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Sentiergosum, la expresión de las emociones podrá verse en el Centro Cívico de Puerto de Sagunto hasta el día 8 de octubre

Paco Sancho: «La fotografía es más muda de lo que nosotros pensamos» 

Viernes, 18 Septiembre 2015 12:43

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Apasionado de la lectura, de la expresión de las emociones y muy autodidacta. Así es Paco Sancho, nacido en Lliria en el año 1953 y residente en Puerto de Sagunto. Psiquiatra de profesión, es un apasionado del mundo de la fotografía, a la que se dedica en sus ratos libres desde hace unos treinta años. Motivado por sus inquietudes artísticas y culturales, y tras ganar varios galardones a nivel local y nacional, Paco comenzó a ver la fotografía como algo más que un pasatiempo. Fue entonces cuando se matriculó en el Master de Fotografía en la Universidad Politécnica de Valencia. «Me apasiona la fotografía aplicada a otros ámbitos como la filosofía o literatura, y no el mero disparo», confiesa el fotógrafo local. Actualmente pertenece al grupo fotográfico ARSE de Puerto de Sagunto, del que también ha sido presidente durante unos años. Composiciones minimalistas, fotografías nocturnas, retratos del entorno urbano que generen interconexión entre el retratado y el espectador,  y siempre bajo los parámetros del blanco y el negro, esa es la filosofía de Paco. En esta ocasión es Sentiergosum, la expresión de las emociones, donde caras de felicidad, tristeza, sorpresa, que pretenden reivindicar la importancia que tiene para el ser humano el hecho de exteriorizar sus emociones, poder expresarlas y no callarlas. «A mi no me gusta lo políticamente correcto, el pensar lo que toca y lo que no toca decir. Nunca hay que callarse», aclara Paco Sancho.

¿Cómo defines tu propio trabajo, es fotografía artística?

Es un poco complicado el decir yo soy artista, lo veo quizás excesivo. Pero sí, esa es mi idea. Quiero decir que yo me he dedicado a la fotografía analógica como aficionado. Hace ya unos treinta años que lo hago. Después, cuando te jubilas, y después de todo el proceso, entiendes y vas experimentando cambios en el estilo de tus fotografías. Entonces sí se podría decir que la tendencia, a día de hoy, es una fotografía que tira más hacia una corriente artística. Entonces, es cuando me matriculé en la Universidad Politécnica de Valencia, en Bellas Artes, e hice el Master de Fotografía, porque yo ya me interesé como aficionado, multidisciplinar y esa relación de la fotografía con otras cosas. Llegó un momento en el que dije que necesitaba ver la fotografía de otra forma. Cayó en mis manos un programa del Master, al que posteriormente me matriculé, y me sorprendió porque era justo lo que yo quería. Asignaturas como Fotografía y Literatura, Fotografía y Filosofía, Bases de la creatividad en la Fotografía, Crítica fotográfica, algo que iba más allá del mero disparo y todo aplicado a otros ámbitos. Me pareció alucinante.

¿Te dedicas a ello profesionalmente o entiendes la fotografía como una afición?

No, yo he trabajo de psiquiatra. Realmente es una afición, porque yo estaba en el grupo ARSE de aquí, del que fui presidente también unos años, y ahí he desarrollado lo que en cada época se llevaba.

Comenzando por tus orígenes, ¿de dónde nace tu vínculo con el mundo de la fotografía?

Creo que es a partir de la fotografía de mi hija, la primera que hice. Pero no se realmente como me inicié. Yo recuero que en el fin de curso de bachiller realizamos un viaje, yo iba con mi cámara tomando fotos, y cuando fui a revelarlas me dijeron que había salido todo fatal, no había ni una nítida. Era mi primer carrete, y fue un desastre. Más tarde me compré mi propia cámara y comencé a tomar fotografías de pequeño formato, por lo que realizaba fotos a mi hija como cualquier padre, lo normal. Luego vi que tenía unas características de luz y la verdad es que estaba muy bien. Luego me fui fijando en otro fotógrafos, en sus técnicas, en exposiciones, y pensaba que nunca podría llegar a hacerlo, hasta que decidí ponerlo en práctica. Aprendí a revelar mis propias fotos, en negativo y positivo, teniendo en cuenta el carrete que tenía, la temperatura, el tiempo, la exposición, etc. Desde entonces he seguido haciéndolo. Después de varias prácticas, conseguí obtener un resultado parecido al que yo buscaba, me empezó a gustar. Fue un empezar, al ver que dominaba la técnica me puse a ello, soy autodidacta.

