Alberto Montoro López, vecino de Puerto de Sagunto, abrirá el Festival Internacional de Benicàssim. (Foto: Patricia Gázquez)Alberto Montero López, un joven de 35 años de Puerto de Sagunto actuará este verano en dos de los festivales de música más importantes de este país. El jueves debutó en el Primavera Sound de Barcelona, y el próximo 17 de julio lo hará en el Festival Internacional de Benicàssim (FIB), en el escenario grande, donde abrirá las actuaciones. Además ha presentado su cuarto disco, Arco Mediterráneo (BCore Disc), al que anteceden Puerto Príncipe, Claroscuro y Alberto Montero y su videoclip, Madera Muerta, en el que se muestran los momentos previos a un concierto en Barcelona, donde reside actualmente. Alberto es funcionario, y reconoce que considera la música más como una pasión que como una profesión, ya que la misma atraviesa momentos difíciles y es casi imposible vivir de ella. El misterio, lo intangible y «la sustancia que tenemos delante de las narices todo el tiempo pero que solo vemos a veces de manera fugaz» son, como explica a El Económico, la fuente de inspiración de las letras de sus discos, en los que intenta, como añade «transmitir la felicidad de la armonía con el todo y con el instante».
Para quien aún no le conozca, ¿quién es Alberto Montero?
Soy Alberto Montero López, y tengo 35 años. Soy de Puerto de Sagunto, aunque en la actualidad vivo en Barcelona. Soy Licenciado en Geografía por la Universidad de Valencia, y antes de dedicarme al mundo de la música he hecho un poco de todo en la vida. He trabajado en un gran almacén de Puerto de Sagunto de auxiliar de seguridad, en el muelle moviendo coches, en Correos los sábados, y ahora soy funcionario del Estado.
¿Cuando se da cuenta que quiere ser cantante y por qué?
En mi casa mi madre siempre ha cantado mucho, y cuando nos juntábamos con la familia algunos de sus hermanos tocan la guitarra y acabábamos todos cantando y pasándolo muy bien gracias a la música. Con 11 o 12 años más o menos, empecé a tocar la guitarra gracias a clases gratuitas que daban en la Parroquia del Carmen de Puerto de Sagunto, donde me apunté con varios amigos. Me pilló el brit pop con 15 años y con 17 me puse a escribir canciones queriendo imitar a mis grupos favoritos.
¿Por qué estilo de música se decanta?
En un principio comencé a hacer canciones muy influenciadas por Oasis, Beatles, etcétera.
¿Recibió algún tipo de clases y/o estudios musicales?
Nunca he ido a clases de canto, la verdad, pero con 17 años sí que me apunté a guitarra en una tienda de instrumentos de mi ciudad donde daban cursos. Quería aprender algo más que los acordes habituales, así que decidí apuntarme aquí para que me enseñaran más cosas de las que yo podía aprender por mí mismo. Fue en esta época más o menos cuando empecé en un grupo, con la gente del instituto con la que más afinidad tenía. Se llamaba Spiral Vision y si no recuerdo mal solo duramos 3 meses ensayando, o algo así. Fue poco tiempo, pero con uno de los componentes, Víctor Hernández, sí que continué muchos años.
¿Cómo fue evolucionando como cantante?¿Qué vino después?
De esos inicios más influenciado por esa onda del brit-pop pasé a un folk psicodelia más costa oeste y ahora mi música es una mezcla entre las cosas que más me gustan, como son el folk, impresionismo, pop y barroco.
¿Cómo surge la idea de sacar un disco?¿Cómo lo describiría?
En la época de mi primer disco yo estaba tocando con Shake. Habíamos sacado nuestro primer disco con Greyhead y Juan Pedro Parras me propuso hacer un disco en solitario con canciones más acústicas que no tenían salida con la banda. Acepté y resultado de aquella propuesta fue mi primer disco, que lleva mi nombre, Alberto Montero, y que salió en 2008. Es un disco en inglés, muy influido por el folk inglés de los años 70, muy mínimo en cuanto a arreglos. Después de irme a vivir a Barcelona se acaba Shake y decido empezar a hacer canciones en castellano, con influencias más fuertes de Spinetta, Vainica Doble o Víctor Jara.
