Cultura

 

Comienza desde bien pequeño, ya que cuando tan sólo tenía 8 años yo ya tenía una navaja con la que hacía figuras y cositas. Además, con hierros que calentaba en la estufa y en el horno de mi casa iba dando rienda suelta a mi imaginación y creando objetos. Podía pasar horas y horas. Cuando tenía algunas piezas iba a la gerencia y allí cambiaba mis objetos por otras cosas que me ofrecían los hijos de los productores de fábrica que allí vivían. Recuerdo sobre todo que cambiaba mis trabajos por colgantes indios y por juguetes que mis padres no me podían comprar.

Pues la verdad es que lo hice yo sólo. Pasaba 8 horas trabajando y mis 8 horas de ocio pirograbando y dibujando. Mis padres incluso llegaron a preocuparse por que en vez de descansar y dormir por la noche podía pasarme hasta altas horas de la madrugada en casa, pirograbando cosas y creando objetos. Yo no hacía daño a nadie, lo hacía en mis ratos libres y era algo que me hacía sentir bien. Hacía figuritas, llaveros, colgantes...

 

Cuando comencé a trabajar a los 13 años y pasado algún tiempo en el que pude ahorrar el dinero suficiente, comencé a informarme y encontré una tienda en Valencia que vendía máquinas de pirograbado.
Aquí fue cuando compré mi primera máquina, con la que descubrí todo un mundo. Yo no sabía nada sobre este arte, de hecho, tan joven y habiendo aprendido solo, yo creía que yo mismo había inventado este arte (risas).  Hoy, a mis 70 años no he dejado de pirograbar.  Esto es algo que se lleva en la sangre. Es una adición, cuando comienzas no puedes parar. Desde ese momento nunca he vuelto a comprar un regalo (risas). todos los fabrico yo, y son regalos de esos que llegan al alma y duran toda una vida. Al igual que esta pasión, que lleva acompañándome toda mi vida.

 

La verdad es que sí, ya que aunque parezca una tontería, al pasar horas y horas pirograbado he aprendido mucho sobre la vida. Tallar me ha hecho reflexionar mucho, pensar mucho, analizar...También fue relevante el hecho de trabajar desde los 13 hasta los 18 años en un bar de carretera. Allí conocí la deshumanización, el despotismo, algo que reflejo en este libro y en mis trabajos, donde hablo de muchos aspectos de la vida. El libro se llama «Hermano de Unicornio y La profecía y el testigo». Con él me vacío, metafóricamente hablando. Esto me cambió la vida, el modo de ver el mundo, abrí mi mente. 

Comencé a juntarme con personas que compartían mis aficiones e incluso formamos una asociación, El Ateneo, que presidí en sus inicios. Ahora soy el presidente desde el año 2000 de Ágora Puerto Cultural.
Una pasión con la que al hablar se le iluminan los ojos..

 

El pirograbado ha tenido sus épocas, o más bien, sus personas. Ha habido gente que ha intentado darla a conocer, como algún maestro en el Colegio Tarrazona, que lo intentó, y donde aún existen máquinas de pirograbar...Pero no se instauró en los colegios y esto es esencial y las personas que se han sentido atraídas por esta técnica, la abandonan cuando consiguen hacer aquello que querían. No hay constancia.

Sí, he  enseñado esta técnica en la escuela Para Adultos de Puerto de Sagunto, y ahora, en el Centro Social Los Claveles, tras mucho luchar, también doy clases a unos entregados alumnos a los que le encanta. Desde Ágora también hacemos talleres y cosas relacionadas. Quien comienza ya no puede salirse. El pirograbado es algo que, como las drogas, crea adición.

La verdad es que fue ayudando a unas amigas a montar su propia exposición en Canet. Una de ellas me peguntó: Por qué no expones tú también tus cositas? «Yo no tengo nada», le contesté. Y desde ahí comencé a guardar todas las cosas que hacía en mi estudio e hice esta exposición Entre naranjos urbanizados la primera vez en la Casa de la Cultura de Puerto de Sagunto. La expongo donde me reclaman.