En tus inicios fuiste partícipe de varios concursos locales y también ganaste galardones a nivel nacional.

Sí, con los concursos he ganado premios que me han permitido hacer exposiciones aquí, en Bancaja, en la Alameda, en la Casa de la Cultura. Obtuve premios en Canals, en Puzol, en Sagunto, en Valencia, en Linares, San Fernando de Cádiz. Primero, segundo o tercero, incluso finalista y yo ya me quedaba muy satisfecho.

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¿Te decantas por una fotografía técnicamente buena y correcta, o prefieres aquellas que transmiten un mensaje al espectador?

Sí, a mi me interesa que haya siempre una interconexión entre ambos. Por ejemplo, en la exposición Sentiergosum todas las personas miran fijamente al espectador, y eso es intencionado, yo quería que el espectador viera directamente la persona y su sentimiento. El fondo por ejemplo también acompaña, todo negro, sin nada que distraiga el captar la emoción. Con esta exposición ha habido un gran cambio en el método de trabajo, todos tenemos al fotógrafo como un ser solitario que camina por ahí, y esto ha requerido un planteamiento totalmente diferente, he tenido que contar y formar un grupo de personas, chicos que se dedican al teatro, contar con dramaturgos como Nati y Toni, crear un guión, una representación. Es decir, he tenido que crear la idea y la emoción y entonces fotografiarla, sin ir a buscarla, que hubiese sido otro enfoque. Ha sido un trabajo colectivo al que yo no estoy acostumbrado.

¿Qué te inspira a la hora de iniciarte en un nuevo proyecto?

Nada en especial porque soy muy intuitivo desde siempre. Soy de momentos que me vienen a mi. Aunque algo que me gustaría conseguir, puesto que me apasiona la lectura, es lo mismo que hace el cine, pensar cómo poder adaptar una novela que me ha gustado a fotografías.

Sentiergosum, la expresión de las emociones es el resultado de tu proyecto final de master, ¿cuál es la idea de la que nace esta exposición?

Este trabajo que ahora presentó es el proyecto fin de master. Ha llevado su tiempo, a diferencia de los anteriores trabajos más rápidos, este es un trabajo mucho más premeditado, estudiado. Yo creó que comencé con él cuando me surgió la idea, allá por el 2011 o así. A partir de esa idea, la fui elaborando, pensando, hasta que acabas definiendo cómo vas a transformar esa idea inicial en una fotografía. Ha pasado bastante tiempo porque no he tenido nada de prisa, me lo he tomado con mucha calma. Empecé a hacer fotografía con el grupo sobre el año 2012. Estuvimos unos nueve meses haciendo el trabajo. Luego, lo curioso es que una vez hecho el disparo, el trabajo, no tiene nada que ver con lo que ahora se ve en la exposición. Los propios que han participado no se reconocen. Sí es la misma foto, obviamente, pero ha habido todo un proceso de digerir, masticar, ver cómo podía explicar cada cosa. Las fotos ya estaban tomadas, pero quedaba ver cómo las presentaba. En la exposición se pueden ver cosas que están concebidas quince días antes de su presentación. Me iban brotando ideas que me hacían pensar qué foto iba en qué pared, esto así, el resto allá. Por ejemplo, la que hay en la pared de la izquierda datará de un par de meses, no más. Esto a veces pasa y son temas que en fotografía se dan mucho. ¿Una fotografía es muda o no lo es?, ¿necesita título o no?. Son debates abiertos. Yo pienso que una fotografía es más muda de lo que realmente creemos, tu ves una imagen y, cómo no sea muy exacta de lo que es la realidad, puede transmitir cosas muy diferentes. A lo mejor pasa el tiempo, tu estado de ánimo cambia y tu ves esa fotografía de otra manera, incluso el texto que la acompaña nunca llegas a saber si puede ser a favor o en contra. Y eso lo digo porque a mi me ha pasado. Ya te digo que el trabajo estaba hecho. Primero el trabajo se expuso, con doce fotografías, el año pasado en el Festival Imaginaria de la Universidad de Castellón, en Vinaroz. Ese era el trabajo original, y ya pensando en ampliarlo, un día se me ocurrió coger esas doce fotos y verlas como espectador, no como si las hubiese hecho yo, sino ver qué transmiten, qué me decían. Entonces, comencé a escribir lo que me transmitía esa emoción, bien tristeza, alegría, lo que fuera. Cuando terminé de escribir me di cuenta que había escrito una de las emociones por las que yo pasé en un periodo bastante malo de mi vida, cuando me jubilaron fue una época muy mala. Al acabar me di cuenta que había hecho una especie de autobiografía realmente, y ese fue el trabajo que surgió después, que yo no tenía pensado.

