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Lo recaudado por la venta de la última novela del escritor, El Códice de Mª Magdalena, se destinará al centro de alimentos de Sagunto

Pedrós: «Para mí, Mª Magdalena, es de las primeras feministas de la historia»

Viernes, 19 Diciembre 2014 12:03

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«El Patriarca de Jerusalén, Jeremy Goldman, apareció muerto en la habitación privada de su residencia. Su asistente personal, Shaul Kowalski, lo descubrió a las ocho y media de la mañana en la cama, ligeramente frío y lívido, como si las sombras de la tarde anterior hubiesen teñido con su color el rostro del prelado». Así empieza la nueva novela de José Manuel Pedrós. El Códice de Mª Magdalena es novela policíaca que presenta una visión alternativa de este personaje bíblico femenino, pero es el compromiso social del escritor lo que impregna su escritura y su forma de concebir la vida. Rozando las fechas navideñas,  el autor ha presentado su último libro gracias al cual ha podido contribuir con el centro de alimentos de Sagunto. Su trayectoria se ha visto marcada por este tipo de acciones, ya que también con los beneficios obtenidos de sus otras obras ha podido colaborar con diferentes organizaciones solidarias. José Manuel Pedrós se ha aventurado a trabajar con muy diversos géneros literarios que abarcan desde la poesía, a la novela pasando por la narrativa breve. En esta ocasión nos encontramos ante una auténtica novela negra, los amantes de este género pueden dejarse envolver por la trama a la vez que ayudan a los más necesitados.

Ayer fue la presentación de su novela El Códice de Mª Magdalena, ¿Cómo han acogido su libro en Sagunto?
El acto estuvo muy bien, el salón estaba lleno hasta la mitad, mas o menos, y yo creo que tuvo muy buena acogida. La gente se implicó mucho con la temática del libro y además prácticamente todos los asistentes se llevaron un ejemplar. Maribel Sáez, la concejala, estuvo muy bien en su presentación, Yolanda, la editora, también, Ximo Cruz, que era el que se hacía cargo de la presentación estuvo estupendo y también los del centro de alimentos. En general todo muy bien, muy contento.

¿Qué se van a encontrar los lectores en esta novela?
Se van a encontrar con dos historias. Primero una novela negra, una historia policíaca que es el preámbulo para llevarnos por el camino hacia la otra, la historia de Mª Magdalena, contada en primera persona por ella misma. El personaje ya tiene 70 años, es una anciana, está en Jerusalén después de la destrucción de este lugar por las tropas de Tito. Ella está redactando sus recuerdos, sus vivencias y su relación con los apóstoles, con los discípulos y con el propio Jesús de Nazaret.

Esta es la segunda novela en la que trata la temática religiosa. Ha abordado el tema desde dos puntos de vista distintos, uno actual,  Kefá el romano y otro histórico, El Códice de Mª Magdalena.
Si. Después de hacer Kefá el romano sobre Benedicto XVI viene esta. Había una historia que a mí me interesaba mucho y era la historia de Mª Magdalena. Tenía un poco de material acumulado a raíz de la anterior novela y me interesaba mucho profundizar en su historia, que no es, ni mucho menos, como nos la han contado en la iglesia. Es una historia muy bonita, una historia de amor preciosa, una historia de feminismo. Para mí Mª Magdalena es de las primeras feministas de la historia, por no decir la primera o la primera de la que yo tengo constancia. Una feminista que defendió que  las mujeres tuvieran un peso importante en la incipiente iglesia, aunque nunca lo llegaron a tener. De todas maneras, ella luchó contra los apóstoles y discípulos varones que quisieron implantar una jerarquía masculina A mi modo de ver, una jerarquía machista. Mª Magdalena lucha contra todo esto y lucha de una manera muy impetuosa aunque al final no se le reconoce. Es más, a ella se la denosta y se desprecia todo su ideario, y prueba de ello es el concilio de Elvira, donde se la considera una prostituta. Esto no tiene nada que ver con la realidad. No hay documentación histórica por ninguna parte que demuestre que Mª Magdalena era una prostituta. Al contrario, la documentación que tenemos dice incluso que era una apostole apostolum es decir, la apóstol de apóstoles. Según estos documentos era realmente la cabeza visible de esta iglesia que se empezaba a formar.

