La Unión Musical Porteña presentará el próximo 18 de junio su ‘Tributo a Manuel Hernández’ en el marco del Música al Port 2022, un espectáculo con algunas sorpresas en el que se interpretarán creaciones del músico porteño

Manuel Hernández: «Los reconocimientos, en vida, sientan mejor todavía»

Manuel Hernández Ruiz, en su casa de Puerto Sagunto, durante la entrevista Manuel Hernández Ruiz, en su casa de Puerto Sagunto, durante la entrevista
Viernes, 10 Junio 2022 21:30

Este próximo 18 de junio, dentro de la programación del ‘Música al Port’, que se celebrará en los jardines del Centro Cívico de Puerto Sagunto, la Unión Musical Porteña presenta ‘Tributo a Manuel Hernández’, un espectáculo en el que participarán alrededor de ochenta personas, con el que la sociedad musical quiere reconocer la figura de este músico porteño que, entre finales de 1960 y principios del siglo XXI, tuvo una trayectoria notable en diferentes formaciones musicales, siendo ‘Nueva fase’ la de mayor trayectoria. Además, compuso un extenso repertorio de canciones que se recopilaron en el último disco, editado el 2003 bajo el título: ‘El Puerto, cien años de historia a través de la música’, que es el que sirve de base para este espectáculo. Manuel Hernández Ruiz, a sus 76 años, se muestra muy agradecido por este tributo, que le ha permitido volver a juntarse, en los ensayos que se están realizando, con aquellos músicos que a lo largo de los años formaron parte de ‘Nueva Fase’. Aunque sus padres procedían de Agua Amarga, Manuel Hernández Ruiz nació en Puerto Sagunto, y ha hecho su vida en esta población, cuyo topónimo siempre ha llevado por aquellos escenarios de España donde actuaba la orquesta. A lo largo de esta entrevista, Hernández revive aquellos años en los que empezó su andadura musical, recordando, especialmente, la época de los guateques y, también, el doloroso momento que vivió el pueblo cuando se cerraron los altos hornos.

¿Cómo se siente con este nuevo reconocimiento, en este caso, de la Unión Musical Porteña?

Para mí es un orgullo que la Unión Musical Porteña haya contado conmigo, antes de que nos dé cualquier cosa por ahí y nos quedemos en el camino. Primero me hablaron de un homenaje, y luego, cuando fue tomando forma, ya se concretó en un tributo, que, en cierta manera, viene a ser lo mismo, pero de otra forma. Hace tres años ya me hicieron un homenaje en el antiguo sanatorio, el centro cívico que llaman ahora. La verdad es que estoy contento por este nuevo reconocimiento, que se lo tengo que agradecer a la Unión Musical Porteña, a su junta directiva y a todos los que han pensado que fuera así, en vida, que digo yo, porque una vez muerto, los familiares sí se alegran, pero los reconocimientos y homenajes, en vida, sientan mejor todavía. Las cosas que se tengan que hacer, siempre en vida. Me enorgullece, la verdad, que se interpreten composiciones mías. Que canten una canción tuya te enorgullece, eso es así. Esperemos que no llueva y que salga todo bien.

¿Está participando del proyecto?

Sí. Ya hemos empezado algunos ensayos con la banda. Las canciones que grabé en el primer disco, que lo hice en el 93, luego, en 1996, se editó otro con el nombre ‘Manuel Hernández canta al Puerto de Sagunto’ y en el 2002 hice ‘El Puerto, cien años de historia a través de la música’. De todos esos discos preparé después un compendio, una especie de recopilatorio, que es el que se han llevado para montar el espectáculo. Han tenido que escribir las partituras porque interpretarán las canciones mías. Han hecho un gran trabajo. Yo me atrevería, pero como ya no tengo los 40 o los 50 años que tenía cuando grabé esos discos, la verdad es que no me atrevo. Que ya son 76 los años que voy a cumplir, aunque cantaré las cuatro últimas canciones.

¿Nos puede adelantar algo de este montaje musical?

La verdad es que el espectáculo va a estar muy bien. La Unión Musical Porteña ha echado el resto. Habrá un coro, un balé, la banda sinfónica de la sociedad musical, más los componentes que han pasado por ‘Nueva fase’, que son muchos músicos. En el escenario podrá haber, tranquilamente, unas 80 personas. Esto ya parece un espectáculo como los de Julio Iglesias y Raphael y, como aquel que dice, yo no soy nadie.

MANUEL HERNANDEZ WEB 2

¿Cómo se aficionó por la música?

