Este vecino de Puerto de Sagunto ha logrado el primer premio de la quinta edición del Concurso de Microteatro La Malhablada de Salamanca con su texto «Te regalo una ventana» que podrá representar en esta ciudad española

Jordi Marquina: «Una manera de conseguir ayuda para que los textos de uno lleguen a escena es presentándolos a concursos»

Viernes, 15 Mayo 2020 19:18

jordimarquinamayo1El escritor, ilustrador y actor de Puerto de Sagunto, Jordi Marquina

El escritor y actor de Puerto de Sagunto, Jordi Marquina, acaba de lograr el primer premio de la quinta edición del Concurso de Microteatro La Malhablada de Salamanca con un texto llamado Te regalo una ventana. En este escrito, como relata su autor, «una familia descubre asombrada, intrigada y un poco asqueada, que en su casa ha aparecido una ventana que no conocían. La mujer de la casa, será lo suficientemente valiente como para atreverse a asomarse a través de ella. Al principio está encantada con ese pedacito de cielo que se le regala, pero acabará siendo espectadora de algo que trastocará la forma que tenía de ver su vida». Este galardón, además de aportarle 200 euros, le dará la posibilidad de poner en escena esta obra de teatro en esta ciudad española, algo que emociona especialmente a Marquina. Además, este autor local tiene pendiente de presentar otro de sus trabajos, Efigies, una recopilación de una cuarentena de retratos femeninos, «de estilo realista, levemente pop y de línea clara, un estilo muy diferente a lo que había hecho hasta ahora», acompañados de poemas, microtextos y aerolitos poéticos.

Cuéntenos un poco, ¿quién es Jordi Marquina?

Les cuento sólo un poco porque aquí estamos ante una pregunta que es a la vez inocente y un poco traicionera. Con el Carnet de Identidad en la mano parece muy sencilla, pero intuyo que no es eso lo que se me pide que conteste. Además, la mitad de mi vida laboral la he pasado no siendo, más que siendo, camuflándome. Ni siquiera el típico “soy quién soy según el día y cómo me levanto” se me puede aplicar. Casi le diría que según el momento, la hora del día, y el estado de ánimo, que puede ser muy variable, soy más el Jordi ilustrador, o el actor, o el bufón, o el humorista gráfico o, como ahora, el que escribe. Intuyo que soy una persona que siente la necesidad de fabular, crear y compartir. Las etiquetas no son algo que me hagan sentir muy cómodo, pero entiendo que en estos casos sean necesarias para explicarnos a los demás.

De todas formas, y por no quedarme demasiado en la ambigüedad, si tuviera que elegir entre todas las cosas que hago, entre todos esos Jordi Marquina que hay, creo que elegiría al autor de teatro. Alguien me preguntó una vez, con algo de hostilidad, todo hay que decirlo, que qué era lo que convierte a alguien en autor de teatro. Yo llegué a la conclusión de que no lo sabía, pero que, en mi caso, cuando estoy contento escribo teatro, y cuando estoy triste escribo teatro y también lo hago cuando estoy aburrido o melancólico, o eufórico, o de cualquiera de las mil maneras que puede estar un ser humano, y, aunque no sé si con esto contesto a aquella persona que me preguntó o a cualquiera que nos esté leyendo ahora, yo, creo que sólo esas ganas de expresarme de esta manera, ya me convierten en autor de teatro.

¿Desde cuándo le viene la pasión por escribir? ¿y por el teatro?

Creo que desde siempre me ha gustado inventarme personajes que viven historias ajenas a mí. Desde muy pequeño. De ahí viene también mi afición por el dibujo, porque un niño, aprende primero a dibujar que a escribir, y así en el papel podía plasmar esas historias que se habían convertido en mi manera particular de jugar. Más tarde, en el colegio, descubrí que se me daba bien escribir redacciones. Siempre me gustó leer. Empecé a escribir cuentos de humor surrealista, siendo preadolescente o incluso antes, y, desde luego, mucho antes de conocer a los autores de la Otra Generación del 27, y, por eso, mi hermano, que es mayor que yo y entonces iba al instituto, me dio a leer Tres Sombreros de Copa de Miguel Mihura, y fue como encontrarse a un amigo que te comprende y te da permiso para seguir jugando.