Caras de felicidad, tristeza, sorpresa, ¿qué idea pretender transmitir al espectador con esta exposición?

La idea real es un poco reivindicar la importancia que tiene para el ser humano el hecho de expresar, exteriorizar, sacar tus emociones, no callarse. A mi esto de lo políticamente correcto no me gusta, cada vez se tiende más a pensar en cuanto a las emociones, lo que toca, lo que no toca decir, sentir. No, no es así. Somos capaces de sentir todo tipo de emociones, y expresarlas, no callárselas, porque es que además la inhibición de las emociones, el controlarlas, el reprimirlas, se transforma a veces en síntomas físicos o psíquicos de enfermedades. Es algo clásico que todo el mundo sabe. Cuando uno inhibe mucho la agresividad acaba con una ulcera de estomago, por ejemplo. O si estás sufriendo una tensión y una ansiedad constante y nunca te relajas, el infarto lo tienes garantizado. Son cosas que así son.

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¿Sueles trabajar con ideas reflexionadas o te guías más por aquello que te llama la atención en cada momento?

No, no. Esto ha sido un cambio, mucha gente me lo ha dicho. Ha sido un paso de anteriores trabajos de todo lo contrario a esto. Yo creo que el cambio ha sido para bien, a mi me gusta. Yo creo que llegó un momento que dije, bueno voy a hacer fotos que no estoy haciendo nada. Entonces cojo la cámara y digo ¿pero dónde voy, ¿qué voy a hacer lo mismo de siempre? No, hombre, esta vez no, primero piensa una idea y cuando la tengas vas, pero lo otro es lo que has hecho toda la vida. Eso me dije a mi mismo, y cómo no me gusta repetirme, opté por este trabajo más conceptual. No es tanto el recoger documentalmente lo que ves, que es lo que he hecho toda la vida, más o menos, técnicamente mejor o peor, que tener una idea que posteriormente vas a plasmar. A mi me sorprendió el día de la inauguración cuando vi que este trabajo que presenté gustó más a los no fotógrafos, gente de sindicatos, que quizás estaba más sensibilizada con el tema, que a los fotógrafos aficionados, luego está la gente del master. Pero los fotógrafos aficionados a mi me han despagado mucho porque no han tenido ningún interés en ver mi trabajo. Yo pienso que nadie tiene que estar cerrado a nuevos temas.

Posterior a esta exposición fue La apariencia de la ausente, fotos en las que precisamente siempre falta algo.

Este también es un trabajo muy conceptual, muy interesante porque juega con esos dos conceptos de presencia y ausencia. Son fotografías en las que no hay nadie, pero yo percibo a la gente allí. Yo puedo hacer fotos de las taquillas del metro, y, aunque en ese momento no haya nadie, están destinadas para las personas, y alguien pasará por allí. Veo el espacio en conjunto, con esa presencia humana. Esta se expuso en Valencia y ahora en noviembre llegará a Sestao. En estos momentos yo trabajaba otras ideas pero yo hacia esas fotos mientras, sin saber porqué, hasta que un día me dio por revisarlas y ví que todas ellas tenían algo en común, la ausencia. Después de disparar me di cuenta la idea que subyacía, y con esa idea meditada ya he hecho el conjunto

Optas por expresar temáticas muy del día a día como estados de animo, a través de mensajes muy directos y cuestiones que podemos encontrar en nuestro entorno urbano.

En general sí. No creo que haga falta irse a Tailandia para hacer fotografías bonitas. A veces lo cotidiano, lo cercano a mi me interesa mucho. Lo más lejos en lo que he estado ha sido Cuba, con una exposición a color, mi primer y único trabajo a color, porque yo entendía y era evidente que Cuba tenía que ser en color.

Siempre sigues una línea muy marcada para tus composiciones: el blanco y negro.

Sí, es una de mis manías. Además me gusta hacerlo a mi, a mi gusto, no utilizo ningún programa que lo haga directamente a blanco y negro. Me gusta aplicarles un tono cálido, como el de antes. Siempre he creído que para hacer una fotografía a color no basta con que la película recoja el color. Yo pienso que papel tiene el color en cada foto, si realmente es necesario, sino para qué ponerlo. En ese sentido, yo me quedo con el blanco y negro porque se positivamente que son colores más abstractos, y demás distrae menos. Sólo con los grises busco concentrar la atención del espectador en la propia imagen.

