40 ANIVERSARIO DEL PROCESO DE CIERRE DE AHM

Curatores Reipublicae: El gobierno municipal de Sagunto ante la reconversión industrial (1974–1984)

Emilio Adán García, alcalde de Sagunto, junto a Juan Carlos I, durante la visita que realizó el monarca a Sagunto el 2 de diciembre de 1976 Emilio Adán García, alcalde de Sagunto, junto a Juan Carlos I, durante la visita que realizó el monarca a Sagunto el 2 de diciembre de 1976
Viernes, 27 Octubre 2023 21:22

Por Antonio Ortiz López
Profesor de Geografía e Historia del IES María Moliner

En la antigua Roma la conservación del patrimonio y la defensa de todos los intereses materiales de la ciudad correspondía al curator reipublicae. Vigilaba que nadie usurpara las tierras y bienes comunales. Para cumplir con su elevada misión tenía a su servicio un elenco de funcionarios públicos: el curator calendarii (encargado de gestionar los préstamos), el curator operum (fiscalizador de las obras públicas), el curator aqueductus, (responsable del aprovisionamiento y calidad de las aguas), el curator viarum (constructor y conservador de las calzadas y caminos) y el curator ad colligendos civitatum publicos reditus, a quien hoy denominaríamos recaudador de impuestos. Todos estos cargos eran elegidos por la curia y renovados anualmente, con un límite de reelección de cinco años.

De aquella estructura municipal del derecho romano deriva la que gobierna nuestros municipios en la actualidad. Elegidos cada cuatro años por los ciudadanos, los ediles son investidos democráticamente de unos poderes de gestión que cada cual ejercerá según su buen hacer y entender. Lógicamente, los concejales y alcaldes pueden ser elegidos para períodos o coyunturas nada favorables para la comunidad. Ahora bien, los electores les otorgan su voto debido a la integridad y confianza que les transmiten cuando defienden sus programas electorales. Y esto significa que los cargos municipales no pueden justificar una mala praxis amparándose en el contexto adverso con el que han tenido que lidiar. Se supone que han sido elegidos, precisamente, por su capacidad de gestión ante las adversidades.

En tiempos difíciles, como el que ahora vivimos y como el que atravesaba nuestro municipio en la década de 1974-1984, con una transición a la democracia aún incompleta, con una memoria fresca de lo que fue la dictadura y con una reconversión industrial que se llevó por delante la siderúrgica integral, entonces base económica de nuestra comarca, es imprescindible poder contar con auténticos curatores reipublicae, porque de la integridad, dignidad en la gestión y transparencia de los políticos locales, depende nuestro futuro como municipio.

Las elecciones municipales del 8 de mayo de 1983 conformaron un Ayuntamiento de Sagunto muy diferente con respecto a la anterior legislatura, la primera de la democracia. Se duplicaron los grupos políticos con representación en el pleno municipal, un hecho que venía a contradecir la tendencia observada en las elecciones generales de octubre de 1982, donde se habían reducido sensiblemente los partidos políticos con representación en las Cortes Españolas. Posiblemente, la particularidad del resultado de las municipales en Sagunto fue ocasionado por la delicada situación por la que atravesaba el municipio. Cuatro meses antes, el recién posesionado gobierno del PSOE de Felipe González Márquez, había anunciado su intención de emprender la necesaria reconversión industrial, comenzando por el sector siderúrgico, sin garantizar la continuidad de AHM. A pesar de esto, el PSOE local obtuvo un rotundo 40,99% de los sufragios, alcanzando los mismos concejales que en la anterior corporación, 11. En cambio, el PCPV-PCE, pasó de 8 a 5 ediles, al lograr un 19,73% de los votos emitidos. El 15,15% de los electores otorgaron su confianza a una coalición que sustituyó a la extinta UCD, formada por AP-PDP-UV-UL, con 4 regidores. Esta coalición es el antecedente del actual PP. Los tres concejales restantes se los repartieron Unitat del Poble Valencià (UPV), la Organización Independiente Valenciana (OIV) e Izquierda Independiente por Sagunto (IIS). Así las cosas, fue nombrado nuevo alcalde de Sagunto el socialista José García Felipe (1932-2023), quien vendría a encarnar a la perfección la misión de la que se encargaba el curator reipublicae del que nos ocupamos al principio de este artículo.