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Hablando de documentación, tanto esta novela como en la de Kefá el romano, requieren una documentación previa, un estudio previo, ¿Cómo se documenta para la confección de sus novelas?
He consultado diversos documentos históricos. También muchos libros sobre este personaje, el de Mª Magdalena. Los evangelios apócrifos, por ejemplo, son muy interesantes y sobre todo, muy enriquecedores y no tienen nada que ver con los evangelios canónicos. Son apócrifos pero esto no quiere decir que sean falsos, son unos evangelios paralelos. En un momento determinado se dijo que los cuatro evangelios canónicos eran los que valían y que los demás eran todos falsos. Se les ordenó a todos los monjes que destruyeran los libros, evangelios y documentos históricos que no habían sido declarados canónicos por la iglesia, sin embargo, algunos monjes no los destruyeron y los guardaron a buen recaudo. Posteriormente han ido apareciendo a lo largo de la historia. Gracias a estos documentos nos ha ido llegando mucha información y se nos ha demostrado que muchos de los dogmas de la iglesia eran más fantasía que verdad.

El tema de esta novela y el de Kefá el romano, choca un poco con lo que había estado haciendo en sus otras novelas ¿De dónde nace el interés por este tipo de temática?
La temática religiosa es una temática que siempre ha existido en nuestra sociedad judeo-cristiana. Siempre hemos estado de una manera más o menos directa influidos por todo lo judeo-cristiano. El problema es que se nos ha impuesto de una manera que yo creo que no era la más adecuada. Quizás, la gente que tiene ahora 15 o 20, los más jóvenes, no se sienten tan presionados o tan coaccionados o tan influenciados por ese tipo de presiones religiosas. Pero hasta hace 50 años, el poder de la iglesia era un poder importantísimo: había que ir a misa todos los domingos, había que comulgar, que bautizarse, casarse... No se concebía la vida social si no estaba dirigida o coordinada por lo religioso. ¿Todo esto qué ha supuesto? Que yo, por ejemplo, tuviera una influencia religiosa en mi infancia y en mi juventud  y me haya criado con estos valores. De alguna manera, con estas novelas he pretendido contrastar esta versión con otro tipo de documentación que me parecía más adecuada. Sobre todo, más racional, más lógica, más histórica. Y de ahí nace un poco la idea, esa preocupación por quitarme esos traumas y esos conceptos que me habían inculcado.

Pretendía cambiar cómo se había abordado el tema de la religión hasta el momento.                                                    Claro, es que es un tema muy bonito, pero es un tema que también se ha distorsionado mucho, y se ha tratado tan fuera de ámbito y con tanta presión que no era el camino más adecuado.

Usted no pensó que se dedicaría a la escritura cuando terminó el colegio. Estudió ciencias políticas, económicas y comerciales y más tarde trabajó en una agencia de seguros. ¿Qué le llevó a decantarse por la literatura?
Yo estudié económicas pero a mí, lo que siempre me ha apasionado es el arte y la literatura. Yo hice económicas porque en aquella época el que vivía de la literatura se moría de hambre. Yo recuerdo cuando estudié bachiller que los profesores me decían que si me dedicaba al arte o a la literatura, o bien me dedicaba a la enseñanza o lo iba a tener muy difícil para ganarme la vida. En aquella época la mayoría de la gente había dejado de estudiar magisterio o derecho porque ya no había trabajo para tanta gente. Se había puesto a funcionar en Valencia la facultad de Económicas y allí había una carrera múltiple: Políticas económicas y comerciales. Como consecuencia, muchos nos decantamos por esa ella. Era un campo muy interesante y además nos prometía unas mejores expectativas laborales.  La idea que tenía yo en mente, sin embargo, era poder dedicarme a la literatura o al arte en cuanto pudiera tener solvencia económica. Y eso es lo que he hecho siempre, mi segunda profesión.

