Para Mariano Ponce, esta iniciativa «ha ayudado a hacer el relevo generacional» ya que las condiciones de los productores han mejorado mucho y los hijos se animan a seguir en la agricultura como sus padres

Alba Nidia: «Si el Comercio Justo no existiera, los productores de café desapareceríamos»

Jueves, 23 Octubre 2014 18:13

productores-buena1Alba Nidia Rojas y Mariano Ponce en la Tenda de tot el Món, donde se realizó la entrevista

Alba Nidia Rojas y Mariano Ponce acaban de aterrizar en nuestro municipio para enseñarnos de primera mano en qué consiste el Comercio Justo. Nadie mejor que ellos para esta misión. Ambos pertenecen a CoopeAgri RL, una importante cooperativa cafetalera y azucarera de Costa Rica con la que trabaja La Tenda de tot el Món de Puerto de Sagunto. En concreto, Alba es productora mientras que Mariano es el encargado de las exportaciones, del control de calidad del café y de la parte más técnica, la de las certificaciones de Comercio Justo. Y es que aunque en ocasiones el consumidor europeo se siente muy lejos del productor del café que se bebe cada día o del azúcar que utiliza en sus comidas, los dos son partes fundamentales de la misma cadena de producción. Una cadena a veces injusta puesto que tanto las reglas del comercio internacional como los intermediarios hacen que al final los productores reciban una parte muy reducida del precio que nosotros pagamos por estos alimentos. Por eso, en un intento de paliar esta situación y respetar al medio ambiente nació el Comercio Justo, considerado además «una forma de transformar la realidad y la vida de muchas familias».

El Comercio Justo elimina intermediarios y favorece a los productores en muchos sentidos, pero como partes implicadas ¿qué es para vosotros?

Alba: Como productora diría que para mí el Comercio Justo significa alternativa. Al principio no lo aceptaba porque al restringir una serie de productos tóxicos para la tierra, se hacía más costosa la producción, pero ahora doy gracias a esta iniciativa por exigir que se cumplan unos requisitos que favorecen al medio ambiente. Ahora mi parcela está más saludable y esto ayudará a mis hijos en un futuro. Por lo que significa la esperanza de que mis hijos puedan seguir produciendo en una tierra más sana y vender con un precio que recompensa los costes.
Mariano: Desde el punto de vista comercial, el Comercio Justo se ha convertido en una alternativa diferente y como tal, tiene muchos opositores. Mucha gente no apoya el Comercio Justo porque va en contra de los grandes capitales. Cuando vamos a colocar un café que no es de Comercio Justo sobra la gente porque casi todos quieren comprar al precio más barato, al precio más injusto, es la palabra. Quieren sacar el mejor provecho ellos. En este sentido, también es una lucha pero una lucha que vale la pena porque al final el beneficiado es el productor. Es una alternativa para mitigar la pobreza.

En concreto, ¿qué ha supuesto para los pequeños productores de café y azúcar de Costa Rica comercializar sus productos en el mercado del Comercio Justo?

Alba: Entre otras cosas, la recuperación económica de los costes. Hace un tiempo tuvimos una crisis con la plaga de la roya, que afectó a nuestros cafetales, y de repente nos quedamos con que no teníamos con qué comprar lo básico, que es la alimentación: arroz y frijoles. Entonces, nos llegó la prima de Comercio Justo que va directa a los productores y fue un gran respiro. Significó el poder dar de comer a los hijos en un momento determinado. De modo que, a parte del beneficio ecológico, nos viene a dar beneficio económico, que es el sustento. Además, Comercio Justo financia unas necesidades de servicios que tenemos como el traslado del café, del fertilizante, servicios médicos y capacitación para los productores y para las mujeres específicamente. Si el Comercio Justo no existiera o no se moviera, los productores de café desapareceríamos.
Mariano: El Comercio Justo nos ha permitido el acceso a nuevos mercados porque hay personas que buscan un determinado café o azúcar de Comercio Justo, y eso los productores de comercio convencional no lo tienen. Nos permite tener clientes o socios comerciales que ya sabemos que año tras año nos van a pedir una cantidad de café o azúcar y nosotros estamos comprometidos con ellos para abastecerlos. Ya sabemos que una parte de la cosecha del Comercio Justo está pactada, la del comercio convencional habrá que lucharla, pero esa la tenemos seguro.