Se trata de una exposición que se puede visitar en el Casino Recreativo y Cultural de Puerto de Sagunto en la que los trabajos hablan de las cosas cotidianas de la vida que han sido urbanizada, arrasadas por la lacra del ladrillo, a nivel local pero también a nivel mundial. 72 piezas de madera, mi última creación de tablillas socarradas en las que a fuego lento muestro la evolución de la sociedad, el comportamiento de los humanos, entre otras muchas reflexiones.

Se trata de quemar un soporte, en este caso la madera, marcando un dibujo sobre la superficie con el pirograbador, que tiene varios mangos parecidos a soldadores de estaño, y varias cabezas con diferentes formas. Tú mismo puedes ir regulando la intensidad del calor que desprende la punta, consiguiendo más o menos intensidad en el quemado y, así, distintas tonalidades. Se puede ver en el casino en horario de 10 a 13:30 horas y de 17 a 20:30 horas.

Dar a conocer este arte y sus beneficios, que no se pierda en el tiempo. Que la gente reflexione con mi trabajo, que vea lo que hicimos y lo que estamos haciendo los humanos. Reflejo muchos aspectos de la vida, de nuestro pueblo, de los nuevos tiempos, del pasado, del futuro, de las nuevas generaciones, de la educación, de la política, de la tecnología. Es mi manera de ver el mundo y creo que es también algo muy importante: El pirograbado es artesanía de El Puerto, y esto es importante y creo que se debe de saber conservar y se debe de mantener vivo.

Me hace sentir libre, concentrado, reflexivo. Trabajando mis manos trabajo también muchísimo mi cabeza. Mientras dibujo pienso mucho, reflexiono, llego a muchas conclusiones. Casi todos los trabajos guardan una poesía, que no expongo por falta de espacio. El pirograbado es como una terapia. Algunas personas incluso han llegado a dominar los temblores de sus manos gracias a ella.

 

(jajajajajaj), buena pregunta. Habré pirograbado casi 600 piezas, contando desde que tenía más o menos 18 años, las de niño no se cuentan (risas).

Las guardo todas en mi estudio, y las miro cada día. No las vendo, no, las regalo, las expongo donde me reclaman y las guardo con todo el amor del mundo en mi taller.

Ahora estoy preparando una nueva exposición que como la anterior me gustaría exponer en primer lugar en la casa de la Cultura de Puerto de Sagunto, y que también será itinerante, y donde mostraré mis últimos trabajos. De momento ya he dado vida a 21 piezas, pero serán más, eso seguro.

Al principio a mi mujer le preocupaba un poco, como a mis padres en su momento, pero se fue acostumbrando y ahora está encantada. Mi hijo, nieta y mis familiares más directos han convivido con ello desde que me conocen. A todos les gusta lo que hago y los regalos con los que le obsequio.

Tengo una nieta de 4 años que me inspira mucho, y a la que en sus cumpleaños regalo pergaminos con poesías. Es algo muy bonito que emociona a la familia y que espero que valore y le guste mucho cuando se haga más mayor.  Ahora voy a tener otra nieta y ambas son muy inspiradoras, en mis trabajos, en mi poesía...Hay días que no consigo escribir nada, y otros en los que no puedo parar de escribir. Yo creo en la inspiración.

Me haría muy feliz, pero no lo creo. estos son otros tiempos. Los hobbies son otros y caminamos hacia otro lado. yo por si acaso, a mi nieta ya le he puesto una mesita de madera en mi taller con material para que cuando está conmigo pueda ir haciendo cositas y dando rienda suelta a su imaginación. A ver si hay suerte. Mi padre era pastor y yo fui camarero, trabajé en el metal y me dio por pirograbar desde los 8 años, sin habérselo visto a nadie, aprendiendo yo solo. Cada uno sigue su camino, su destino...

Pues sí, me alegra que me lo preguntes. Mi sueño ha sido toda la vida que no se hubiera destruido el montacargas del Puerto. Si no lo hubieran hecho estoy seguro que sería la mayor atracción turística de Europa, más grande que el puente de Londres. Es algo en lo que nunca he podido parar de pensar y que me sigue quitando el sueño, ya ves...la mente humana.