Terrazas del paseo marítimo de Puerto de Sagunto
En pleno verano, y ante el intenso calor que ya predomina en la ciudad, miles de personas acuden a la playa de Puerto de Sagunto en busca de algo que les permita calmar el sofocante bochorno. Y es que este lugar de la costa valenciana se llena de turistas y vecinos que, en sus vacaciones o tiempo libre, acuden al paseo marítimo y sus inmediaciones para dar una caminata o tomar un helado.
Esto supone un «reclamo perfecto» para todos los dueños de negocios, locales u hosteleros que, como cada año, toman el paseo marítimo, desde la Lonja hasta Ciudamar, en busca del lleno absoluto de susnegocios. Para ello, cada verano optan por habilitar terrazas que se convierten en la desesperación de mucho usuarios que consideran «tener su espacio limitado». Los alrededores de la playa de Puerto de Sagunto tiene ahora muchas zonas peatonales, pero, paradójicamente, los vecinos y visitantes sienten que esas calles son cada vez «menos transitables».
El asunto se complica al contar con implicaciones sociales, económicas, laborales, e incluso estéticas, que afectan a una de las zonas más transitadas del núcleo urbano de Puerto de Sagunto, el paseo marítimo, que acoge cada verano a miles de turistas. La proliferación de terrazas es uno de los ejemplos más llamativos de obstáculos en las aceras. Un residente de Puerto de Sagunto denuncia que a este paso, en el que «ya se privatiza hasta la calle», el paseo marítimo se convertirá en un lugar en el que será imposible pasear con tranquilidad. Además, apuntan que «no es nada bueno para los comercios que nos compliquen la vida como peatones».
Tras la moderación urbanística, y los más de 20 locales que inundan las calles del paseo marítimo, las terrazas han sumado décadas de encuentros y millones de cafés y cañas convertidas en parte del paisaje de Puerto de Sagunto, quedando en la memoria de todo aquel que lo visita. Pero ahora, en los últimos años y tras las quejas vecinales, el debate sobre el «uso excesivo de la vía pública con fines lucrativos» se abre y queda sobre la mesa.
Los negocios viven, como posible consecuencia de la entrada en vigor de la Ley antitabaco en el año 2011, un impulso de sus comerciantes por sacar sus mesas y sillas a las calles, viéndose agudizado en zonas turísticas, como es el paseo marítimo en el caso de Puerto de Sagunto. Además de las terrazas, que suponen una «ordenanza abusiva con el espacio público peatonal», según un vecino del Puerto, se colocan también paneles informativos que, ofertando menús y helados, «obstaculizan el itinerario peatonal».
Frente a ello, un vecino de Puerto de Sagunto, asegura estar cansado de «ni siquiera poder salir a la calle tranquilo». Además, confiesa que el ayuntamiento opta por no tomar medidas al respecto porque, debido a los «alarmantes beneficios» que estas terrazas generan, su cierre «disminuiría la recaudación del Ayuntamiento de Sagunto». En cambio, desde el sector de la hostelería, confiesan no entender las quejas ni las trabas de los vecinos hacia los negocios, pues «es todo un privilegio» para los clientes que desean disfrutar de su comida al aire libre y que, en caso de prescindir de ellas, «el paseo quedaría vacío y triste». Además, argumentan no estar dispuestas a disminuir las dimensiones de sus terrazas «de uso público» puesto que, de hacerlo, «muchos trabajadores serían enviados a sus casas». Tal como explican los comerciantes de la zona, entienden que los vecinos deberían «apoyar más al comercio local», ya que, tanto los que «se sientan a tomar algo en una terraza, como los que la montan, son vecinos de la ciudad».
Uno de los ejemplos que señala un vecino es la Pulperia Terra Meiga, que con sus mesas acapara gran parte de la acera, sin permitir que los peatones «puedan circular con regularidad» y dificultando su paso. «Lo peor son los fines de semana, con las colas de espera de horas que se generan, tienes que cruzar de acera para poder pasar por la calle, y no te digo nada si vas con un carro de bebé», argumentan los vecinos.
La invasión de las mesas y sillas de los establecimientos no se limitan únicamente a su fachada, sino que, «además los toldos y sombrillas se comen gran parte de las aceras», incluidas las fachadas y las puertas de acceso a las viviendas de los vecinos. Zonas repletas de terrazas, mercadillos, expositores publicitarios, incluso furgonetas de reparto que «impiden el paso de viandantes», tal como señalan los vecinos del municipio.
El debate queda abierto y establece dos posturas, por un lado aquellos que piensan que las terrazas «dinamizan la vida del paseo marítimo», además de atraer a gente y fomentar la actividad empresarial y, por otro lado, hay quienes consideran que «se esta privatizando el espacio público al servicio de un consumismo desmesurado».
Entre las quejas, también se encuentra la falta de áreas de aparcamiento exclusivo para vehículos, debido a la dificultad para encontrar sitio en las intermediaciones del paseo marítimo. Los vecinos señalan a las terrazas como una de las principales causas y alertan de la necesidad de «recuperar espacios para poder aparcar, ahora destinados a ubicar terrazas». Por otro lado, en esta nueva cultura de movilidad, donde destaca como fundamental el papel del peatón y se prioriza e incentiva su circulación y el uso cotidiano de la bicicletas, como forma de acabar con la contaminación, los vecinos califican de «ilógico» llenar las calles de terrazas y obstáculos que no permiten circular por un paseo «como es debido».
