Omar Vilata nace en Madrid en mayo de 1982. Con tres años, su familia se traslada al lugar de origen del matrimonio, Sagunto. Ya desde sus primeros años de vida vivió el arte muy de cerca gracias a la influencia de su padre, licenciado en Bellas Artes y profesor de dibujo y por la afición de sus progenitores a la música clásica. Comenzó estudiando en Petrés para pasar, el año siguiente, a la Lira Saguntina. Estudió también en el Conservatorio Profesional de la Vall d'Uixó y en diversos centros europeos, entre los que destaca la prestigiosa academia Fran Liszt de Budapest. La vida es un proceso de aprendizaje que nunca termina y Omar lo lleva por bandera. Obtuvo, también el título superior de profesor por el Conservatorio Superior de Valencia que a su vez compatibilizaba con los estudios universitarios en la Facultad de Historia de la Universidad de Valencia, que finalmente dejó para centrarse en el piano. Ha sido maestro en numerosos centros y ha tomado parte en multitud de conciertos dentro y fuera de su comarca. Omar vuelve a Sagunto tras esta etapa formativa y empieza a investigar sobre el campo de la enseñanza y las relaciones entre el alumno y el profesor, la empatía y el estudio productivo. Surge así Piano Íntim, el proyecto que tiene entre manos en este momento y que está teniendo muy buena acogida. Ahora, Omar Vilata, sin dejar de lado la músic, se centra en su próximo proyecto relacionado con el turismo.
Hoy, como todos los últimos jueves de cada mes, es una fecha señalada en el calendario musical de Omar Vilata, ¿por qué?
Es la fecha reservada para Piano Íntim. Se celebra todos los últimos jueves de cada mes de 18 a 19h en el Auditorio Joaquín Rodrigo. Se trata de una alternativa a los conciertos clásicos. Es un lugar donde el espacio está muy cuidado, la iluminación, la disposición de las sillas… Todo eso ayuda a que el clima distendido, relajado y, por supuesto, íntimo.
¿Cómo arranca el proyecto de Piano Íntim?
Arranca curiosamente desde mi faceta educativa. Esta propuesta es la materialización de una de las conclusiones a las que he llegado a partir de mi trayectoria como docente. Empecé a cambiar el modo en el que tradicionalmente se daban las clases de música. Dejé a un lado el «está bien o está mal», por ejemplo, y lo cambie por una conversación de persona a persona sobre las emociones que nos suscitaba la música. Al ver el buen resultado que daba, decidí compartirlo y abrirlo al público. Así es como nace Piano Íntim.
¿Qué se pretende conseguir con este nuevo formato de conciertos/clases que se nos propone en Piano Íntim?
Es básicamente construir un espacio donde la gente empiece a percibir que desaparecen todas las normas protocolarias de las clases y conciertos tradicionales. Desde el momento de entrar y tener que sentarte en el sitio que te corresponde o cuando se abre un telón o cuando toca aplaudir, la distancia, la posición... Aquí esas cosas desaparecen, no hay reglas preestablecidas.
En estas sesiones insta a los asistentes a compartir vivencias y sensaciones venidas de la música que escuchan ¿Cuál es su mejor recuerdo ligado a la música?
No sé si será el mejor, pero quizás uno de los más bonitos sí. Cuando era pequeño, en mi casa había una colección de vinilos. Estaban guardados en un armarito, dedicado exclusivamente a ellos. Recuerdo abrir el armarito, que además olía muy bien, seleccionar el vinilo, coger la esponjita para limpiarlo antes de colocarlo… guardo muy buen recuerdo de este ritual. Me gustaba mucho porque era una especie de ceremonia que me preparaba para la escucha.
Esta anécdota que nos acaba de relatar hace patente que se crió en un entorno propicio para convertirse en el pianista que es hoy.
Creo que tiene mucho que ver, sí. 80% es el entorno y el 20% pues tu interés propio y tus ganas de seguir. El entorno es importante porque es el que desde pequeño hace que te apuntes a música, el que hace que ensayes… Sin embargo, reivindico mi individualidad (risas). No todo es entorno, no todo está impuesto, creo que mi trayectoria me ha llevado por aquí y no por allá.