Es cierto que sus predecesores habían dejado el pabellón muy alto. El último alcalde de Sagunto en la dictadura fue el abogado Emilio Adán García (1933–2013). Destacado e íntegro falangista, era jefe de la asesoría jurídica de AHM cuando, en 1972, accedió a la Alcaldía. Durante el franquismo (1939–1975), entró en vigor una ley de régimen local el 24 de junio de 1955 que otorgaba al ministro de la Gobernación la potestad de designar a los alcaldes. Estos eran nombrados de entre destacados miembros locales del partido único gobernante, el Movimiento Nacional. Los concejales, al servicio del alcalde, eran elegidos mediante un curioso cuerpo electoral compuesto por tercios. Cada uno de ellos votaban a un número de concejales de entre sus miembros: las familias, el sindicato único y las entidades locales. Sólo podían votar los “hombres cabeza de familia” y a un número reducido de candidatos propuestos por cada tercio.

La mayor preocupación del alcalde Emilio Adán fue dotar al municipio de servicios modernos y capaces de absorber el gran cambio que se anunciaba con la localización en Puerto de Sagunto de la IV Planta Siderúrgica Integral. Adán encargó un estudio a una consultora sobre el impacto de esta gigafactoría del metal con el fin de tomar las mejores decisiones para dotar de servicios a una localidad que vería duplicada en muy poco tiempo su población por la mano de obra que vendría. De esta manera, pudo justificar ante la Diputación Provincial y diversos ministerios la necesidad de que se ocuparan de financiar obras como la primera depuradora de aguas fecales, el remozado completo del alcantarillado, la ampliación y mejora de las calles y las conexiones terrestres con la ciudad de Valencia, la edificación de nuevos colegios e institutos públicos y del actual Hospital de Sagunto, inaugurado ya en 1982 y conocido popularmente como la Minifé.

El alcalde Emilio Adán resumía en la introducción del informe Sagunto 75, distribuido gratuitamente entre los vecinos, la misión que deseaba culminar a corto plazo: «Sagunto ha crecido muy deprisa y parece ser que va a seguir haciéndolo aún a mayor ritmo [se refiere a la construcción de la IV PSI] Queremos también encauzar con sentido social el crecimiento de nuestra población, luchar contra la especulación abusiva del suelo, defender, en todos los aspectos, nuestra calidad de vida. Queremos conservar y rescatar en lo posible el patrimonio histórico de nuestro pueblo. Aspiramos a un Sagunto que sea por igual de todos los saguntinos, a un Ayuntamiento al servicio del bien común, por encima de todo vestigio de caciquismo o privilegio».

En 1977, Rafael Escrig Pellicer sucedió a Emilio Adán hasta que el 3 de abril de 1979 se celebraron las primeras elecciones municipales de la actual democracia. Así fue nombrado alcalde de Sagunto el socialista Manuel Carbó Juan (1923–2019). Nacido en Ojos Negros, ingresó a los 18 años en AHV, donde desarrolló toda su actividad profesional y ejerció de representante sindical. Durante la transición, Manuel Carbó contribuyó a refundar el sindicato UGT y la agrupación local del PSOE. La gestión de Carbó puede calificarse de extraordinaria. No sólo culminó con éxito los proyectos heredados de las anteriores corporaciones, sino que fue capaz de instaurar en el consistorio una política de total transparencia, encauzando la participación ciudadana en la gestión municipal. A través de un gabinete de prensa con representación de todos los partidos políticos presentes en el pleno, el Ayuntamiento publicaba el boletín informativo mensual, Morvedre. En él se trataban de forma monográfica las necesidades del municipio, diagnosticando la calidad de sus servicios sin ocultar sus carencias y explicando con un lenguaje sencillo las líneas de actuación de la corporación municipal que aparecían consensuadas por todos los partidos presentes en el pleno.

