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Con motivo del Día Internacional del Voluntariado, El Económico ha querido conocer a estas personas de la comarca que dan todo por hacer felices a quienes más lo necesitan. La recompensa, que nunca es económica, aporta mucho más de lo que otorgan, afirman

Tiempo, dedicación y amor al servicio de los demás. Así son los voluntarios de la comarca

 
Viernes, 09 Diciembre 2016 10:50

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 Desde el pasado año 2010, el número de voluntarios en España ha crecido un 18,3% según ha destacado un informe del Tercer Sector de Acción Social, con motivo de la celebración, el pasado  5 de diciembre del Día Internacional de los Voluntarios. El Económico ha querido conocer la historia de algunos de los voluntarios del Camp de Morvedre como homenaje al gran trabajo que realizan para la sociedad.

Sara Martínez, una joven de 25 años de Sagunto licenciada en Derecho y Administración y Dirección de Empresas cuenta a este rotativo que «el voluntariado es algo que siempre me había llamado la atención. El hecho de aportar tu granito de arena a la sociedad, de luchar por un mundo mejor, aunque suene muy utópico, es algo que me llamaba desde la adolescencia». Fue en 2013 cuando por casualidad, Sara se enteró de que, a nivel nacional, se organizaban especie de campamentos para jóvenes, llamados Campos de Trabajo (ahora Campos de Voluntariado Juvenil) en los que, jóvenes de todas partes de España participaban en un proyecto de voluntariado de temáticas variadas como infancia, medio ambiente, personas mayores, patrimonio, arqueología, etcétera.
 
Ayuda a ancianos y niños

La misma, sin pensárselo dos veces decidió que quería formar parte de esta iniciativa. Así que, del 15 al 31 de julio de este año participé en el Campo de Trabajo Intercambio entre generaciones, en Bergara, (Gipuzkoa, País Vasco).
 
webvolunt2Distintos voluntarios del Camp de Morvedre de Cruz Roja
«Nuestra tarea como voluntarios era acudir todas las mañanas a una residencia de personas mayores de la localidad en la que realizábamos juegos, dinámicas, paseos, fiestas, escucha de sus vidas e historias… con los residentes. Me acuerdo que los y las trabajadores de la residencia nos contaban que los abuelitos esperaban los meses de verano con mucha alegría e ilusión  puesto que los jóvenes les aportábamos aire fresco y esa vitalidad y alegría propia de la juventud. Fue una experiencia súper enriquecedora, donde conocí a personas con mis mismas inquietudes, formas de ver el mundo... y, de alguna manera, fue el detonante de tomar la decisión de realizar un voluntariado de forma continuada», recuerda Martínez.

Una experiencia que hizo que siguiera investigando  qué ONGs o asociaciones había en Sagunto, para realizar un voluntariado de forma continuada. Así fue como conoció y se unió a la familia de Cruz Roja, a la que pertenece desde entonces.  

«En mi caso, expresé mi deseo de participar en proyectos con infancia y empecé a colaborar en un Proyecto llamado Promoción del Éxito Escolar para niños y niñas en dificultad social, un proyecto que enseguida me enganchó, ya que trabajar con niños es muy agradecido; sus muestras de cariño son infinitas, sus sonrisas, ver cómo progresaban día a día, ya no sólo a nivel formativo, sino a nivel personal; en confianza, relación con lo demás compañeros, actitud… Te sientes muy a gusto y te apetece que llegue el próximo día para ver sus caritas y recibir sus abrazos. Es algo que recomiendo hacer a todo el mundo».

Desde entonces, Sara no ha parado de participar en lo múltiples programas que Cruz Roja posee y no ha dejado de seguir formándose dentro del campo del voluntariado, una implicación que se ha traducido en que Sara se ha convertido, hace poco más de un año, en la Referente de Cruz Roja Juventud Camp de Morvedre, lo que significa ser la coordinadora de los proyectos que el colectivo lleva a cabo a nivel local. Un esfuerzo que, junto al de sus compañeros ha hecho que la entidad vaya creciendo gracias al gran trabajo de los voluntarios de la misma.

Diviértete es otro de los proyecto donde esta voluntaria ha participado. Se trata de convivir con niños y niñas de 9 a 12 años tutelados, que viven en pisos y centro de acogida. «No se puede explicar con palabras lo feliz que eres conviviendo estos 10 días con los niños. El cariño que les coges es algo inimaginable. Todas la emociones que sientes... es algo que hay que vivir para saber lo que es», relata Martínez.

webvoluntarios3Aunque descubrió no hace mucho su pasión por el mundo del voluntariado, Sara reconoce que «para mí ser voluntaria es ofrecer tu tiempo al servicio de una causa. Es algo que te da un beneficio emocional y una satisfacción personal enorme. Te sientes bien, te sientes útil para alguien más que no eres tú. Te regala sonrisas, recuerdos bonitos, querer ser cada día mejor persona, estar agradecido por lo que tenemos y cómo somos», finaliza.

