Un total de 12 autobuses, fletados por Lafarge, trasladaron desde Valencia, Sagunto y Puerto de Sagunto, al medio millar de personas que asistieron anoche al espectáculo que ofreció el Ballet de la Generalitat en la cantera Salt del Llop, gracias al convenio de colaboración suscrito entre Lafarge y CulturArts. La recaudación por la venta de localidades se destinará a Cáritas para financiar un proyecto de formación y empleo. Dada la polémica que en medios políticos ha suscitado esta iniciativa cultural, que hasta el último momento se desconocía si se podría realizar, ya que no contaba con la aprobación del actual Gobierno municipal de Sagunto, no sorprendió la ausencia del alcalde de la ciudad, el nacionalista Francesc Fernández, ni de otros miembros del Gobierno de Sagunto que, por ahora, forman Compromís y ADN Morvedre, tampoco asistieron representantes de Esquerra Unida. Si hicieron acto de presencia destacados miembros del Partido Popular, Iniciativa Porteña y el PSOE, así como la plana mayor de Asecam y directivos de otras asociaciones de comerciantes, culturales y deportivas del municipio.
El Ballet de la Generalitat, unidad artística dependiente de CulturArts, ofreció anoche una actuación de su producción Clàssics. En esta actuación, el Ballet interpretó una pieza mixta compuesta por tres coreografías: Radura, Jardí Tancat y Bolero, que recogen la herencia del siglo XX, con fuerte musicalidad y una búsqueda formal y estética en el ámbito de la danza contemporánea. El espectáculo comenzó con Radura, una pieza creada para el Ballet de la Generalitat Valenciana por Paolo Mohovich en 2014, donde la compañía se inspira en la dinámica y las formas del mundo animal. En esta primera parte el numeroso público asistente pudo disfrutar de una de las piezas más conocidas de Johan Sebastian Bach, como es el Concierto de Brandenburgo, núm 5.
La actuación continuó con Jardí Tancat, con la música de la cantante Mª del Mar Bonet. Es una de las obras maestras de Nacho Duato, en la que el coreógrafo recrea el ambiente rural con una dinámica y gestualidad sorprendentes. Cerró el espectáculo el famoso Bolero de Maurice Ravel en la versión de Thierry Malandain, con la compañía encerrada en una habitación imaginaria de la que solo se ven sus cuatro esquinas. La música avanza a un ritmo que es cada vez más obsesivo, desencadenando en los bailarines una especie de rebelión y un juego de contrapunto que lleva a la explosión final. Esta pieza fue estrenada por el Ballet Biarritz en la Gare du Midi de Biarritz el 19 de mayo de 2001, mientras que por parte del Ballet de la Generalitat Valenciana fue estrenado en el Teatro Principal de Valencia el 16 de abril de 2010.