¿Surge de aquí su segundo trabajo?
Sí, así es. De aquí viene Claroscuro, en 2011, un disco muy especial para mi, porque la transición fue muy difícil de hacer. Aquí mi amigo Juan Pablo Olavarrieta (bajista en el disco) fue un apoyo muy grande para hacer el disco y el que me impulsó para volver a tocar en directo. Después, gracias a Marcos Junquera (batería), entré en el sello barcelonés BCore y saqué Puerto Príncipe, mi tercer álbum, con ellos, en 2013. Un disco que seguía siendo muy íntimo, pero con canciones más pop como En el Camino.
¿Cómo recuerda su primera actuación como cantante?
Fue en el casino de la Gerencia del Puerto, entorno al año 2000. Nos dejaron tocar media horita, en un concierto de otras dos bandas. Una era Flux, banda donde tocaba Kike Rondán, que luego sería nuestro batería. Recuerdo hasta la canción. Hicimos una versión de Anarchy In The UK, de los Sex Pistols, aparte de 5 o 6 canciones mías. Como solista la primera vez fue en 2006 en un restaurante de Puerto, en un certamen de cantautores que organizaba el Ayuntamiento de Sagunto.
A partir de aquello, supongo que su carrera musical sería un no parar de actuaciones, ¿verdad?
Bueno, la verdad es que con Shake nos prodigábamos poco, para qué nos vamos a engañar. Ahora echo la vista atrás y me resulta increíble lo lejos que parece Valencia desde el Puerto. Tocar en Valencia era como lo máximo. Creo que el concierto que más lejos hicimos fue en Alcoy. Hacíamos como 7 conciertos al año y aún flipábamos esperando algo de fama. Vivíamos algo totalmente irreal. Hacer bolos más en serio realmente no lo hice hasta que empecé con BCore en mi anterior disco, Puerto Príncipe, donde he tocado por toda España, algo que en aquellos tiempos nunca hubiera imaginado.
En la actualidad, ¿combinas este trabajo con algún otro o vive exclusivamente de esto?
¿Vivir de esto? Es muy difícil. La mayoría de las veces si puedes vivir de esto es combinándolo con otros trabajos relacionados con la música, como tour manager, conductor o runner, y te pasas más de medio año en la carretera. Y aún así para vivir con poco dinero al mes. Yo prefiero que mi música no dependa de mi economía, aunque es verdad que a veces me gustaría tener la libertad de dedicarme a esto a tiempo completo y no malgastar horas en un trabajo que no me satisface nada.
¿En qué se inspiran sus letras?, ¿quién las compone?
En el misterio, lo intangible, la sustancia que tenemos delante de las narices todo el tiempo pero que solamente vemos a veces de manera fugaz. Transmitir la felicidad de la armonía con el todo y con el instante. Aquello que la palabra solo puede alcanzar mediante la poesía. Y aún así, solo lo roza. Es lo mismo en lo que me inspiro para hacer la música.
¿Cuándo se entera que actuará en el Primavera Sound y en el Festival Internacional de Benicàssim (FIB)? qué siente y qué espera de estos conciertos?
