La hija de un saguntino que fue de campamento a Niza a estudiar Francés cuenta a El Económico cómo vivió la noche de los atentados

«Estábamos a unos metros y muchos niños vieron volar los cuerpos atropellados»

 
Miércoles, 20 Julio 2016 15:46

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Maite Bellido, en la playa de Niza, dos días antes del atentado
 
« Estábamos en un restaurante, a escasos metros de donde tuvo lugar el atentado de Niza. De pronto oímos gritos y vimos correr a todo el mundo. Alguien gritó dentro que un terrorista había puesto una bomba. En ese momento pensé que el edificio iba a caer y que mis amigos y yo íbamos a morir allí mismo en ese instante».

Así comienza Maite Bellido, hija de un vecino de Sagunto, la angustiosa noche que vivió el pasado 14 de julio en Niza, cuando se encontraba en el lugar donde tuvo lugar el atentado en el que un camión se lanzó contra la multitud (que celebraba la fiesta nacional francesa), provocando un total de 84 muertos.

«Me fui allí de campamento, a aprender francés, y con tan solo 15 años he presenciado lo que se ha convertido en el peor día de mi vida», relata la joven a El Económico.
Lo que comenzó siendo un bonito día de celebración, acabó por convertirse en una pesadilla. Un caos que la joven ha descrito con palabras como «miedo, nervios, angustia, incertidumbre, muerte y mucha desinformación para los allí presentes sobre qué era lo que estaba pasando».
 
Gente chillando

El 14 de julio comenzó para Bellido y los otros 32 niños que estaban de campamento en la ciudad francesa con sus clases habituales. Por la tarde, y puesto que era la fiesta nacional de Francia, los jóvenes, cuenta la estudiante, «nos disfrazamos del sexo opuesto para salir así por las calles de Niza. Era muy gracioso ver a los chicos con nuestra ropa y nuestro maquillaje puesto. Estaba siendo un día genial. Lejos estábamos de imaginar como terminaría».

Por la noche, el colectivo fue hasta el paseo marítimo a ver los fuegos artificiales, y «como teníamos hambre, relata a este rotativo Bellido «algunos de nosotros nos metimos en un restaurante de comida rápida del Paseo de los Ingleses, justo enfrente de los fuegos artificiales, a pocos metros de donde tuvo lugar el atentado. Esa noche estábamos un poco desperdigados, ya que los monitores nos daban cierta libertad de movimiento y aunque estábamos todos por allí, no estábamos todos juntos».
 
Una amiga perdida

«De repente, cuando acabaron los fuegos artificiales, vimos a la gente chillar, y correr hacia donde estábamos nosotros. Yo estaba muy nerviosa y solo vi mucho jaleo y no entendía nada, pero muchos niños vieron  volar los cuerpos atropellados por el camión, y al policía disparando. Alguien dentro gritó en francés que había un terrorista con una bomba. En ese momento pensé que el sitio se iba a derrumbar. Imaginé que no volvería a ver a mis padres. Hicimos muy bien al no quedarnos parados y correr en la misma dirección que el resto. Estábamos en shock. Corrimos mucho pero no nos cansábamos del miedo que teníamos».

Entre la multitud, una  de los 4 amigos de Maite se perdió y no pudieron encontrarla. El resto se refugió dentro del Hotel Ambassador, muy cerca de donde ocurrieron los hechos. Allí, en un cuarto al fondo de la recepción se metieron debajo de unas mesas con las luces apagadas y guardando silencio a ver qué pasaba después.

 «A mí me daba miedo quedarme ahí en la planta baja, así que les supliqué que si por favor podíamos ir al piso de arriba. Dos parejas de turistas muy simpáticos nos dejaron entrar en sus habitaciones para estar seguras. Otros se escondieron en aparcamientos, tiendas y otros hoteles que estaban cerca», relata, aun en Niza, Maite Bellido.
 
Diferentes versiones

La joven ha relatado que por la calle se escuchaban palabras como "terrorista", "bomba", "mochila" y "vamos a morir", términos que, añade «no tranquilizaba demasiado». También se escuchaban lloros de niños pequeños y de madres desesperadas que perdían a éstos entre la multitud. La gente gritaba mucho y había mucha confusión y shock, sigue explicando.

«En las caras de la gente se veía el miedo. En la recepción del hotel, un francés nos decía que había un segundo terrorista que estaba a dos calles de donde estaba el hotel, y nos decía que no nos acercásemos a las ventanas por si se ponía a disparar. En el hotel, una mujer que perdió a su hijo de 8 años entre la multitud nos contó que había tres teorías: un tiroteo, un accidente con un camión y que había habido un error con los fuegos artificiales y había habido muchos heridos. La confusión sobre lo que había pasado era grandísima. Pensábamos que en cualquier momento pasaría algo de nuevo», cuenta angustiada Maite.
 
nizadentro2Maite y sus compañeros volvieron al lugar del atentado a poner flores en honor a las víctimas

La misma fuente ha reconocido a El Económico que «sinceramente, no pensaba que fuese a sobrevivir. Pasó tan cerca que podríamos haber sido nosotros perfectamente, ya que cada noche que salíamos por Niza íbamos siempre por ese paseo unas cuantas veces. Además, como estábamos todos tan cerca y separados en grupos pequeños, habría sido muy fácil que estuviésemos entre las víctimas o heridos. No sabía qué pasaba pero sí supe que tenía que llamar a mis padres, mi hermana y mis amigos más cercanos nada más vi a la oleada de gente correr en la misma dirección».
 
