Raquel Martín Genovés tiene 28 años y reside en Puerto de Sagunto. Desde bien pequeñita veía la falla que hay al lado de su casa (Eduardo Merello) y soñaba con ser fallera. Aunque al principio sus padres se resistieron, lo consiguió a los 11 años y ahora se ha convertido en la Fallera Mayor de Federación Junta Fallera de Sagunto 2017, un cargo que compagina con sus estudios (un Grado en educación Social y el Ciclo Formativo de Imagen para el diagnóstico). Martín se siente una privilegiada al poder estar viviendo este sueño y destaca la exaltación y la Crida como actos más emotivos de los vividos hasta el momento. Su homóloga Infantil, Ana Isabel Dorado Capsí tiene 13 años recién cumplidos y es fallera como ella misma ha contado a El Económico, «desde que nací». Sus primeros pasos n este mundo fueron en Albalat dels Sorells, el municipio de su madre, y desde los tres años pertenece a la Falla Plaza Mare Nostrum, en Puerto de Sagunto. Ilusionadas, ambas representantes coinciden en señalar que están viviendo un momento especial en las que se han convertido en las primeras fiestas desde que las Fallas fueron declaradas como patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Además, invitan a todos los vecinos, falleros o no, a disfrutar de  estas fiestas.

 

Raquel: Me siento súper orgullosa y muy agradecida de poder contar con este privilegio que pocas personas tienen. Es una gran satisfacción y a la vez una gran responsabilidad, la verdad. Pero me encuentro muy ilusionada.

Ana Isabel: Yo estoy muy contenta y feliz. Es una gran oportunidad de poder representar bien a los infantiles.

Raquel: La verdad es que yo siempre lo habían tenido en mente, pero trabajaba 6 días a la semana en una tienda, y además, estudio un grado de Educación Social y un Ciclo de Imagen para el Diagnóstico, por lo que lo veía inviable. Pero un día pensé que si no lo hacía ahora, no lo haría nunca, por lo que he cogido una excedencia en el trabajo y aquí estoy, compaginando mis estudios con esta maravillosa experiencia.
María Isabel: Estaba a punto de ser la elección y no se había presentado nadie. Algunos amigos llamaron a mi madre y se lo plantearon. Estuvimos pensándolo y al final nos animamos.

Raquel: Amistad, privilegio, felicidad.

María Isabel: Incomparable, especial, único.

 

Raquel: En mi caso, 4 damas ya eran amigas mías, de mi comisión, y ahora las 6 nos hemos convertido en compañeras inseparables.
María Isabel: Yo conocía sólo a dos (una de ellas es su amiga de instituto), pero ahora las 6 tenemos una relación muy especial, a pesar de la diferencia de edad. Nos entendemos muy bien e intentamos dar buen ejemplo.

Raquel: Yo adoro a Mavel, nos llevamos genial, y siempre me está haciendo reír, cosa que para mi es muy importante.
María Isabel: Yo quiero mucho a Raquel, a veces me chincha, pero pienso que es lo normal, ya que estamos casi 24 horas al día juntas. Es muy extrovertida, divertida y bruta, y nos reímos mucho.

Raquel: Mi madre, y se   lo agradezco mucho. Tiene una gran paciencia. A pesar de ser auxiliar, y no modista, se pasa todas las tardes cosiendo.  Yo creo que este arte lo heredó de mi abuelo, que era sastre. Además, también me peina y me acompaña.

María Isabel: Mis padres, y mi familia. Somos todos muy falleros y mis tías y primas me acompañan en casi todos los actos también.

Raquel: Lo que más, toda la gente que estoy conociendo y lo que me aportan. Lo que menos, tal vez el cansancio que puedes llegar a sentir algunos días, pero ya se sabe, sarna a gusto, no pica.

María Isabel: Me gusta lo bien que me lo paso allá donde voy, los amigos que estoy haciendo, la relación con la gente y los sitios y lugares nuevos que estoy conociendo. Lo que menos, el protocolo en algunas ocasiones. Respeto que se haya de cumplir, y así lo hago, pero ante todo somos niños.

 

Raquel: la exaltación, por dos de sus momentos. Cuando subes, te giras y saludas y piensas: «soy yo». El segundo sentimiento especial fue cuando puse las bandas a mi corte. No podía dejar de llorar, todas pensábamos interiormente: «Por fin lo hemos conseguido y estamos aquí viviendo este momento juntas. La crida también me encantó, la verdad es que no la esperaba tan bonita. Los tres días siguientes aún no había conseguido dormir de la emoción.