La concejal de Cultura Popular, Remei Torrent, vivirá este año, por primera vez, las fallas de la localidad desde una nueva perspectiva; son muchos a los actos a los que la edil nacionalista ha acudido como representante del consistorio saguntino creando así un nexo de unión con todos los representantes de las comisiones de la ciudad.
¿Como está viviendo las fallas como concejal de Cultura Popular?
No sé si se sorprenderá la gente pero, para mí, es toda una novedad porque yo vivía las fallas como ciudadana, vinculada a un familiar mío que fue Fallera Mayor de su comisión, pero ahora estoy aprendiendo mucho gracias a la implicación con la Federación Junta Fallera de Sagunto (FJFS) y la relación que estoy teniendo con las Falleras Mayores que me hacen aprender muchas cosas de las fallas que yo no sabía ni que existían: relaciones entre las fallas, premios que se crean, el hermanamiento entre las comisiones, etc... Son cosas que te cuentan, pero hasta que no las vives, no eres realmente consciente del trabajo que hay detrás de todo.
¿Qué es lo que más le ha sorprendido?
La proximidad de los falleros que envuelven la fiesta. La gente suele decir que las fallas son para los falleros pero, tal vez, porque no se han planteado conocer este mundo y saber cómo funciona.
¿Cómo es su relación con la actual FJFS y la gente de las fallas de la ciudad?
La relación con la FJFS es muy buena desde el principio. Hay que tener en cuenta que yo entré nueva y hay muchas cosas de las que yo dependía de ellos y necesitábamos ir todos codo con codo; me han implicado mucho en su forma de trabajar. Me ha sorprendido que la gente te abre las puertas de sus casales, que es como su casa, porque lo que quieren es implicar a la gente en la fiesta y lo hacen de una forma especial.
¿De qué forma colabora el Ayuntamiento de Sagunto con estos festejos?
El consistorio da una subvención nominativa a la FJFS que luego se gestiona desde la propia entidad, también aportamos la arena que se ponen en las fallas y se pone a disposición de todas las comisiones a Policía Local, Protección Civil, el departamento de Fiestas que trabaja con todas ellas, etc... Además, cada falla también tiene su propia subvención nominativa, de 510 euros, que a comisiones muy pequeñas, es cierto, que les ayuda mucho.
¿Debería cambiar algo en el mundo de las fallas?
Tal vez debería haber un mayor acercamiento entre los falleros y la ciudadanía en general, crear una especie de civismo para que todas las piezas encajen como un puzzle desde el respeto, algo que creo que es trabajo de todos. La ciudadanía debe volcarse también con la fiesta porque es un patrimonio inmaterial que tenemos.
¿De qué manera las fallas benefician al conjunto de la ciudad?
La hostelería se ve muy vinculada a todas las fiestas, y más a las fallas que, además, son conocidas internacionalmente y que aquí tienen el título de Fiesta de Interés Turístico Nacional. Los restaurantes, bares y los hoteles aumentan su demanda porque es una fiesta que mueve a mucha gente. Además, dada la cercanía con Valencia, muchas personas se acercan para conocer nuestras fallas que tienen una manera totalmente diferente de trabajar que las de la capital.
¿Qué particularidades tienen nuestras fallas?
Son unas fallas familiares porque una comisión es como una gran familia, trabajan todos juntos. Nuestras fallas dan vida a los barrios porque hay algunos de ellos que no tienen ninguna vinculación festiva pero en la época de fallas reviven y eso ayuda mucho a la ciudad, a que la gente salga a la calle. Se hace fiesta y se hace pueblo.
¿Qué acto destacaría de la semana grande?
Destacaría las ofrendas porque es el acto que creo que tiene una mayor carga de sentimientos. Los falleros los días que se plantan los monumentos lo viven de forma intensamente también pero la ofrenda es un acto que veo que incluso la gente que no es fallera se involucra. También destacaría la noche de la cremà porque es un momento de cambio puesto que significa que se acaba el año pero también que empieza uno nuevo, significa continuidad. Las fallas no son solo cinco días, es un trabajo continuado de todo un año.
Este año se ha presentado la candidatura para que las fallas logren convertirse en Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, ¿cree que deberían conseguir este título?
Tenemos una relación fluida y buena tanto con Junta Central Fallera como con su presidente, Pere Fuset, y desde el ayuntamiento le hemos mostrado el interés, no solo del consistorio sino de todo el colectivo fallero, de que esta candidatura se impulse y se haga efectiva en el término más corto de tiempo posible. Es algo que se debería conseguir porque se potencia una ciudad, una visión de fiesta que no todo el mundo conoce, sería una forma de proyectar a todo el mundo cómo se viven y cómo funcionan las fallas.
¿Por qué cree que el colectivo fallero es tan criticado?
El colectivo fallero es tan criticado por el desconocimiento, que te hace hablar mal de algo que no se conoce; no pido que todo el mundo se vincule directamente con las fallas pero sí que intente comprenderlas y haga una acto de civismo para acercarse a ellas para conocer todas las actividades que hacen.
¿Se puede aunar el entendimiento entre los falleros y los vecinos de la ciudad?
A mí me gustaría y creo que hablando se pueden conseguir muchas mejoras, por ejemplo, tanto para los casales como para la gente que vive cerca de ellos. La convivencia tiene que ser tanto por parte de los falleros como de los vecinos.
¿Un deseo para estas fallas?
Que no llueva. Que la lluvia y el mal tiempo no empañen una fiesta como ésta porque las fallas son sol, calor, salir, tirar petardos en la calle, etc... Espero que venga mucha gente a vivir nuestras fallas porque sino las vives no las puedes sentir.
