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Hemos de recordar que el núcleo poblacional de Puerto Sagunto surgió al calor de las inversiones empresariales capitaneadas por Ramón de la Sota y sus consocios

Itinerario humano al patrimonio industrial

El Alto Horno núm. 2 es uno de los máximos exponentes del patrimonio industrial de Puerto Sagunto El Alto Horno núm. 2 es uno de los máximos exponentes del patrimonio industrial de Puerto Sagunto
Martes, 02 Mayo 2023 10:31

Podemos acercarnos al Patrimonio Industrial como al legal conjunto de bienes inmuebles y muebles, con interés histórico, que estuvieron vinculados a actividades industriales pasadas. Al actuar así, observaremos edificios, monumentos, instalaciones fabriles, maquinarias, herramientas y utensilios, mobiliario, también libros, planos, manuales de funcionamiento, estadísticas, documentos, etc., que han sobrevivido a esas extintas formaciones industriales. Y resultará muy interesante ver sus características, comparar sus semejanzas y diferencias con los vestigios materiales de otras etapas o con la actividad industrial más actual. Y será instructiva esa mirada.

Sin embargo, ello nos podrá ofrecer una visión parcial o unilateral, pues entendemos que nos faltará conocer a quiénes crearon esos bienes y les dieron uso, a quiénes impregnaron de vida a ese Patrimonio Industrial. Nos referimos al imprescindible factor humano, el trabajo manual e intelectual que hizo posible esa acumulación de conocimientos y de experiencias que llevan implícitos todos esos elementos patrimoniales. Pensamos que sería sesgado e incompleto el estudio de manera plausible y honesta de la historia y sus vestigios, en nuestro caso industriales, sin intentar aproximarnos a conocer los trabajos y la participación de las personas que les insuflaron su savia. Fueron aquellos seres humanos, antecesores nuestros, quienes los construyeron, los pusieron en marcha y los mantuvieron, en definitiva, quienes les dieron la vida, su vida.

Al abarcar con nuestra mirada, visual y mental, ese Patrimonio Industrial de Puerto Sagunto, nos asalta la carga humana de sacrificios, ilusiones, esfuerzos y sueños que contienen. ¿Cómo vamos a olvidar los testimonios, orales y escritos, de tantas personas que nos trasladaron sus itinerarios vitales profundamente unidos a sus actividades que generaron todos esos bienes industriales, pero también sus pautas y costumbres de sociabilidad que los materializaron?

Hemos de recordar que el núcleo poblacional de Puerto Sagunto surgió al calor de las inversiones empresariales capitaneadas por Ramón de la Sota y sus consocios, en busca de obtener un beneficio económico vía dividendos a sus participaciones, primero a partir de 1900 con la Compañía Minera de Sierra Menera, explotando las minas de hierro y trazando un ferrocarril propio de 205 km de longitud desde aquellos cotos mineros entre Teruel y Guadalajara, y se consolidó con el proyecto complementario y más importante de la Compañía Siderúrgica del Mediterráneo, en 1917, de la misma matriz empresarial vasca.

Todas estas apuestas industriales generaron, por una parte, unas instalaciones fabriles, tanto en las minas de Ojos Negros y Setiles, como en su recorrido ferroviario hasta la playa saguntina, pero, sobre todo, en su punto final, con el embarcadero, montacargas, talleres, fábricas de compactado, luego unos modernos Hornos Altos, etc., y, por otra parte, la atracción de multitud de personas que precisaban para su construcción primero y luego su funcionamiento y mantenimiento. Ese factor humano, de aluvión, fue el germen de lo que conocemos como Puerto Sagunto.

Esas circunstancias dieron lugar a la personalidad propia de este núcleo ciudadano, con la singularidad de sus potentes industrias, como foco de actividades productivas diferenciales, no solamente en el seno de una comarca agrícola, sino en todo el País Valenciano.

Aquel conjunto de personas que vinieron y se establecieron aquí, fueron, en sus diversos estamentos de técnicos, encargados, administrativos, oficiales y obreros, quienes, junto a sus familias, dieron el soporte, con sus costumbres a cuesta y su mezcolanza de orígenes, e imprimieron sus huellas a Puerto Sagunto.

Hay que considerar que una mayoría de ese necesario factor humano vendría con la ilusión de conseguir, con su trabajo, unos ingresos y poder ofrecer a sus familias unas vidas mejores, con mayor formación y calidad, que no podrían obtener, seguramente, en sus lugares de procedencia. Y de ahí iría surgiendo ese sentimiento de pertenencia y de cercanía de las industrias matrices, y, simultáneamente, su espíritu reivindicativo y de defensa de las mismas y de mejora de sus condiciones laborales y sociales.

Ahí podemos enmarcar desde el «Aquí vinimos a matar el hambre», de Juan Gómez, al «Queremos un mundo mejor», de José Pinilla. Así como todas las manifestaciones, huelgas, peticiones, declaraciones, etc., a lo largo de los años, perseverando y ofreciéndonos uno de los principales irradiadores de las luchas obreras y sociales.

Con el paso de los años, y los avatares de las industrias, se ha ido generando un Patrimonio Industrial propio, diferenciado del Patrimonio histórico, señorial o eclesiástico, a conservar en otros lugares de nuestra comarca.

Abordar ese Patrimonio Industrial, no será sólo preservar sus vestigios industriales, materiales, también contemplar los accidentes humanos, en ocasiones mortales, acaecidos con el aprendizaje y ejercicio de esas labores productivas, y las iniciales carencias de medios y de seguridad; de las enfermedades profesionales a corto, medio y largo plazo, desarrolladas por esas condiciones de producción; las formas de sociabilidad, el sentido de compañía y solidaridad ejercidos; el espíritu de rebeldía transmitido; y los estímulos por mejorar.

Por ello, ocuparse del Patrimonio Industrial, material e inmaterial, nunca podrá ser algo rancio, pues se trata de desentrañar y aprender de ese pasado remoto, pero mirando al presente y preparando un futuro que deseamos mucho mejor y más racional, contando con los límites planetarios que debemos respetar. Ese fino, pero indestructible hilo que, como legado moral, hemos heredado, producto de derrotas y de incertidumbres, a veces también de pequeños avances, habremos de fortalecerlo y defenderlo frente a los peligros actuales de la sociedad del consumismo y de su actuación destructiva y depredadora.

No olvidemos, pues, esa herencia, que es colectiva, que pertenece a todas las personas, pues de muchas procede y a todas afecta.

Cuando en los momentos de soledad me invade la zozobra por el peso de las ausencias de tantas mujeres y hombres buenos que nos precedieron, recordamos sus voces y sus nombres, pero, asimismo, permanecemos desbordados por la contribución de sus trabajos y sus trayectorias dejándonos lo mejor de sí mismos, y eso nos produce una actitud de angustia por no poder abrazarlos ya físicamente, y, al mismo tiempo, nos brota una tierna sensación de gratitud por todo lo que nos legaron, por sus anhelos de defender la dignidad humana y ayudar a construir un proyecto de sociedad muchísimo más justa con la razón democrática de guía. Objetivo que asumimos y que debemos compartir ecuánime y humanamente.

Para ello entendemos que sirve el Patrimonio Industrial y para ello ha de servir la Historia.

Nota. - Palabras de presentación en la XX Trobada dels Cronistes i Investigadors històrics del Camp de Morvedre i Almenara, celebrada en Puerto Sagunto el 22 abril 2023 en la Nave de Efectos y futuro Museo de Historia Industrial y de la Memoria Obrera.

Buenaventura Navarro


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Modificado por última vez en Martes, 02 Mayo 2023 10:45

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