Ciudad

Las palomas han elegido la que se ha convertido en su plaza preferida de Puerto de Sagunto. La plaza Manuel Azaña de la ciudad está invadida por las palomas. Algo vistoso y a la vez también molesto para algunos vecinos. la razón es que las mismas ensucian la plaza, los balcones, los bancos, los columpios e incluso llegar a romper los toldos de algunas viviendas.

Esto es lo que han denunciado algunos vecinos a El económico, quienes aseguran que «alguien les da de comer. Les ponen cuencos de agua y comida y por eso las palomas no se van. No nos parece mal que se las alimente, pero podrían ir cambiando de zona ya que las inmediaciones están sucísimas, se cagan por todas partes: en los bancos, en los columpios, en nuestros balcones y ventanas». Denuncia Loli Pérez, vecina de la zona.

«Yo he tenido que cambiar mi toldo ya que el ácido de las heces de las palomas han ido  deteriorándolo y se ha acabado rompiendo. Llevamos meses así y cuando pasas por la zona se ve sucia. Si levantas la mirada puedes ver como están los toldos, todos cagados. Muchas veces tenemos que cerrarlos para poder abrir las ventanas ya que si no tienes mosquiteras las palomas se te meten en casa y todo», cuenta a El Económico un vecino de la plaza.

 

Las palomas, como ha seguido relatando otra afectada «se ponen en nuestros balcones, destrozan nuestras plantas y más de una vez nos hemos llevado grandes sustos. No es que no queramos que se alimenten a las mismas, sino que demandamos que la persona que lo hace lo haga en otro sitio donde no perjudique las pertenencias de nadie. Es muy bonito al principio, pero cuando  ya tienen que gastarte 150 euros en un toldo porque se ha roto, o tienes que estar continuamente limpiando heces de paloma, ya no es tan bonito», declara Juana Olivares.

 

Además, destaca una joven que se une a la conversación «en esta zona hay un parque que se llena de niños cada tarde. Muchas veces tenemos que limpiar los columpios para que los niños puedan jugar y subirse porque está todo sucísimo. A veces hemos visto a un par de personas que les ponen agua y comida, en algunos puntos determinados de la plaza, siempre en los mismos lugares, y por eso no se van. No le pedimos que deje de hacerlo, pero si pudiera buscar un lugar más alejado sin viviendas ni parques infantiles se lo agradeceríamos. A algunas vecinas mías que no tienen mosquiteras les da hasta miedo no abrir las ventanas por si se les cuela una paloma en el interior de su casa».

«Tampoco es para tanto», se manifiesta otro vecino de la zona. «La gente es que es muy delicada. Sí, están en nuestros balcones, se posan en nuestros toldos y pasean libremente por la plaza, pero no hacen daño a nadie, es más, a algunos hasta nos gusta verlas pasear por aquí, y así los niños pueden verlas. Si se cagan en tu toldo o barandilla, pues se limpia y ya está. Al final vamos a tener que acabar con todos los animales, ¿o qué?. Los perros porque se cagan, los gatos porque se mean, las ratas porque dan miedo, las cucarachas porque dan asco, los mosquitos porque pican.  Los animales han existido siempre, si por algunos fuera tendríamos que acabar con todos para que no molesten a nadie. Basta ya de tonterías, por favor», defiende otro vecino cuyo balcón da a la Plaza Manuel Azaña.

Naturaleza versus civilización. Vecinos afectados hartos de limpiar y arreglar desperfectos contra defensores de las aves y  los animales. Y mientras tanto, las palomas tan tranquilas.