Comisaría de policía

Al salir del hotel, los monitores del grupo de estudiantes de Maite los llevaron a esconderse a un parking para estar todos juntos, ya que cada uno se había refugiado en sitios diferentes. «Estaban como locos llamándonos a todos para ver si estábamos todos vivos y a salvo. Hicieron muy buen trabajo porque lograron calmarnos a todos y encontrarnos sanos y salvos. Laura, mi amiga de 15 años que había desaparecido al salir del restaurante, logró correr al darse cuenta de que estaba sola y al llorar tanto por las calles una familia de franceses muy simpática se la llevó con ellos y la dejaron quedarse en su casa», recuerda Bellido.

Al salir del parking  todos se dirigieron a una comisaría de policías, donde se sintieron más seguros. Desde allí, les  fueron llevando a la residencia que compartían con más grupos de franceses de tres en tres con dos militares conduciendo. «Dos niñas y yo llegamos sobre las cuatro pero hubo niños que tardaron mucho más en llegar. Fue un día agotador, una pesadilla, una incertidumbre. Nos veíamos muertos», sigue explicando.

A pesar de su corta edad, Maite Bellido ha demostrado ser muy valiente y madura. Cuando relata la experiencia, aún en Niza, no le tiembla la voz. Explica sus sentimientos  y todo lo que vivió con fuerza, y agradecida por seguir con vida. A pesar de lo caótico de la situación, fue capaz de mantener la calma, y llamar a su familia, quien teléfono en mano, no dejó de informarla de todo lo que las cadenas de televisión nacionales daban a conocer , ya que ellos no sabían aún qué había pasado.

«Yo les llamé nada más entrar en el hotel, por si era la última vez que hablaba con ellos y para decirles lo que estaba pasando y que les quería mucho. Ellos consiguieron tranquilizarme, a mi y a todos los que estaban conmigo, a quienes yo contaba lo que ellos me retransmitían».

Al día siguiente, los jóvenes no tuvieron clase. Se quedaron en la residencia, descansando, debido al estado de agotamiento en el que se encontraban tras los nervios de la noche anterior y relatando las experiencias vividas.
 
Volver al lugar

Historias duras, de gente inocente muerta mientras se divertía. Historias que no deberían vivir niños y niñas de 15 años. Que no debería vivir nadie. A pesar de ello, y como relata Maite, «seguimos aquí, y a pesar de que no hemos vuelto al centro de Niza desde aquella noche, lo haremos antes de volver a casa porque a pesar de que tendremos algo de miedo, no vamos a dejar de pasárnoslo bien por lo ocurrido. Solo dos niños se han vuelto a Valencia, pero el resto nos queremos quedar porque este campamento está siendo uno de los mejores en los que hemos estado».
 
Los padres al teléfono

Maite visitó el año pasado los Alpes Franceses con la misma compañía, donde también estuvo tres semanas estudiando francés. Cuándo le preguntas por los nervios que tuvieron que sentir sus padres, familia y amigos, la misma reconoce que «les debo mucho. Se les notaba muy nerviosos, pero consiguieron tranquilizarme y decirme lo que tenía que ir haciendo en cada momento. Mi madre me repetía que estaba muy orgullosa de mí ya que me dijo que supimos reaccionar muy bien. Escuchar a tus padres en un momento así, cuando no sabes si vas a morir o no, te aseguro que te da muchas fuerzas para poder seguir avanzando y afrontando la situación».

A su corta edad, la misma fuente añade que «lo que voy a recordar de por vida es el momento de bajar corriendo por las escaleras del restaurante con miedo a que estallase una bomba sobre mi de un momento a otro. Es una sensación que nunca había tenido. La sensación de que te vas a morir en un segundo. Solo podía correr. Sin saber ni dónde ni por qué. Se te pasan mil cosas por la cabeza en tan solo unos segundos. También el ver a tanta gente correr hacia nosotras sin saber por qué y seguir su dirección, también sin saber por qué razón lo estás haciendo».

Maite ha reconocido que tampoco puede borrar los gritos de las personas, los lloros de pequeños y grandes al ver imágenes aterradoras de gente muerta en la calle, sin  saber qué pasaba.
 
En casa, sana y salva

«En el hotel, intentamos ayudar a una mujer que había perdido a su hijo de 8 años entre la multitud. Nadie sabía qué pasaba, y en las noticias y redes sociales decían cosas que eran mentira y que lo único que hacían era asustarnos y confundirnos aún más a quienes estábamos allí . Menos mal que mi familia iba informándonos de las noticias que llegaban a España, ya que aquí era imposible informarse. Aquí bastante teníamos con correr e intentar refugiarnos».

Al cierre de esta edición, Maite ha contado a El Económico que «volvimos ayer al lugar del atentado y todos nos pusimos a llorar recordando lo que vivimos la noche del 14. Pusimos flores en memoria de las víctimas. Ha sido duro, pero no me arrepiento de haber hecho este viaje», finaliza. Ahora, ya está en casa junto a su familia y relata la historia ante ésta y sus amigos, una y otra vez, ante las atentas miradas de quienes se alegran de tenerla cerca, sana y salva, de nuevo.

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Modificado por última vez en Viernes, 05 Agosto 2016 22:58

 

 

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