Algo más tarde, con catorce años, escogí teatro como asignatura optativa en el instituto, y, aún no sé muy bien cómo, me vi escribiendo y dirigiendo a mis compañeros en una obra que era una carta de amor enviada al camarote de Groucho Marx, otro de mis amigos de entonces y de siempre. Luego, mi paso por diferentes talleres teatrales y grupos, locales y de la capital, completaron y fueron allanando ese camino que va de la pasión del amateur a la persistencia del profesional.

En todos mis trabajos como actor, que son el grueso de mi experiencia teatral, he intentado poner algo de mí, siempre con el respeto que un texto y un autor ajeno puede darme. Si podía poner algo mío, que añadiera algo, lo he hecho con la complicidad de los directores con los que haya trabajado. Sin embargo, me gustaría recordar dos obras de creación propia, que yo llamo pre-textos, pues se hicieron a base de improvisaciones, sin textos escritos previamente, que, imagino, ya estaban anunciando al autor teatral que tenía que venir, hablo de los espectáculos, cercanos al monólogo y al clown, Manual del Perfecto Vanguardista y ¿Qué hace un niño encerrado en un ático?

¿Cómo se le dio la oportunidad de presentar su escrito al concurso de microteatro de Salamanca?

Una amiga mía, que es una experta cazadora de concursos de todo tipo en Internet, vio el anuncio que la Sala La Malhablada había colgado en su Instagram y me lo pasó por privado. Desde aquellos principios como escritor que le contaba antes, ha pasado mucho, pero hace un tiempo, retomé esa faceta que por cosas de la vida, había quedado un poco desplazada en mí durante años. También, claro, me animó la buena recepción crítica que mi texto Lo del Cerezo había tenido cuando se estrenó hace un año.

Sé que una manera de conseguir ayuda para que los textos de uno lleguen a la escena, que, como autor, es una de las cosas que más me interesan, es presentándolos a concursos, así que me puse manos a la obra y en poco tiempo ya la tenía preparada.

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¿De qué trata Te regalo una ventana?

Una familia descubre asombrada, intrigada y un poco asqueada, que en su casa ha aparecido una ventana que no conocían. La mujer de la casa, será lo suficientemente valiente como para atreverse a asomarse a través de ella. Al principio está encantada con ese pedacito de cielo que se le regala, pero acabará siendo espectadora de algo que trastocará la forma que tenía de ver su vida.

Es, como se puede intuir, una comedia del absurdo. Con todo lo que eso tiene también de crítica de la incomunicación tan cercana a nuestra realidad.

La obra juega con varios planos, ya que el público es espectador de unos personajes que son, a su vez, espectadores de unos hechos o acciones que no aparecen en escena.

¿Cómo fue el proceso creativo de este texto?

La anécdota central, la familia que mira por la ventana y descubre, y comenta, algo tragicómico que ocurre fuera de la visión del público, estaba medio sepultada en un proyecto de obra larga que empecé a escribir hace tiempo, y, en el que, evidentemente, ocurrían otras muchas más cosas. Cuando pensé en la posibilidad de hacer una obra de microteatro para el concurso, me acordé de ella, porque me parecía algo que podía llevar el peso de un trabajo así. Salvo una parte de la descripción de lo que la mujer va contando que ve, que sale directamente de esa primera versión, todo lo demás, personajes, relaciones entre ellos, ambiente general y, sobretodo la conclusión del cuento apareció en el proceso de reescritura.

¿Qué sintió cuando le comunicaron su primer premio?