Con esta política informativa y la ejecución de los proyectos así presentados a la ciudadanía, se hacía una labor pedagógica entre la población, que tomaba conciencia de la delicada situación de las cuentas municipales, de la necesidad de equilibrarlas, aumentando las tasas para mejorar los servicios de alumbrado, recogida de basuras, alcantarillado… En definitiva, la ciudadanía recibía alto y claro el mensaje y desde el alcalde hasta el último concejal estaban entregados en cuerpo y alma a procurar lo mejor para la comunidad. Tampoco se ocultaba la amenaza de cierre de AHM, que se convirtió, de hecho, en el tema casi monográfico de los Morvedre desde inicios de 1982. Al ser elegido diputado en Les Corts Valencianes en 1983, Manuel Carbó continuó su carrera política a nivel nacional, al ser designado senador por representación de la Comunidad Valenciana hasta 1995.

Por tanto, cuando José García Felipe encabeza la lista del PSOE a la Alcaldía de Sagunto en las elecciones del 8 de mayo de 1983, hereda de Carbó una gestión democráticamente impecable y un estilo de hacer política presidido por el consenso en la búsqueda del bien común. El nuevo alcalde no defraudó. Ahora bien, sólo podremos calibrar el buen hacer del PSOE local de Carbó si recordamos que, para cuando se presenta García Felipe, el partido de ambos ya ha copado el poder a nivel nacional y autonómico y lleva varios meses lanzando el mensaje de la necesidad de cerrar AHM, la base económica del municipio. La ciudadanía dio, contra todo pronóstico, una victoria holgada a García Felipe, tal vez pensando que así tendrían un seguro defensor de la continuidad de sus puestos de trabajo ante el gobierno del mismo partido a quien otorgaba la Alcaldía.

130Una de las multitudinarias manifestaciones que se realizó en el municipio de Sagunto para defender la continuidad de la cabecera siderúrgica

Observando detenidamente los resultados de las elecciones municipales y autonómicas celebradas el 8 de mayo de 1983 que nos ofrece el boletín informativo municipal Morvedre de junio de 1983, salta a la vista que el núcleo histórico muestra un comportamiento sensiblemente diferente al Puerto. En la ciudad-fábrica, el PSOE gana con el 36,24% de los votos, seguido de PCPV-PCE con el 26,06% de sufragios; en Sagunto, en cambio, el PSOE arrasa, obteniendo el 46,92% de los votos y es segunda fuerza la derecha, AP-PDP-UL-UV con el 25,64% de las papeletas, lo que les permite entrar en el Ayuntamiento, sucediendo a la extinta UCD. La tercera fuerza política en el núcleo histórico fue el PCPV-PCE con el 9,56% de los votos; similar porcentaje obtiene la derecha en el Puerto (9,26), resultando la quinta fuerza política. El mismo comportamiento electoral muestran ambos núcleos de población en los comicios autonómicos. Por tanto, si bien la izquierda obtuvo en conjunto más del 70% de los sufragios en el municipio de Sagunto, es evidente que fue en el Puerto donde el PSOE perdió más votos con respecto a las elecciones generales de octubre de 1982 y redujo a diez puntos su distancia en porcentaje de votos con respecto al PCPV-PCE, con quien se disputaba el liderazgo entre el movimiento obrero. Esto nos lleva a plantearnos si la victoria municipal del PSOE fue «un voto sociológico del miedo o un voto al amo para contentarle», en palabras del concejal Alberto Martínez Gil de OIV. Lo cierto y verdad es que Sagunto otorgó de nuevo la victoria electoral al PSOE, a sabiendas de que su política industrial podría sumergirle en una época oscura.