¿Dónde comienza a cursar sus estudios de música?
Empecé en Petrés. Me acuerdo de que era el pequeño de la clase, con mucha diferencia. Después de estar un año entero allí, ya me vine aquí a Sagunto, a la Lira Saguntina, donde seguía siendo el pequeño de la clase. Ahora lo pienso y qué reto el de los profesores de aquel momento que tenían que llevar adelante una clase con alumnos de diferentes edades y diferentes niveles.
Una de las decisiones más importantes es la elección del instrumento, ¿supo desde el principio que quería tocar el piano?
Lo sabía mi madre, no yo. Me acuerdo del día que me lo dijo y del lugar exacto de la casa en el que estábamos. Mi madre cogió y me dijo, Omar te voy a apuntar a música, ¿qué prefieres el piano o el violín? Yo tenía cinco años y dije piano como podría haber dicho violín, quizás ahora sería violinista.
Dicho esto, ¿te has planteado alguna vez iniciarte en otro instrumento?
Empezar de cero ahora, después de ver lo que me ha costado con el piano, no lo creo. ¿Curiosidad? Por supuesto. Si el genio de la lámpara me concediera un deseo, escogería poder tocar un instrumento de cada familia, uno de viento y uno de cuerda. Seguro que las experiencias sensoriales que ganaría con ello me enriquecerían mucho pero, por ahora, no tengo tiempo.
Ahora que has terminado tus estudios y te has fraguado una carrera en el mundo de la música, ¿quién dirías que es Omar Vilata?
Me veo como una persona en constante cambio. Tengo una necesidad de transformación, de mi mismo y de mi entorno. Omar Vilata es una persona que de aquí a un año seguramente no estará haciendo las mismas cosas, estará buscando cosas nuevas que hacer y ver donde puede investigar y aprender.
¿Qué obras y que músicos han marcado su evolución como artista?
Me siento muy vinculado a los famosillos: Mozart, Beethoven, Bacht, Haydn… Puedo coger una partitura de un músico romántico, uno posterior, quizás del siglo XX y decir, sí, no está mal, pero no conecto tanto con ellos. Me identifico con un estilo más clásico, más antiguo.
¿Qué tiene la música de Mozart y sus contemporáneo que no tenga la de ahora?
No te sabría decir. No tengo una respuesta concreta a porqué conecto con algunas cosas y no con otras. Hace click y ya está.
¿Cuáles deberían ser las principales reivindicaciones principales de un músico?
No soy una persona muy reivindicativa. Sí que es verdad que hay muchos aspectos a mejorar pero a mí me gusta currármelo por mí mismo. Lo que suelo hace es apoyarme en personas que tienen mis mismas inquietudes y que quieren transformarse y hacer algo diferente y ver como juntas podemos llevar a cabo un proyecto.
¿Qué le ha aportado estudiar en la prestigiosa Academia de Música Fran Liszt de Budapest?
Cuando estuve en Budapest tuve un profesor que me aportó una nueva visión de la música y de cómo enfrentarse a un instrumento. Creo que el hecho de que me ocurriera fuera no tiene que ver tanto como la persona. Podría haber sido perfectamente un valenciano. Además de conocer a este magnífico profesor, mi estancia en el extranjero me aportó la posibilidad de hacer mucho oído fuera de las clases. El sistema educativo de la academia te daba acceso gratuito a todos los conciertos que se hacían allí. Imagínate, es como estar abonado al Palau y poder ir cuando quisieras. Me hizo madurar en oído.
¿Crees que en España es más difícil triunfar en la música que en extranjero?
No lo sé. En el momento en el que he concebido un proyecto he buscado el medio o la institución que me diera más facilidades a la hora de llevarlo adelante. Ha sido todo una carrera improvisada y no he llegado a meterme en circuitos de tener un programa y rodarlo por todos los países del mundo.