No sólo es el primer premio por la posición, es el primer premio que yo he ganado nunca (aunque debo decir, no sé si a mi favor o a mi contra, que tampoco me he presentado a muchos). Así que haber ganado el V Concurso de Microteatro La Malhablada de Salamanca fue una enorme emoción. Viene además envuelto en esta extraña realidad que estamos viviendo todos, y que, quizás hace que estemos un poco más sensibles. Lo primero fue la indecisión entre la lágrima y la risa, después el milagro de la multiplicación de la vibración de las rodillas hasta casi el soponcio. Viví unos cuantos síntomas, así seguidos, que me parecieron preciosos y que ya tienen su marco colgado en mi memoria. La sensación general que me queda, pasada la euforia del primer momento, es la de una pequeña parada, muy feliz y sumamente agradable, en un viaje que lleva construyéndose mucho tiempo, tras bastante esfuerzo, dificultades, ilusiones y compensaciones, y que espero dure mucho más.

¿En qué consiste ese galardón?

Hay una primera parte del premio que está valorada con 200 euros y una segunda que consiste en la posibilidad de poder montar la obra en el espacio La Malhablada de Salamanca. Si la primera siempre viene bien, reconozco que la segunda parte, la parte de la aventura y poder mostrar algo tan lejos de casa, me emociona mucho.

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Tiene otro libro ilustrado que pensaba presentar en el Splash Festival de este año, que ha sido aplazado, ¿de qué trata?

Efigies, es una recopilación de cuarenta y tantos retratos femeninos, de estilo realista, levemente pop y de línea clara, un estilo muy diferente a lo que había hecho hasta ahora, acompañados de poemas, microtextos y aerolitos (o greguerías, o máximas, se pueden llamar de muchas formas) poéticos. Es un tipo de libro muy diferente al recopilatorio de humor gráfico Mondo Hueso que saqué también con la misma editorial.

A veces, me gusta pensar que Mondo es un libro de humor que lleva de contrabando bastante poesía, y que Efigies, aunque escogiera los poemas más serios y las frases más poéticas de todo lo que he estado escribiendo en ese género, pues quería que tuviera ese tono distinto y diferente a lo anterior, trae consigo dentro, casi sin poder evitarlo, al menos, un par de sonrisas.

¿Cómo surgió este trabajo donde mezcla ilustración y poesía?

Esta es una de las cosas que más me gustan de este libro… Sergio Sánchez Isasi, el editor de Siarte, había visto estos retratos que habían ido apareciendo en mi cuenta de Instagram, y le habían gustado lo suficiente como para proponerme recopilarlos en un libro. Yo le sugerí que, para que no aparecieran los retratos tan solos, como pobrecitos perdidos en el mundo, les podría añadir estos textos de los que hablaba antes. Me gustaba la idea de que, en este caso, la palabra fuera la que ilustrara al dibujo Y las posibles combinaciones aleatorias que se crearían al mezclar materiales que habían sido creados, además, en épocas muy distintas de mi vida. En seguida nos pusimos manos a la obra, yo a buscar y a recopilar material que tenía desparramado por viejas libretas y discos duro de ordenador, y Sergio a trabajar con la parte más técnica y de diseño del libro.

El resultado es un libro de encargo que nadie diría que lo es. Pues es, a la vez, y para comunicarnos con un tópico muy de los artistas, un trabajo sumamente personal.

¿Cuáles son sus futuros proyectos profesionales?

Ahora mismo el que más me apetecería, sería el de reunirme con mis actores, el músico y la persona que me ayude con la escenografía, y empezar a montar y ensayar Te regalo una ventana. Sé que son excelentes profesionales, y creo que voy a aprender mucho con ellos y de ellos. Espero que para ellos la experiencia pueda ser igual de fructífera. Pero, ahora mismo, por cosas del confinamiento, es un poco imposible y tendremos que esperar.

También está parado el proyecto de un nuevo libro de teatro, que en estos momentos, tampoco sé cuándo saldrá.

En cuanto a lo gráfico, durante estos tres meses he estado practicando con las caricaturas de personajes famosos. Y hasta una de ellas ha aparecido en el programa nocturno de Conan O’Brian, lo cual, me parece una razón tan buena como decir que me entretiene mucho y me mantiene calmado y con la cabeza atareada, algo así como si fuera mi equivalente a hornear pan en tiempos de pandemia. Así que seguramente seguiré con eso también, a ver por dónde me lleva.


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Modificado por última vez en Sábado, 23 Mayo 2020 00:30

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