El alcalde García Felipe, nacido en Hellín (Albacete), era profesor de la emblemática Escuela de Aprendices de AHV y tenía cierta experiencia en la gestión municipal, puesto que fue teniente de alcalde durante la legislatura de Carbó. El nuevo alcalde contó en su candidatura con políticos locales de gran experiencia en la vida pública, como el periodista y economista Manuel Girona Rubio, quien había ejercido desde 1979 la presidencia de la Diputación Provincial. Además, supo rodearse de personas con un perfil profesional muy acorde con los asuntos que les fue delegando: Daniel Sanz Bendicho, profesor de EGB, portavoz en la anterior legislatura, se ocupará de Cultura; de Educación se encargará otro profesor de EGB, Aurelio Ruiz Lozano; Manuel Pi Bovaira, del departamento de informática de AHM y con experiencia en la anterior corporación, se ocupará de la Tenencia de Alcaldía del Puerto; el ingeniero técnico industrial Francisco Crispín Sanchis, funcionario municipal, se liberó por completo de sus obligaciones laborales para ocuparse del Urbanismo; otro ingeniero técnico industrial gestionó Desarrollo Industrial, Agrícola y Turismo, Jorge Sánchez Sanchis; los Servicios Sociales fueron atribuidos a Pedro Blay Jordán, otro docente, que ejerció también como concejal liberado; el graduado social Francisco J. Alonso Cárcamo dirigió los asuntos relacionados con el personal de la corporación; el ya pensionista Jaime Casañs Queralt gestionó la estación de camiones; finalmente, José A. Villaplana Domingo, mecánico y conductor, obtuvo la Delegación de Caminos y Montes.

Los concejales del PCPV-PCE, Juan Villalba González (metalúrgico saguntino de la ejecutiva provincial de su partido), Santiago Romero Ríos (turolense y técnico de radio), Jaime Vidal Falomir (ingeniero de AHM) y Miguel Zaplana García (maestro industrial del departamento de compras de AHM), repetían en su puesto de regidores y colaboraron en la gestión de los departamentos de Abastos, Urbanismo, Aseo Urbano, Aguas y Servicios Generales, respectivamente. El quinto edil comunista, el joven saguntino José Vicente Criado Beselga, ejerció de portavoz del grupo por ser responsable de la organización comarcal de su partido.

Eran concejales por la coalición electoral de derechas AP-PDP-UL-UV: el arquitecto saguntino José Muñoz Antonino, el directivo del centro arqueológico saguntino Miguel A. Medina Muñoz, el constructor y fundador del Club de Tenis Morvedre, Germán Ros Carceller y el ingeniero leonés Eleuterio Calvo Paniagua, del departamento de transportes de AHM, en quien recayó la gestión de los transportes urbanos y de la empresa SALTUYS.

La única mujer concejal se presentó en la candidatura de Izquierda Independiente por Sagunto, la maestra y sindicalista leridana Mª Rosa Graells y Llort. Se ocupó de Archivos y Bibliotecas. Su compañero de partido, el analista químico saguntino Gabriel Armero González, gestionó el alcantarillado y la depuradora de aguas. El partido local, Organización Independiente Valenciana (OIV) obtuvo dos concejalías en las personas del comerciante porteño Alberto Martínez Gil y del director de administración Ricardo Latorre Franch. Mientras el primero obtendrá la delegación de Playas, el segundo se ocupará de la de Turismo. Por último, el partido nacionalista Unitat del Poble Valencià, tuvo un representante en la corporación municipal saguntina, el abogado Gaspar Orón Moratal, quien se ocupará de la delegación de Sanidad y Medio Ambiente.

Conforme avance el problema de la reconversión industrial y se muestren infructuosas las negociaciones de la corporación municipal con los gobiernos central y autonómico, las actas de los plenos nos muestran un ambiente enrarecido, pero nunca de enfrentamiento o de acoso y derribo entre los diversos miembros. Cabría esperar peleas dialécticas entre los concejales, unos acusando a otros de la responsabilidad de la situación límite creada y otros tildando de oportunistas a quienes aprovechaban la lamentable situación por la que atravesaba la población a consecuencia de la política de reconversión industrial aplicada por el gobierno socialista central. Sin embargo, las actas reflejan acalorados debates que suelen acabar con acuerdos casi unánimes que se mueven entre apoyar con rotundidad la lucha obrera (lo que suponía plantar cara al gobierno central) y apostar por la negociación, aprovechando que el partido gobernante en España y la Comunidad Valenciana era el mismo que ostentaba la mayoría en el consistorio.