La propuesta del Primavera Sound nos llegó en diciembre, y la del FIB hace cosa de un mes o menos. La verdad es que me hicieron ilusión ambas propuestas. No somos una banda muy adecuada para este tipo de macro festivales, la verdad, pero tocar en el PS es un escaparate muy grande y puede ser una experiencia muy interesante, además del punto que tiene verte reconocido. Lo del FIB me pilló más por sorpresa. Creía que ya estaba cerrado el cartel, y tampoco aspiraba a estar en los dos grandes festivales del país. Me hace mucha ilusión porque yo fui como público al FIB desde el 99 hasta el 2004 (los años impares un día y los pares los tres días), acampando en el recinto y todo, como hace tantísima gente. Con 20 años me dije: Algún día tocaré ahí. Hoy, con 35, ya puedo decir que voy a hacerlo. En ese escenario he visto a Radiohead, Jon Spencer Blues Explosion, Richard Ashcroft, Oasis, Brian Wilson,... por lo que abrir el escenario grande del FIB va a ser increíble.
¿Gustos musicales?
Mi base son los Beatles, Love, Neil Young... En definitiva el rock de los 60 y 70. Luego me gusta mucho también la música clásica, creo que se nota en canciones como Tormenta circular o Arco Mediterráneo III. Y en mi casa siempre han sonado cantautores tipo Silvio Rodríguez u Horacio Guarany. Yo, ahora mismo, soy más de Víctor Jara y Violeta Parra. Y Vainica Doble también ha sido una obsesión estos últimos años.
¿Cómo resumiría todos estos años dedicados a la música?
Creo que lo que ha permanecido invariable todos estos años es mi relación con la composición, siempre buscando que las canciones tengan algo sustancial, que me haga vibrar. Eso nunca se ha visto alterado o sacrificado por cosas más efímeras o accesorias. El proceso artístico también es un gran maestro, nos enseña muchas cosas de nosotros mismos. Lo que dejas pasar, lo que no, que vas a enseñar a la gente de ti mismo y por qué determinadas cosas no quieres que las vean. Siempre intentamos dar la mejor imagen de nosotros mismos, pero el proceso artístico sirve para sacar a la luz cosas de las que no nos sentimos tan orgullosos y es una gran oportunidad para abrazarlas y decirles que no pasa nada, que está todo bien.
¿Qué consejos da a aquellos músicos que empiezan?
Como me decía Juan Pedro Parras: "obra, obra y obra". Es lo más importante. Es evidente que todos, de alguna manera, buscamos aceptación y reconocimiento. Pero lo más importante de todo es sentirte realizado con la música que haces. Ese es el centro, el motor de todo esto.
¿Qué destacaría como lo mejor y lo peor de esta profesión?
Yo personalmente no lo vivo como una profesión, sino como una pasión. Supongo que lo peor como profesión sería el tema económico: no hay una industria lo suficientemente fuerte como para mantener a grupos de segunda fila como nosotros. Creo que es consecuencia del modelo socioeconómico neoliberal que nos ha tocado vivir, donde el dinero es Dios, el centro de todo y lo demás son cosas accesorias. Las empresas buscan tanto el beneficio económico que se vuelven cada vez más y más conservadoras. No arriesgan lo más mínimo por miedo a arruinar el negocio y educan al público como tal, reforzando el círculo vicioso. El ejemplo está en la mayoría de los festivales de verano, que no hacen más que repetir el cartel de los otros, sobre todo en cuanto a grupos nacionales se refiere. Eso crea un oligopolio en nuestra industria musical, que son los únicos que se pueden permitir vivir de esto.
Además, creo que estamos viviendo también, desde hace unos años, el declive del rock, que dentro de la sociedad está empezando a adquirir un papel secundario. Ahora reina el hip-hop, el R&B, etcétera. Después está el tema de la piratería, que ha reducido mucho el negocio. Lo mejor es la gente que vas encontrando por el camino y el cariño que te muestran.
¿Qué nuevos proyectos tiene en marcha y qué sueños le faltan por cumplir?
Dar conciertos con trío de cuerda y componer nuevas canciones es lo que ronda por mi cabeza ahora como nuevos proyectos. Respecto a los sueños, me siento muy afortunado con la gente que me rodea y con lo que tengo (banda, sello, etc...) y con la progresión que estamos teniendo, por lo que no quiero pedir más.
