoso, y a partir de ahí, si la idea es sostenible, la misma actividad va a general beneficios, con lo cual no hay necesidad de seguir subvencionando, porque sino creamos actividades que son insostenibles, como nos ha pasado, y creamos burbujas. Por otro lado, yo creo que la gente que tiene proyectos empresariales se lo está pensando mucho. Por lo que se ve en los mercados creo que las empresas han perdido el miedo a salir fuera y, entonces, hay mercados en el exterior que pueden ser más atractivos.
Los costes energéticos también inciden en que las empresas pierdan competitividad, ¿no?
La parte de la energía necesita en este país una reflexión muy seria. Nosotros, a nivel de coste energético, es muy difícil competir con el resto de Europa, donde el precio de la producción del kilovatio hora, posiblemente está del orden del español, pero cuando le unes todo el tema de energías alternativas, energías verdes, peajes, impuestos municipales y nacionales, el precio que paga la empresa por cada megavatio hora es sensiblemente superior a muchos de los países europeos. Entonces, ese es un punto en la productividad muy importante. Empresas que son altamente demandantes de energía, como la nuestra, lo sufrimos mucho. A nosotros nos impacta bastante más, a fecha de hoy, todas esas subidas que ha habido en la factura eléctrica, que los costes laborales. Es cierto que en el mercado laboral se ha obtenido algún tipo de reestructuración lógica, racionalización; es cierto que queda muchísimo por hacer, pero en el mercado energético hay mucho por hacer. Cuando hablas de la liberalización del mercado, en España estamos a medio camino. En este ámbito queda pendiente una revolución. Cuando ves que en el mercado alemán, en el que tres fábricas de tamaño medio pueden montar su central de generación y consumir directamente la energía, dices: ¡caramba!, pues parece lógico. Esa central de generación se podría montar en el polígono donde nos encontramos, pero estas iniciativas, a fecha de hoy, en España no se pueden desarrollar.
¿En el ámbito laboral hacia dónde vamos?
Vamos hacían un mundo en el que la especialización es cada vez más importante. Necesitamos personas que estén especializadas en hacer cosas, es decir, cada vez tiene que ser mayor el valor añadido de los productos que las industrias o las empresas venden. El valor añadido de lo que ponemos a disposición del público tiene que ser mayor y, para eso, lo que necesitamos son personas que cada vez estén más especializadas, que sean capaces de aportar más valor añadido. Aquellas personas que a fecha de hoy son generalistas, que aportan un valor añadido pequeño, es cierto que tienen un futuro laboral complicado. No me estoy refiriendo a los polivalentes, que también aportan un valor añadido. El problema lo tienen las personas que aportan poco valor al producto que una empresa vende.
¿En este contexto de globalización y de cambio de modelo, los sindicatos se tienen que reconvertir?
Creo que están haciendo el esfuerzo. Los sindicatos tienen un problema muy claro, que es asumir que esta revolución está ahí, que como en cualquier crisis, después tiene que haber una reconversión, no solo industrial, sino también de las personas, pues eso lleva su tiempo. Cuando hablas con las personas que están dirigiendo los sindicatos, pues a nivel comarcal o más nacional, creo que ellos tienen claro que el tejido humano de las empresas tiene que enfrentarse a este cambio de modelo de trabajo. Al final, lo que hay que hacer es reconvertir a nuestros trabajadores para que ellos sean capaces de aportarle más valor al producto que estamos vendiendo. Esto nos pasa a todos, vamos a la tienda y queremos pagar la misma cantidad de dinero por bienes que nos aportan o tienen mayor valor añadido que los que nos daban hace cinco años, y no estamos dispuestos a pagar más. Creo que esto lo están viendo los sindicatos, sin duda. Ahora, ¿cómo se transmiten esos mensajes?, pues con tiempo.
Ante este cambio de modelo, ¿hay motivos para ver el futuro con esperanza?
El futuro solo se puede ver con esperanza. Cuando se salga de esta crisis no vamos a vivir ni mejor ni peor, vamos a vivir diferente. Creo que habrá gente que vivirá mejor, otra gente que vivirá muchísimo mejor y gente que vivirá peor, seguro. Al final va a depender de cómo entienda cada persona este cambio de modelo y se reacomode a la nueva situación, y cuanto antes lo entendamos y nos reacomodemos, los primeros vivirán mejor que el resto, sin duda. Lo que también ocurre es que en esta época se abren muchísimas oportunidades. Hay que estar atentos a lo que demandan los consumidores.