Esta última vía se abordó hasta la extenuación. Telegramas de condena y repulsa ante la decisión tomada por el gobierno, solicitud de entrevistas con el presidente del gobierno, el autonómico y con el ministro Solchaga… Todas estas iniciativas contaban con el total respaldo de los integrantes del pleno. Al mismo tiempo, se estudiaban y se apoyaban las tablas reivindicativas del movimiento obrero y se secundaban todas las huelgas, paros y concentraciones que los sindicatos locales organizaban. En esta situación tuvo mucho que ver, por supuesto, el hecho de que una gran mayoría de los ediles, como hemos visto, vivían en Puerto de Sagunto e incluso estaban ligados de una forma u otra a AHM.

Algunos acontecimientos

Recordemos algunos de aquellos acontecimientos: el 8 de junio de 1983, al mes de celebrarse las elecciones, se produce un paro total de seis horas en AHM en protesta por haber desestimado el Ministerio de Industria la propuesta del alcalde García Felipe, respaldada por el pleno y un informe técnico, de instalar un Tren de Bandas en Caliente (TBC) en Sagunto. El día anterior, el alcalde advirtió por carta al ministro de Industria, Carlos Solchaga: «cometéis un gran error, de consecuencias incalculables, si la decisión final es el cierre de la cabecera de AHM».

VOLADURA INSTALACIONES AHMTras el cierre de la actividad fabril, llegó el desmantelamiento de la cabecera siderúrgica con la voladura de sus instalaciones, que se vendieron como chatarra.

El 14 de junio de 1983, durante la huelga general de 24 horas en Sagunto y comarca, el alcalde y varios concejales se entrevistan con el ministro Solchaga, exigiendo el TBC a Sagunto, mientras cinco mil saguntinos protestan a las puertas del Ministerio de Industria, siendo duramente reprimidos por la policía. Dos días después, el pleno extraordinario del Ayuntamiento, que dio cabida a la participación ciudadana, acuerda por unanimidad exigir la dimisión del ministro Solchaga. El 22 de junio de 1983 se realizan cortes de carreteras durante una nueva huelga general, coincidente con la investidura del presidente del govern valencià, el socialista Joan Lerma. El 27 de junio, miles de saguntinos marchan a Madrid para arropar a los representantes del Ayuntamiento, encabezados por el alcalde García Felipe en su entrevista con el presidente del gobierno, Felipe González, realizando una cacerolada en los jardines del Palacio de la Moncloa.

El mes de julio de 1983 vio recrudecerse el conflicto entre el gobierno y los trabajadores de AHM. El día 2 de julio, coincidiendo con nuevos cortes de carreteras, son desalojados por la policía 27 sindicalistas que se habían encerrado en el Palau de la Generalitat. Tres días después, otra huelga de 48 horas y manifestaciones al día siguiente por las principales calles de Valencia y Madrid, donde se solidarizaron 20.000 trabajadores madrileños, mientras se aprobaba el decreto de reconversión industrial que ordenaba cerrar AHM. El día 14 de julio de 1983, nueva huelga general y manifestación de 35.000 personas en las calles de Valencia, defendiendo la continuidad de AHM. Diez días después comienza la recogida del medio millón de firmas necesarias para presentar una Iniciativa Legislativa Popular que defienda el mantenimiento de AHM.

A pesar de toda esta movilización, el 9 de septiembre de 1983 se anuncia el cierre del tren estructural, orden desobedecida por acuerdo obtenido en la asamblea del día 14 de septiembre; una semana más tarde se decreta el despido de los 80 trabajadores que se negaron a acatar el cierre. La mediación del conseller de Industria valenciano, Segundo Bru, permite dejar sin efecto estos despidos al día siguiente, en el cual se presentan en las Cortes 510.000 firmas para emprender una iniciativa legislativa popular que nunca vio la luz. Durante el mes de octubre de 1983 siguen las movilizaciones, pero el gobierno central ya deja claro que el cierre de AHM no es negociable, justificándolo en una supuesta no rentabilidad que no es capaz de demostrar. Los siguientes dos meses, frente a los continuos mensajes, ratificando el cierre de la cabecera de AHM para el 21 de diciembre de 1983 y la intención de promover puestos de trabajo alternativos, se suceden manifestaciones y campañas de sensibilización, protagonizadas por las mujeres saguntinas. El 27 de diciembre, tras ser herido de bala un manifestante en un corte de carreteras, los porteños asaltan la Comisaría de la Policía Nacional, hiriendo a 28 agentes e incendiando tres coches patrulla. Esto determina que los GEO sean enviados para tomar militarmente las calles de Puerto de Sagunto. Dos días después, todo el pueblo, incluido el alcalde y su familia, protagonizan una sonora cacerolada pidiendo el cese del ministro del interior, José Barrionuevo, y su delegado en Valencia, Eugenio Burriel, por los incidentes de los días anteriores.