CoopeAgri produce aproximadamente el 9% del café de Costa Rica. ¿Qué porcentaje de vuestra producción es de Comercio Justo?

Mariano: Del total de la cosecha que produce la cooperativa, de Comercio Justo estamos colocando un 15% de la producción.

Haciendo números, ¿cuánto dinero reciben los productores mediante el Comercio Justo por una determinada cantidad de café y cuánto ganan a través de otros métodos convencionales? Es decir, dos, tres veces menos…

Mariano: El problema del café es que depende del precio del mercado internacional. Hace dos años 46 kilos de café estaban cotizándose casi en 100 dólares. Entonces, el diferencial de calidad andaba por los 20 dólares de manera que el precio del café llegaba a 120 dólares máximo en convencional. El Comercio Justo llegaba hasta 170 dólares mínimo por lo que los precios podían llegar hasta 180 dólares, no había otro movimiento que consiguiera esta cantidad. Ahora la diferencia de los precios ha cambiado. Hoy en día, 46 kilos de café están cotizados en el mercado convencional a 180 mientras que en comercio justo a 210-211 dólares. Hay una prima que garantiza que el precio siempre sea superior.
Alba: A los productores, si el precio del café está muy bajo, Comercio Justo nos sostiene. Si el precio sube, Comercio Justo nos sigue protegiendo. No se puede hablar de diferencias en un momento definido porque depende del precio internacional del mercado pero esta iniciativa nos mantiene cuando el precio mundial del café cae porque si no, desaparecemos.

¿Entonces qué frena a los productores para adherirse a esta forma?

Mariano: No hay suficiente demanda de café y azúcar de Comercio Justo. Sí que se produce bajo criterios de esta modalidad pero no todo lo que se vende es Comercio Justo, por lo que hay más producción que demanda. Además, para entrar en Comercio Justo hay que hacer un esfuerzo muy grande para buscar alternativas a los productos tóxicos. Estas alternativas son más caras pero al final para el productor también salen rentables. De entrada, es complicado que se adhieran pero una vez dentro notan el cambio en todos los sentidos. Mucha gente no se une porque al principio te topas con un muro grandísimo. Desde fuera se ven muchos requisitos. La gente está agradecida porque a través de la iniciativa hubo un cambio de cultura.

Al haber cambios en la forma de trabajar, la cooperativa tendrá que formar a los productores.

Mariano: Es una responsabilidad social que tienen la cooperativa: hacer que el productor produzca más y más eficientemente. Hay un programa que informa de cuáles son las mejores prácticas para producir el mejor café y cuáles son los menores costes que se deben aplicar para tener la mayor producción.
Alba: Nosotros tenemos formación en la parte técnica para mejorar la producción, a los niños los forman en arte, tecnología, etcétera. También se les da formación a los delegados de cómo tomar las decisiones en su comunidad y a las mujeres.

Y tras la formación, ¿cómo se organiza la cadena de producción en la actualidad?

Alba: Yo en mi parcela produzco mi café, lo recolecto, lo meto en sacos y lo llevo a un centro de acopio que hay en mi comunidad. De ahí la cooperativa traslada mi café, lo industrializa, lo alista y lo exporta. Luego hay una organización que se llama Instituto del Café que le dice a CoopeAgri el pago que tiene que hacerles a los productores de acuerdo a los sacos de 46 kilos que haya llevado cada uno.

CoopeAgri está ubicada en el lado sur caribeño de Costa Rica de Pérez Zeledón. Desde su nacimiento a finales de los años noventa ha conseguido aglutinar cerca de 18.000 asociados en más de 140 comunidades diferentes de la zona. Hoy en día debe ser una de las principales fuentes de ocupación de la región.

Alba: Es la principal. Nosotros no tenemos industria ni zona franca y muy poco turismo, entonces es la mayor fuente de empleo. El que más se le acerca por los puestos de trabajo que da es el hospital.

Una parte de la prima de Comercio Justo se reinvierte en la comunidad, ¿cómo deciden los cooperativistas en qué emplearla?

Alba: Tenemos una asamblea donde hay un rendimiento de cuentas sobre qué se hizo durante el año. Cada 50 productores hay un representante que se llama delegado, entonces en esa asamblea se presentan las propuestas y se votan democráticamente. En total, somos 172 representantes de productores.

Esas cifras muestran que son muchas las familias que se benefician de la labor de la cooperativa.

