Les preocupa, además, que con la intención de dinamizar Ciutat Vella, «sin un proyecto cultural serio que lo avale», se siga el modelo de ciudades como Peñíscola y otras, donde sus barrios antiguos «se han convertido en parques de atracciones»

Residentes de Ciutat Vella se quejan de las molestias que ocasiona el Mercado Medieval

Batucadas medievales a las 11 de la mañana Batucadas medievales a las 11 de la mañana Residentes de Ciutat Vella se quejan de las molestias que ocasiona el Mercado Medieval
Jueves, 11 Octubre 2018 18:57

Nunca llueve a gusto de todos, y así, habitantes de Ciutat Vella se quejan del mercado Medieval, mientras que el púbico visitante, lo considera una buena distracción y otra opción de compra.

Este mercado temático que se considera un clásico del programa para festejar el día de la Comunidad Valencia en Sagunto, no lo disfrutan miembros de la vecindad del centro histórico saguntino, que denuncian que sus quejas no son escuchadas: «Acaba el mercado medieval de Sagunto que conmemora el 9 de octubre, y una vez más nadie se pregunta qué opinan los vecinos y residentes del barrio sobre este acontecimiento que cada año va más en declive».

Como ejemplo, una vecina de este barrio de la ciudad señala que el montaje de las paradas del mercado, en algunas zonas, parece la ley del más fuerte. «Porque para montar un remolque-bar, éste pasa por encima de los vecinos que están aparcados, con el riesgo de que pueda caer encima de uno de ellos y destrozarlo. O es la zona donde el mercado ya deja de ser medieval, para convertirse en feria».

Preocupación por su seguridad e higiene

Otra de las preocupaciones señaladas por estos residentes es que no se respeta la distancia entre el montaje de las casetas, «con el peligro que esto supone si tuviese que activarse el protocolo de evacuación; protocolo que existe, pero que nadie sabe quién lo tiene o dónde poder encontrarlo».

Asimismo, destacan que en la parte superior del mercado es dónde se echa de menos unos lavabos públicos «para que la gente no tenga que hacer sus necesidades en la calle, en ese rincón que es la puerta de casa de algún vecino». Otra vecina se queja de tener «que soportar las “batucadas medievales” a las 11 de la mañana, aunque el mercadillo no se inaugure hasta las 6 de la tarde».

medieval 3La falta de aseos públicos, hace que la gente orine en la propia calle, como se ve en la imagen

Y añaden que nadie les pregunta. «A nadie le interesa qué opinamos, aunque seamos nosotros los que mantengamos vivo el barrio, el de verdad, el que se queda cuando las banderas del medievo o la paja decorativa de las calles se van a otro pueblo».

Otro motivo de queja es lo que consideran «un exceso de eventos en este barrio».Y sobre ello opinan: «los políticos dicen que les preocupa la dinamización del barrio. Pero este es un barrio que soporta cada fin de semana un evento cultural: un fin de semana son los falleros, el siguientes las bandas de música, que aparentemente puede ser lógico pues el entorno se presta. Pero también soportamos eventos deportivos como el final de carreras de montaña o el Farinato Race. Señores, el pueblo tiene otros muchos barrios que se caen por su propia desidia, donde la despoblación y el cierre de comercios es un clamor, quizás a ellos no les vendría mal acoger algún evento que diera vida a sus calles».

«Dinamizar el barrio, sin proyecto cultural serio»

Explican estos residentes de Ciutat Vella que la intención de los políticos es dinamizar este barrio histórico «pero sin un proyecto cultural serio que lo avale. Sin un modelo a seguir, porque miedo da cuando oyes hablar de Peñíscola, Rocamadour o Carcasone. Se trata de ciudades donde sus barrios antiguos han sido entregados vilmente al turismo, barrios que se han convertido en barrios fantasmas, inhabitados, donde no vive nadie durante la noche, pero que durante el día se convierte en calles con tiendas, poco artesanas ya, y restaurantes al servicio del visitante».

Este modelo lo rechazan los vecinos que realizan las quejas, porque han perdido «el calificativo de ciudad o pueblo para convertirse en parque de atracciones, donde sólo existe lo que se ve, porque detrás es todo falso: de cartón-piedra. Nosotros —añaden— ya disponemos del tren turístico, que circula impunemente en dirección contraria y aparca en cualquier lado para cargar y descargar pasajeros, normalmente señoras y señores de la tercera edad, que no son conscientes del riesgo que corren. Ya estamos en camino. Y este es el peligro».

Una de las vecinas concluye sus rechazo a la dinamización del barrio afirmando: «Ya hemos entregado gran parte de nuestra comarca a los grandes mercados, no entreguemos nuestra Ciutat Vella, histórica, antigua y vieja, y, por eso mismo, delicada y vulnerable, a acciones irreversibles de las que poder arrepentirnos y de las que tendremos que dar cuenta a las generaciones venideras».


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Modificado por última vez en Jueves, 11 Octubre 2018 19:01

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