¿Dirías, entonces, que es fácil vivir de la música en nuestro país?
Yo creo que es fácil en el sentido de que hay muchas cosas ligadas a la música que se pueden hacer. Puedes dar clase, puedes meterte en una orquesta, puedes buscarte por tu cuenta tus propios conciertos, puedes acompañar en oposiciones y exámenes a otros instrumentistas…
Como todo músico empezaste tu carrera siendo alumno pero también has probado con la docencia.
Desde que empecé en esto de la música siempre he tenido estas dos ramas, la de profesor y la concertista y estudiante. Sin embargo la de profesor es la faceta que mejor refleja mi personalidad. Desde el principio he sabido que no quería repetir ciertas cosas que viví como alumno. Veo un sistema de enseñanza musical obsoleto, anclado en el pasado y poco autocrítico. Esta visión me ha hecho acercarme a formaciones alternativas en educación: educación creadora, educación no violenta… Mi etapa como docente me ha aportado sobre todo un cambio de actitud hacia las personas que están aprendiendo. Dejar de ser el profesor que sabe mucho, sabe todo o sabe más para acompañar al alumno en el aprendizaje. Es la búsqueda de una enseñanza más horizontal.
Decía un reputado dramaturgo de la comarca en una entrevista a este periódico la semana pasada que existe una clara confluencia entre las diferentes disciplinas artísticas (Música, pintura, arquitectura, escultura, cine, danza, poesía), ¿Qué opinión te merece esta afirmación?
La comparto totalmente. Los lenguajes artísticos son medios por los cuales nos comunicamos de forma simbólica. Cogemos el mundo que nos rodea y lo pasamos por un filtro interpretativo y sale hacia fuera de diferentes formas.
Precisamente usted ha llevado a cabo diversas colaboraciones en las que se fusionaban dichas disciplinas, ¿podría hablarnos un poco de ellas?
He colaborado sobre todo con compañeras y compañeros del teatro. Normalmente cuando lo hecho me ha servido de aprendizaje para mí porque he podido desarrollar una faceta improvisadora y creadora de música. Me nutría mucho de la acción dramática que estaba en marcha y la reconvertía, como decía antes, en elementos sonoros. He colaborado con Art al Quadrat, dos hermanas también de Sagunto en proyectos muy bonitos y tuve también una muy buena experiencia cuando le puse música a un pase de la película alemana Nosferatu.
Gracias a las nuevas tecnologías, hoy en día cualquiera puede tener en su bolsillo toda la música que quiera, ¿constituye esto un aspecto positivo o negativo para la música clásica?
Bueno y malo. Una de las consecuencias es que quien tiene como hábito escuchar la música a través de un formato digital está facilitando a que su oído se acostumbre a una forma cerrada y, voy a permitirme la palabra, muerta de la música.
¿Qué ocurre con la otra mitad, la persona que crea esta música para ser escuchada en directo?
La música que está creando no llega con la vida con la que el artista la está tocando. Se pone una barrera donde la música está encajonada en formato mp3 y la relación emisor receptor es más fría. Ese es el objetivo de Piano Íntim dejar a un lado esa barrera y que el mensaje musical llegue de la forma más fiel posible.
¿Cuáles son sus proyectos de cara al futuro?
Pues resulta que estoy trabajando en una cosa totalmente diferente a la que he hecho hasta ahora. He querido romper un poco con el Omar pianista y abrirme paso a algo diferente, el turismo. La verdad es que el resultado está siendo muy bueno y estoy muy satisfecho con esto. Por otra parte también estoy en una época en la que estoy aprendiendo en otros campos: cómo me comunico con otras personas y cómo las escucho. Trabajar la escucha empática con las personas es importante porque creo que la empatía es algo que puede transformar el mundo. Escucharme a mí mismo y al mundo que me rodea.
¿Qué les recomendarías a los jóvenes pianistas que intentan abrirse paso?
Que no se rindan porque nadie les tiene que poner las cosas fáciles.