Alba: Yo creo que, en mi ciudad, todas. Cuando CoopeAgri da un ajuste, toda la ciudad se mueve. Si algún día vas te preguntarías: ¿y como haría este pueblo si no estuviera CoopeAgri? También CoopeAgri es un regulador de precios en la zona, con el supermercado, con la gasolinera…De hecho, en Costa Rica somos la cooperativa que tiene más productores.
Mariano: De los productores de café que hay en Pérez Zeledón casi el 78% pertenecen a CoopeAgri.

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El Comercio Justo contribuye a una mayor y mejor redistribución de la riqueza, al desarrollo sostenible de los pueblos, a reducir el impacto sobre el medio ambiente, a fomentar la equidad de género, a contribuir a la educación de niños y jóvenes y a promover el consumo responsable. Pero, además de realizar una labor solidaria y ayudar, ¿qué beneficios tiene para el consumidor?

Mariano: Básicamente, de esa premisa emanan todos los criterios de cumplimiento para los productores. Por ejemplo, la eliminación del uso de agroquímicos que tenían incidencia en la calidad del grano. Eso se tuvo que mitigar no solo para cumplir criterio sino también con la conciencia de que el café le llega a alguien. Antes producíamos porque necesitábamos producir para vender y obtener un beneficio económico. Ahora producimos y sabemos que eso le está llegando a una persona. Hay que producir responsablemente. Si estas usando un agroquímico que va a generar problemas genéticos en quien lo aplica y eso se le traslada tal vez al grano, pues entonces se elimina. Por lo que la calidad del café y azúcar es mayor.

La calidad es mucho mayor pero ¿el precio que paga el consumidor también?

Blanca Ribelles (Tenda de tot el Món): Hay que comparar igual con igual. No se puede comparar un café de marca blanca con un café de Comercio Justo. De igual a igual, la diferencia puede ser de 5-10 céntimos. Además, cuando uno opta por el Comercio Justo lo hace de forma responsable y sabe que al pagar esos 5 céntimos de más contribuye a cambiar la realidad de la cooperativa.

¿Quién decide el precio en el Comercio Justo?

Mariano: A nivel comercial, el Comercio Justo establece un precio mínimo que siempre está por encima del precio del mercado convencional. El café se calcula por la bolsa de Nueva York. El Comercio Justo asegura que se cubren los costes de producción.

¿Dónde hay una mayor conciencia, en generaciones jóvenes o adultas?

Blanca Ribelles: Afortunadamente, la gente cada vez es más consciente de todo esto. También es verdad que las personas adultas que han pasado por épocas económicamente peores, son más conscientes. Pero la generación joven conoce mucho más el Comercio Justo. También hay más campañas de sensibilización porque no se trata de vender por vender también hay que sensibilizar de que estamos transformando la realidad de los productores.
Mariano: El Comercio Justo también nos ha ayudado a hacer el relevo generacional. Antes los hijos veían a sus papás trabajando durísimo y recibiendo un trato injusto entonces decían, yo en la agricultura no. En cambio el Comercio Justo enseña que hay una alternativa y los hijos se animan a seguir en la agricultura como sus padres.

Algunas organizaciones implicadas en esta práctica prefieren comercializar sus productos en circuitos de distribución convencionales y masivos para que puedan llegar al mayor número posible de personas. Otras, en cambio, prefieren que se vendan solo en tiendas especializadas para evitar que conviva con el modelo de consumo habitual. ¿Cuál es vuestro caso?

Alba: Vendemos convencional y Comercio Justo por necesidad. Si pudiéramos vender solo Comercio Justo para nosotros sería ideal. Pero no hay suficiente demanda.

¿Qué diríais a los consumidores para que compren vuestro café?

Mariano: Que tengan la garantía de que la compra que están haciendo es una compra ética, que realmente está cambiando la vida de familias, de niños, de mujeres...Nosotros no trabajamos con gramos de café ni de azúcar sino con esperanza de la gente. Le garantizamos al consumidor que realmente con su compra está cambiando vidas.  
Alba: Como productora y como cristiana les diría que estamos cumpliendo con lo que Dios manda que es dar de comer al hambriento y de beber al sediento, estamos generando esperanza en los agricultores y consiguiendo que el esfuerzo que hacemos se vea justamente recompensado.


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Modificado por última vez en Viernes, 31 Octubre 2014 22:15

 

 

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