Lo mismo le sucede a Nerea Tomás, de Puerto de Sagunto, quien con tan sólo 24 años, licenciada en Educación  Infantil y trabajadora en un comedor escolar de la localidad, explica a este rotativo que «desde bien pequeña siempre me ha gustado estar dentro de este ámbito y rodeada de niños/as por lo que este año he participado participé en un campo de voluntariado que realiza cada año el IVAJ con niños de riesgo social y que están tutelados por centros educativos. Me informé a través de una amiga que también asistió. Es un voluntariado en el que pueden participar jóvenes de hasta 26 años, y pensé que era mi momento  y no quería perder esta oportunidad». Algo que agradece haber hecho, ya que, como expresa a este rotativo «este voluntariado me ha enriquecido como persona.  Aún recuerdo cómo el primer día los pequeños entraban avergonzados, a diferencia del último día, en el que que ni ellos ni yo queríamos que llegara. La despedida fue muy dura. En este tipo de voluntariado, se da lo mejor de uno mismo, mucho cariño y mucha diversión. Además, se fomentan muchos valores y lo que más me llenó fue ver como los niños sonreían y se lo pasaban en grande. Y lo más importante, empatizar. Eso es ser voluntario: dar sin recibir nada a cambio».
 
Ayuda imprescindible

Paula Mateu, vecina de Gilet, de 23 años y estudiante del Grado en Arquitectura en la Universidad Politécnica de Valencia decidió ser voluntaria cuando volvió de un  Erasmus en junio de este año 2016. Como explica, «era algo que siempre había querido hacer y había llegado el momento. También me ayudó el cambio de mentalidad que conseguí ese año viviendo en Francia. Empecé a buscar en qué asociaciones podría colaborar y finalmente me enrolé en Cruz Roja y en Casa Caridad. Cruz Roja ya la conocía, pero busqué en internet, en páginas como www.haces falta.org o www.voluntariado.net, a través de las cuales los responsables de voluntariado se ponen en contacto contigo».
 
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Aunque en un principio pensaba quedarse en la que más le gustaba y dejar la otra para poder dedicar más tiempo a sus estudios y a su trabajo, reconoce que ambas la «engancharon» y no fue capaz de decir adiós a ninguna de las dos.  «Lo que me aportan ambas entidades es tanto que quiero seguir formando parte de ambas, ya que me aportan muchísimo más del tiempo que me quitan».

En Casa Caridad, esta voluntaria  acude los martes por la noche al albergue social de Benicalap, donde ayuda a los usuarios en lo que necesitan. «Muchos de ellos están convalecientes, necesitan ayuda para ducharse, llevar su bandeja, o incluso trocear la comida en el caso de un usuario ciego. Trabajamos siempre junto con educadores/trabajadores sociales, que nos informan cómo podemos ayudarles. Pero la principal función en la que empleo mi tiempo cuando voy allí es hablar con los usuarios, quienes muchas veces necesitan contar sus problemas, compañía o a alguien que les haga reír», cuenta Paula. Las sonrisas y los abrazos que recibe son el motivo por el que Paula acude hasta allí después de un largo día de trabajo.
webvolunatrio5El equipo de Cruz Roja Camp de Morvedre recogiendo un premio
En Cruz Roja, explica «el funcionamiento es diferente. Mientras en un lado es un trabajo más individual, aquí lo es siempre mediante un grupo unido, con unos valores y unos principios acordes con la institución, que fomentamos día tras día. En Cruz Roja somos todos voluntarios, con ayuda de nuestros técnicos y referentes creamos una organización acorde a cada asamblea y siempre apoyada en los programas comunes de Cruz Roja. En muchos proyectos se presta una ayuda puntual a un grupo de usuarios, y en muchas otras buscamos crear cambios de mentalidad en la sociedad que permitan mejorarla».

webvoluntario6Esta voluntaria reconoce que «a nivel personal ambas asociaciones me han permitido conocer personas, que a pesar de venir de sitios distintos, tener edades o profesiones muy diferentes, tenemos unos valores y una motivación en común. Esta motivación nos empuja a apoyarnos los unos en los otros para crear proyectos comunes, que siempre serán más grandes que lo que uno solo pueda llegar a hacer». Distintas personas, distintas asociaciones, distintas necesidades  y diferentes modos de trabajar en las mismas, pero siempre con un objetivo común: ayudar a las personas. Una mentalidad y comportamiento que los hace grandes y muy necesarios en una sociedad como la actual. Los mismos también coinciden en que a pesar de la eficiencia de los voluntarios existentes, siempre se necesitan más, muchos más, por lo que animan a todo el mundo a probar una experiencia que, indudablemente, siempre aporta más de lo que se da.

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Modificado por última vez en Sábado, 24 Diciembre 2016 00:29

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