Hasta la fecha ha escrito poesía, narrativa breve, novela y numerosos artículos ¿Qué es lo que se siente más? ¿Novelista? ¿Poeta? ¿Quizás periodista?
Después de haber escrito doce libros de poemas y después de haber quedado finalista en un premio nacional de poesía, yo no me siento poeta, por ejemplo. La poesía está por encima de lo que yo me pueda sentir. De hecho estoy muy agradecido de no haber publicado prácticamente ningún libro de poemas. Quedó finalista algún que otro poema suelto pero yo creo que  la poesía no hay que tomársela tan a la ligera. Si me puedo considerar algo, yo creo que lo más sencillo es decir que soy un contador de historias, únicamente.

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Ha cultivado usted diferentes géneros, desde la novela social, a la gótica pasando incluso por la erótica. ¿En qué género se encuentra usted más representado?
Tengo que decir que lo de la novela erótica ha sido un poco a nivel de experimentación y de iniciación (risas). A mí lo que de verdad me gusta es la novela histórica, pero no solamente desde el punto de vista de la historia sino desde el punto de vista del conocimiento. Conocimiento en el sentido de que podamos tener y aprender una serie de datos. Aquí, por ejemplo, en esta última novela podemos ver, y espero que los lectores lo puedan ver también, que lo mismo que pasaba en el siglo I en Palestina está pasando en la actualidad. Los mismos problemas sociales, culturales, de gente que se apropia del dinero público. La corrupción existía antes y existe ahora. Realmente no hemos evolucionado en ese aspecto. La hemos mantenido y probablemente la seguiremos manteniendo. ¿Por qué? Porque no aprendemos desgraciadamente de la historia. No la conocemos y no aprendemos de ella y por consiguiente, repetimos nuestros errores.

Y con este interés por la novela histórica y teniendo en cuenta el entorno de  Sagunto ¿No se ha planteado alguna vez situar alguna de sus novelas en esta ciudad?
La verdad es que para mí, ser saguntino, considerarme saguntino y la historia que pesa sobre Sagunto, me supone un hándicap y siento que recae en mí un peso muy importante. Yo no sé si sería capaz, no lo creo realmente, de poder escribir una novela histórica interesante sobre Sagunto. Fíjate que estamos al lado y podría tener toda la documentación que quisiera. Podría investigar, también, sin necesidad de irme a Jerusalén. Sin embargo, le tengo mucho respeto a Sagunto como para iniciarme en una historia en la que podría equivocarme. En cambio, no me importa meter la pata en otros campos mucho más lejanos.

¿Cómo construye sus personajes? Estos tienen un poco de ficción y un poco de verdad.
Si. Cuando construyo un personaje, lo primero que hago es construir el nombre. Los nombres son lo primero que me interesa. Busco nombres y apellidos de personajes reales que tengan relación o bien con la política, o bien con la historia, o la literatura del país. Cuando he encontrado un nombre y un apellido que me parecen interesantes, los cruzo y nace el nombre de mi personaje. Más tarde, me centro en crear la psicología el personaje. En ocasiones, el carácter nace desde el principio pero a veces se va formando a lo largo de mi historia. A lo mejor  un personaje que al principio no tiene mucha importancia, a lo largo de la narración o la estructura va cobrando cierta entidad y protagonismo.

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Personajes que luchan contra sí mismos o contra una sociedad que se les opone son algunos de los perfiles que aparecen en los protagonistas de sus novelas, ¿Son fruto de su compromiso social?
Sí, yo creo que sí. Yo creo que hay una cosa muy importante para mí y que la mayoría de las personas no le dan la importancia que tiene. Te hablo de la sencillez de las personas, la honradez, la generosidad y la solidaridad es algo fundamental. Si todos tuviéramos más o menos esa serie de valores, por decirlo de alguna manera, creo que la sociedad funcionaría mejor. No somos solidarios en general, de hecho somos muy egoístas. Nos preocupamos más de nosotros mismos, de nuestra seguridad, de nuestra economía, que de los problemas que vemos a nuestro alrededor. Y esta es una preocupación presente en mis relatos.