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No ocurre lo mismo con tus fotografías, retratos, luminogramas, fotografía nocturnas y en movimiento; reina la diversidad en ellas.

Sí, ha habido mucha gente que me ha dicho que porqué no he continuado con las fotografías de nocturnos, por ejemplo, porque en ese momento nadie se dedicaba a este tipo de fotografías. Pero a mi me gusta la diversidad, si ya he probado con eso, me gusta pasar a otras cosas nuevas. Aunque no me gusta repetirme, hay quien dice que en todas las fotos hay algo que las diferencia, que las caracteriza como mías, y eso está bien.

¿Qué aporta la fotografía a tu vida?

Es una pregunta que mucha gente se hace, pero en cambio yo nunca me lo he planteado así, no sé, quizás lo he visto como una cosa más al margen. Hay quien la utiliza como terapia, para expresarse, pero a mi todo eso me parece muy rimbombante. Yo empecé con esto porque me gustaba la composición, las líneas, la textura, pero eso no significa que yo buscara expresarme con ello. Quizás ahora, con esta exposición y en esta última etapa, comienzo a estar más involucrado en lo que hago, ahora sí es posible. Con Sentiergosum, la expresión de las emociones, que ha sido más autobiográfico, si he podido expresar el periodo que yo pasé, cómo lo resolví y la salida satisfactoria de esa etapa.

¿Recuerdas alguna imagen en especial por el personaje retratado o por el resultado obtenido?

Sí, hay varias, pero la primera de todas es la que marca mi inicio, cuando me planteé dedicarme a esto más en serio. Es la fotografía de mi hija, que además fue la primera que me premiaron en el Salón de Otoño de Bancaja, aproximadamente en el año 1987. Conseguí un tercer premio sin esperarlo. A partir de ahí, yo estaba comenzando en la Casa de la Cultura, y me ofrecieron hacer una exposición. Yo decidí hacer todo un trabajo de retratos, distintos de los de ahora en los que sólo aparece la cara, aquellos eran el conjunto. Hay fotos muy curiosas de aquella época, fotos de mi hija, de sus amigas. De nocturnos también hay alguna que siempre me quedó con ella, me resultan interesantes.

Y qué se te resiste, qué te falta y te gustaría por hacer?

A mi me encanta la naturaleza, yo tengo un jardín en Segart y no consigo hacer fotos en blanco y negro que me gusten. Es algo que, y todavía no sé porqué, pero se me resiste, no lo he conseguido. Además lo que sí me gustaría trasladar a un buen trabajo fotográfico es la idea del Cabo de Gata de Bodas de Sangre. El Cortijo, como ya te he dicho, está fotografiado todo en ruinas. Luego seguiré investigando, hablaré con gente del pueblo, buscaré fotos de archivo. Va a ser un trabajo que requiere de investigación antes de realizar el disparo.

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¿Tienes en mente proyectos futuros?

Sí, ahora tengo en mente otro proyecto. Es algo curioso, que no sé como haré en fotos porque parte de una historia de Cabo de Gata, un crimen de 1928 conocido como "El crimen de Níjar", que tuvo su repercusión y salió en algunos medios. Era una boda concertada que acabó en sangre. La novia quería casarse con un primo suyo, y él decide cogerla y fugarse con ella, pero la cuñada también estaba por medio. En fin, una historia en la que el novio acaba muerto y todo acaba en tragedia. Esto fue muy sonado, y fue el hecho real que dio pie a García Lorca para escribir Bodas de Sangre que todos conocemos. Entonces, esto de que una obra de arte venga a suplantar una realidad me da que pensar. La historia currió en el Cortijo del Fraile, cerca de Rodalquilar, y casualmente tengo un amigo que es de allí y su padre era el barbero que iba al Cortijo. Quiero decir, que se me juntan una serie de cosas, de casualidades, muy curiosas que quiero ver cómo voy a ir hilándolas. Yo estuve por allí, por el Cabo de Gata y aproveche para hablar con gente de la zona. Luego el tema tiene también un matiz reivindicativo y social, porque el Cortijo del Fraile está declarado BIC, bien de interés cultural, y se está cayendo a pedazos, aquello está en ruinas, y hay movimientos sociales que están reivindicando que se arregle. Todo eso sumado a mis ideas, pienso hacer algo relacionado con el tema, pero todo a su tiempo.


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Modificado por última vez en Sábado, 03 Octubre 2015 01:36

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