En mi casa, mi padre cantaba muy bien flamenco y tocaba la guitarra. Él trabajaba en fábrica, en el horno alto, y aquí, en el Puerto, pertenecía a la Peña Enrique Vera, el torero. En mi casa no se escuchaba más música que discos de flamenco. Marchena, Pepe Pinto, la Niña de los Peines. Cante antiguo. Mi padre cantaba muy bien por Marchena y yo, con catorce o quince años, cuando íbamos a la Alameda a buscar cuadrilla para ir de pascua, fue cuando conocí a Miguel, juntos formamos el ‘Dúo Rumar’. Él era un roquero y yo ya sabía tocar algo la guitarra. En aquellos días de mona ya empezamos a cantar juntos, en la playa de Casablanca, en el Centro Católico de Sagunto. Estamos hablando del año 63 o 64. Teníamos hasta nuestro Club de Fans en el Puerto y donde estaba el Bar Roche, detrás del BBVA, en el piso de arriba, teníamos la sede. Íbamos allí los domingos, tocábamos tres o cuatro canciones y, lo demás, guateque, discos.

¿Esos fueron sus inicios?

Así fue. Empecé formando el ‘Dúo Rumar’, después formamos la ‘Orquesta Fantasio’, éramos seis componentes. Aquí ya venían músicos de la Lira Saguntina. Posteriormente me junté con Paco el Barça y Pelayo, y hablamos de crear un grupo musical, tipo Mocedades, con dos chicas del Puerto que cantaban muy bien. Y así empezamos con ‘Sexta fase’, desde 1969 hasta 1972. Se llamó ‘Sexta Fase’ porque había un grupo norteamericano de éxito que se llamaba ‘The 5th Dimension’, que pegó muy fuerte en 1970 con el tema ‘Aquarius’, por eso se nos ocurrió a nosotros el nombre de ‘Sexta fase’.

La ‘Sexta fase’ tuvo seguida como grupo, ¿verdad?

Sí, nos tenían en cuenta. En 1971 se hizo un festival en el Puerto, en la plaza de toros que se montaba en la playa, donde ahora están las pistas de tenis. Allí actuaron, en distintos días, figuras como Toni Ronald, Rocío Jurado y Nino Bravo, nosotros fuimos los teloneros del festival. El presentador fue Chicho Gordillo, un sudamericano que, entonces, salía mucho por televisión. Nos vio actuar Nino Bravo, que ya estaba en pleno apogeo, y nos propuso que nos fuéramos a tocar con él, que nos promocionaría…

¿Y qué pasó?

Pues que no pudo ser. Paco el Barça trabajaba en fábrica, yo ya estaba en el Economato. Con trabajo estable, nos dio miedo la aventura y le dijimos que no, muy a pesar nuestro. Nino Bravo quería llevar de telonero suyo un grupo que fuese valenciano e, incluso, para promocionarlo. Al decirle nosotros que no, él se lo propuso al ‘Dúo Humo’, también valenciano, que eran los dos chavales que iban con él a Madrid cuando se mató en el accidente de coche. Iban a Madrid a grabar, con tan mala fortuna que se encontraron la muerte en la carretera.

MANUEL HERNANDEZ WEB 3

¿En aquella época había muchos conjuntos en el Puerto?

Ya lo creo. En lo que hoy es el Teatro de Begoña se hacían unos matinales los domingos por la mañana de los conjuntos que había. Aquí, en el Puerto, en aquella época había diez o doce grupos buenos. El ‘Dúo Rumar’, los ‘Kingsound’, que fue el primer grupo que tuvo guitarras eléctricas, Los ‘Cuerdas vibrantes’, en fin, diez o doce grupos.

Sexta fase se disolvió en 1972. A partir de aquí ¿qué paso?

Del 72 al 76 lo dejamos. Yo me casé en 1973, y ya se quedó la afición un poco de lado. Pero en 1977 nos entró el gusanillo y nos juntamos un día otra vez los mismos: Paco el Barça, Pelayo y nos planteamos montar una orquesta. Como ya teníamos el nombre de ‘Sexta Fase’, pensamos que no nos faltaría faena. Nuestro representante era Rafel López Rever, conocido en el Puerto por el sobre nombre de ‘Potaje’. Era un hombre que valía mucho. Llegaba a los sitios con su cartera, que parecía un ministro, y nos iba sacando contratos. Era un personaje.

¿Y el nombre de ‘Nueva Fase’?

Pues como habíamos tenido con las chicas la ‘Sexta fase’, decidimos ponerle al grupo ‘Nueva fase’ y con la ‘Nueva fase’ estuve de cantante 17 años. Íbamos por toda España, incluso en Portugal. El representante que teníamos en Galicia, que era de Verín, nos preparaba actuaciones en Portugal, aunque solo podíamos ir cuando cogíamos las vacaciones, porque, claro, hasta Galicia hay un buen trozo. Cuando tocábamos en Galicia, entrábamos en Portugal, íbamos a Zamora. La orquesta tenía el cuartel general en Verín y al propio hotel llamaba el representante para indicarnos al pueblo o aldea donde actuábamos al día siguiente. Así empezamos, con un representante en Galicia, otro en Cataluña, otro en Alicante, y en Valencia teníamos dos o tres, además de ‘Potaje’, que se encargaba de la contornada.

De todos los grupos que se formaron, la ‘Nueva Fase’ fue la que llegó a ser más profesional, ¿no?