En esta línea está trabajando usted  ya que  no es la primera vez que lo recaudado de sus libros va destinado a algún tipo de organización social, los derechos de Kefá el romano los donó a la Junta Local contra el cáncer, por ejemplo ¿Se trata de algún tipo de reivindicación o sencillamente una iniciativa social?
No, no se trata de reivindicar nada. Simplemente se trata de ayudar. Hay montones de cosas que necesitan del apoyo solidario de la gente.  El que yo pueda aportar un grano de arena a esa montaña tan necesitada es importante para mí. Con esto, no pretendo ni justificarme, ni lavarme la conciencia.

¿Considera que el arte ha pedido su papel intervencionista o que hasta cierto punto aún puede cambiar el mundo?
Yo creo que sí que se puede cambiar el mundo. Soy idealista todavía. No he perdido el idealismo, además creo que en el único momento en el que debemos perder los ideales es cuando uno muere. No se tienen que perder los ideales, ni las ganas de cambiar el mundo y de buscar una sociedad más igualitaria, más justa.

¿Qué tiene que tener una buena novela según José Manuel Pedrós?
Yo soy muy exigente. Pero no sé si soy el más adecuado para juzgar esto porque creo que cada persona que lee una novela tiene unas ideas distintas y una predisposición diferente y por eso, depende de cada uno busque. Yo particularmente busco que la novela sea atractiva, que te enganche desde el principio. Si en una novela llegas a la página 40 y te está aburriendo, la dejas. En este caso, uno no sabe si es a partir de esta página, cuando de verdad arranca la novela. A mí me preocupa el conjunto, el camino. No me preocupa el final, creo que lo más interesante cuando escribes una novela, al igual que en la vida, es el camino. Que acabe de una manera o de otra no es tan importante.

En 1994 escribió su primera novela ¿Cómo cree que ha sido su evolución?
Desde pequeño siempre he escrito articulitos y poemillas pero en realidad, soy un escritor más bien tardío. Empecé con 27 o 28 años a escribir. Lo que hice fue coger todos los poemas que había escrito, los leí y releí, destruí prácticamente el ochenta por ciento y me quedé con lo esencial y de ahí nace mi primer libro de poemas. Desde ese momento me tomé como meta escribir habitualmente. No solo escribir un poema de vez en cuando o coger y opinar en algún articulito, que son cosas que hace uno cinco o seis veces al año. Yo lo que quería era tenerlo como profesión y empecé con la poesía.  En realidad, con lo que yo creía que era la poesía y que más tarde tuve que reconsiderar. Cuando uno hace poesía no se lo debe tomar a la ligera porque la poesía es algo muy importante.

Cuando se les habla de poesía a muchos escritores contemporáneos, la asocian rápidamente a la filosofía y la reflexión, pero olvidan cosas como la emoción y la pasión ¿Comparte esa opinión que reduce la poesía a lo intelectual?
Yo creo que no. ¿Que la poesía es para una minoría? Te diré que sí. ¿Qué es para una élite? Puede que hasta cierto punto también. La verdad es que poesía lee muy poca gente. Sobre todo poesía contemporánea. La razón de esto es que se ha podido llegar a un nivel de intimismo tal,  que las piezas no llegan a la gente. Hay varias corrientes y varias estéticas poéticas. Una de las estéticas más actuales, que incluso comento al final de mi última novela es la poesía como terapia psicoanalítica del propio autor. Desde ese punto de vista, es algo muy interesante para el propio autor o para un círculo muy cercano de gente que le rodea o que pueda tener sus mismas inquietudes o mismo interés por autoanalizarse. Si no, es muy difícil que alguien pueda sentirse identificado con el poema. Desde este punto de vista la poesía es muy minoritaria.

¿Que vino después de la poesía en su carrera?
Llegó un momento en el que tras muchos años escribiendo poesía o pseudo-poesía, me di cuenta que había llegado a un límite en el que mis textos eran muy intimistas, un poco rebuscados, solo yo podía llegar entenderla y eso no me satisfacía. Lo que yo buscaba era poder llegar a la gente. Entonces empecé a derivar hacia la narrativa breve y a la novela. Ese fue un poco el proceso.

