El nombramiento de Darío Moreno como candidato a la Alcaldía de Sagunto por el PSPV-PSOE, se ha presentado desde la agrupación socialista del municipio como un acuerdo de amplio consenso entre las distintas corrientes que conforman la familia socialista del municipio, sin embargo, otras sensibilidades del partido hablan abiertamente de que se trata de un candidato impuesto desde Valencia.
Como se recordará, Francisco Crispín llegó a presentar su candidatura a las primarias de Sagunto para los comicios de mayo de 2019, aunque ha sido el propio aparato del partido el que ha movido los hilos para que fuera suspendido cautelarmente de militancia, en base al caso que se sigue en el Juzgado de Sagunto por las presuntas irregularidades en la compra de la equipación laboral que afecta a Crispín y a los otros técnicos municipales adscritos al Departamento de Actividades.
No se trata, por tanto, de un caso clásico de corrupción al uso, de los que han aparecido por cientos a lo largo y ancho del país, sino de una cuestión relacionada con la actividad laborar de este grupo de funcionarios, que, como el propio Crispín ha reiterado en varias ocasiones, tiene su origen en una «vendetta política».
Ante la decisión de suspender cautelarmente de militancia a Crispín por una cuestión de esta índole, las mismas fuentes del partido consultadas por este periódico han indicado que desde el momento en que el PSOE suspende de militancia a Crispín, lo está condenando ante la opinión pública, antes, incluso, de que se celebre el juicio, porque el objetivo principal era el de allanar el terreno a Darío Moreno, evitando que se enfrentara a un proceso de primarias.
Como se recordará, Moreno asumió a principios del pasado julio el cargo de Jefe de Gabinete de la Consellera de Justicia, Administración Pública, Reformas Democráticas y Libertades Públicas, Gabriela Bravo, quien, por cierto, el pasado 14 de septiembre giró visita a los juzgados de Sagunto, acompañada por Dario Moreno. Ese fue el primer contacto oficial entre el ahora candidato socialista y los medios informativos del municipio.
Girona y Calero
A lo largo del periodo democrático, no es la primera vez que el aparato del partido ha impuesto en Sagunto al cabeza de lista para las elecciones municipales. Ocurrió por primera vez en 1991, cuando el fallecido Miguel Almor Marzal, que era candidato para la Alcaldía por acuerdo de la agrupación, fue sustituido en el último momento por Manuel Girona Rubio, que logró mejorar los resultados electorales obtenidos por el candidato Salvador Vilalta Mor, también desaparecido, en los comicios de 1987.
Girona, en las elecciones de 1991 consiguió 11 actas de concejal, es decir, el mismo resultado que lograra Manuel Carbó Juan en las primeras elecciones democráticas celebradas el 3 de abril de 1979. Hay que tener en cuenta que Girona obtuvo este resultado después de que el Gobierno socialista de Felipe González tomara la decisión de reducir a chatarra la cabecera siderúrgica integral de Altos Hornos del Mediterráneo, dejando en la calle a 4.000 trabajadores. Pero el efecto Girona duró poco, puestos que, en las elecciones de 1995, repitiendo de cabeza de cartel, el PSOE obtendría un total de 8 actas de concejal, o sea, 3 menos que en 1991.
Para las municipales de 1999, el PSOE celebró por primera vez un proceso de primarias, del que salió victorioso Francisco Crispín, que fue el candidato a la Alcaldía en aquellos comicios electorales del 99, logrando siete actas de concejal, una menos que Girona en 1995.
Sin embargo, en las elecciones municipales de 2003, la candidata para la Alcaldía de Sagunto vino impuesta directamente desde Madrid. Fue Gloria Calero Albal, que formaba parte de la ejecutiva federal, elegida en el congreso que otorgó la secretaria general del PSOE a José Luis Rodríguez Zapatero. Con Calero como cabeza de lista, los resultados se mantuvieron en parámetros similares, puesto que lograría los mismos concejales que Crispín, un total de siete.