Sí. En plan orquesta fuimos más profesionales, porque los otros grupos eran más como afición. Aquella ‘Nueva fase’ sonaba muy bien, éramos nueve músicos, cuatro vientos y cinco de base. Se encontraba entre las mejores orquestas que rodaban por toda España. Estaba muy solicitada, lo que pasa es que, por nuestro trabajo, no podíamos acudir a todo.

MANUEL HERNANDEZ WEB 4

La música, para vivir de ella no daba, ¿o sí?

No lo sé. No nos arriesgamos. Nosotros teníamos el trabajo, que nos daba la seguridad económica y también la música que tanto nos gustaba. Cuando estaba con la ‘Orquesta Fantasio’, que íbamos una vez al mes a la Pista Bonestar de Puzol y a otra sala de baile que había en Rafelbuñol, entre esas dos, actuando los sábados y domingos, yo ya ganaba más que mi padre en fábrica, con dos actuaciones nada más. Estamos hablando de los años 63 y 64. Entonces mi padre ganaba 700 pesetas a la semana en los altos hornos y yo cobraba ya 1.200 semanales. Eso me fue picando. En esa época estaba estudiando, porque yo terminé el Bachiller en Enseñanza Media, que es el edificio donde ahora está la Tenencia de Alcaldía del Puerto. Luego empecé Magisterio, pero por culpa de la música no seguí la carrera, aunque hice ingreso y primero. La verdad es que hice lo que me gustó y como luego también tuve mi trabajo, pues iba haciendo marcha.

Después de la reconversión fue cuando montaste Verbena, la primera tienda de disfraces de la contornada. ¿Cómo se te ocurrió esa idea?

Conocía un representante de Onil, que es un pueblo de la provincia de Alicante, que nos daba mucha faena por aquella zona. Cuando cerraron los altos hornos, que fue muy sonado, se lo comenté. Entonces me preguntó si no había ninguna tienda de disfraces en el Puerto, porque en Onil hay muchas fábricas de disfraces, por los Moros y cristianos, y así fue como me decidí. Como había estado veinte años en el Economato, sabía muy bien lo que era atender al público. La verdad es que fue un acierto porque era la única casa de disfraces que había entre Valencia y Castellón. A Verbena venían de todos los pueblos. Y luego, cuando ‘potaje’ cerró su sombrerería, aunque ya estaba jubilado de fábrica, él me pasó la idea y la monté yo. Que aquí, si te querías comprar un sombrero, una gorra o una boina, tenías que irte a Valencia. Parece mentira, pero era así.

En aquel tiempo casi todo el mundo trabajaba en los Altos Hornos del Mediterráneo, ¿verdad?

Sí. Cuando la reconversión industrial, en 1983, ya había publicado el pasodoble ‘Hierro y vida’, que la gente del Puerto lo tiene como himno, pero no lo es, es un pasodoble que saqué al Puerto. Recuerdo que entonces se oía mucho por la televisión, en toda España, «Sagunto en lucha» por el cierre de los altos hornos. Donde íbamos a tocar, ya llevábamos ensayada la canción ‘Hierro y vida’, la tocábamos y la gente aplaudía con ganas. Aquello fue muy duro y el cierre de los altos hornos se sintió mucho, pero tuvimos mucho apoyo y solidaridad de toda España. Gracias a la presión que hicimos se consiguió que el Gobierno pusiera en marcha la reindustrialización. Pero, desde el cierre de la fábrica, la marcha del pueblo ya no fue igual.

A lo largo de estos años ¿cómo han cambiado las formas de diversión y entretenimiento de la gente?

Todo ha cambiado mucho. En las verbenas que hacíamos en verano, lo normal era que tocara una orquesta. A las once de la noche venía la gente mayor y a la una o las dos de la mañana se iba, entonces se quedaba la juventud y la gente joven quería marcha, mucha marcha. Teníamos que llevar preparados dos repertorios, uno para la gente mayor y otro para los más jóvenes. Al final se nos hacía de día tocando. Como aquello no se podía soportar, porque era agotador, al final la orquesta actuaba hasta las una o las dos de la mañana y luego seguía la fiesta con la discomóvil. Ahí fue cuando empezamos a respirar. Cuando salieron los sintetizadores se pusieron de moda los dúos. Nos hicieron daño a las grandes orquestas, porque con muy poco dinero hacían la verbena. Las orquestas buenas, como la nuestra, solo íbamos a tocar a pueblos que se podían permitir pagar quinientas mil pesetas. Los dúos, de chico y chica con un sintetizador, que con ocho o diez mil pesetas hacían la noche, se quedaron para fiestas de calle y aldeas pequeñas.


Si le ha interesado esta información, puede unirse a nuestro canal de Telegram y recibirá todas las noticias que publicamos para el Camp de Morvedre. Síganos en https://t.me/eleco1986

Modificado por última vez en Viernes, 17 Junio 2022 09:56

Artículos relacionados (por etiqueta)

 

 

SUCESOS

SALUD