Si tuviera que escoger una de las novelas que ha escrito, por más elaborada, por haberle dedicado más tiempo, por la razón que quiera, ¿Cuál sería?
La que más he trabajo ha sido la de Kefá el romano. A ella le dediqué como 20 años. Y a partir de la investigación que realicé para ella, dejé muy avanzada esta que estoy publicando ahora. No sé si es con esta última con la que estoy más satisfecho. Con tus propias obras pasa como con los hijos, ¿Cómo vas a elegir uno? Todas las anteriores tienen algo particular, no sé si podría elegir.

¿Quién diría que son sus modelos literarios?
Como parto de la poesía, debo hablarte primero de poetas.  El primero de todos fue Bécquer cuando tenía doce años o cosa así, me influyó de una forma muy extraña. Déjame que te cuente una anécdota. Yo estaba estudiando segundo de bachiller. Y nos pusieron un examen de lengua y literatura. Una de las preguntas de aquel examen que, por cierto, suspendí, era analizar sintácticamente los versos de un poema de Bécquer, Volverán las oscuras golondrinas. Ese verano fue el principio más importante para mí porque empecé a interesarme por la poesía y por Bécquer. No puedo obviar, tampoco, a autores como Miguel Hernández, Antonio Machado, Rafael Alberti, Federico García Lorca o los poetas sociales de la generación del 27. Luego como novelista, Miguel Delibes, por ejemplo, me encanta y también Javier Marías o Almudena Grandes.

Las editoriales están creciendo fusionándose unas con otras y como respuesta están surgiendo pequeñas editoriales más especializadas, ¿Cómo afecta esto a los escritores como usted que han optado por la autoedición?
Es un poco problemático porque aunque uno no pretenda ganar dinero con la publicación de una novela, tampoco pretende perderlo. Si inviertes determinada cantidad lo mínimo que puedes esperar es recuperarla. Para mí es algo muy costoso tener que hacerlo llegar a las librerías para evitar que las distribuidoras se queden el 50 por ciento del precio de la venta. Los escritores como yo lo que intentamos hacer es abaratar los costes. Cuanto más pequeña es la editorial, de 300 o 400 ejemplares, por ejemplo, más económico sale. Si un libro de un autor consagrado, se vende en una librería a 18 o 20 euros, que es un precio normal y un autor modesto lo vende al mismo precio, si la persona que entra en la librería optará por comprar el del primero. Todo eso influye a la hora de publicar. A mí me cuesta más publicar que escribir el libro y esto es un hecho tengo que asumir.

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¿Tiene esto algo que ver con la crisis del papel de la que tanto se está hablando?
No, para nada. No creo que el libro de papel esté en crisis. Se seguirán vendiendo libros en papel al igual que se seguirán vendiendo los electrónicos. Así como pienso que el periódico en papel tiene un uso efímero, se lee y se tira y es una pérdida económica, el libro de papel se guarda. El periódico sí que tiene una necesidad de digitalizarse pero el libro tradicional puede convivir con el electrónico.

Las nuevas tecnologías han entrado de lleno en el tema de la comunicación en general, ¿cómo afecta su uso a la relación de un escritor con sus lectores?
Es un campo muy importante. Permite dar a conocer tanto al escritor como a su obra. Se están vendiendo libros incluso por correo electrónico. Sin ir más lejos, yo abrí un blog para darme a conocer.  Hace un par de años se puso en contacto conmigo una empresa de Castellón que se dedica a vender productor online y tenía también una serie de librerías por internet. Con ella acordé vender mis libros en formato electrónico. Algunos de ellos no están ni publicados en papel. También las nuevas tecnologías son importantes para el proceso de retroalimentación. La tecnología nos acerca al lector.

¿Qué libro va a regalar estas navidades? Además del suyo, por supuesto.
Aún no lo sé. Me gusta mucho el último de Javier Marías, por ejemplo. Aunque últimamente parece que Antonio Muñoz Molina, Javier Cercás y algún otro están escribiendo novelas basadas en algún personaje real o histórico recientes, que también me parecen interesantes.


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Modificado por última vez en Martes, 30 Diciembre 2014 21:23