El año nuevo comenzó con el encierro en solidaridad con los obreros de AHM en el Ayuntamiento de Sagunto del alcalde y los concejales a partir del día 2 de enero. Tras comprobar las promesas incumplidas de paralizar el cierre por parte del presidente autonómico, Joan Lerma, el 27 de enero de 1984 dimitieron el alcalde y 17 concejales. Quedaron en sus cargos 3 concejales del PSOE y 4 del PCE. Lo infructuoso de la lucha institucional que encabezaba García Felipe, seguramente, le llevaría a adoptar esta radical decisión, acompañada de su abandono del partido. Las actas de los plenos municipales recogen que la decisión se tomó en protesta por la incomprensión del gobierno central ante el cierre de AHM y como mejor medida de presión. Los siete concejales no dimisionarios argumentaron que era una decisión equivocada y que era menester permanecer en los cargos para defender una salida lo más favorable posible para los trabajadores tras el ya decidido fin de AHM.

La decisión de García Felipe, que arrastró a la casi totalidad del gobierno municipal, era esperable desde su nombramiento. En una entrevista de mayo de 1983, respondía en Morvedre sobre su victoria electoral y cómo enfrentaba su legislatura: «El pueblo ha separado [en las elecciones municipales] los planteamientos del Gobierno sobre AHM y la gestión municipal […] En cuanto a la gobernabilidad del Ayuntamiento, creo que no debe ser un inconveniente la pluralidad de siglas; discrepamos en muchas cuestiones y en la forma de ejecución, pero confío que siempre saldrá adelante la razón de lo mejor para el pueblo y sus ciudadanos. […] Se han asignado delegaciones a todas las fuerzas políticas. […] Si existe algún tema que quite el sueño al alcalde, es el de AHM».

Tras la dimisión en pleno de la corporación municipal, el gobierno central encontró en Francisco Crispín Sanchís, funcionario municipal, la persona en torno a la cual configurar una gestora municipal que vio el cierre de AHM en octubre de 1984. En las elecciones municipales de 1987, José García Felipe encabezó la Candidatura Independiente por Sagunto (CIPS) y obtuvo un amplio respaldo de la ciudadanía, en justo premio por su noble comportamiento en la legislatura anterior. Sin embargo, en las siguientes elecciones, las de 1991, no pudo revalidar mandato, con un PSPV-PSOE reconstituido en torno a Manuel Girona Rubio, un activo periodista y economista durante la transición con una impecable trayectoria como presidente de la Diputación de Valencia.

El alcalde Girona apeló a la historia común de ambos núcleos del municipio y llegó a publicar varias monografías sobre ello, incluso un video que se regaló en la campaña electoral de 1991. A pesar de su integridad moral, la política nacional de la década que le tocó gestionar le superó, con aquellas exiguas minorías y abiertas disputas ideológicas y con las duras consecuencias de la reconversión industrial. En 1999, obtuvo la alcaldía Silvestre Borrás Azcona, por el PP.

La derecha gobernó hasta 2003, la legislatura que abre el actual período de compromisos y coaliciones postelectorales construidos para ostentar la máxima magistratura municipal, dejando en un segundo término el espíritu de consenso en beneficio del bien común que había presidido la década de los ochenta. Gloria Calero Albal (PSOE) fue entonces nombrada primera alcaldesa de la historia de Sagunto con apoyo de otros partidos de izquierda. La jugada se repitió, esta vez del lado de la derecha, en las legislaturas entre 2007 y 2015, con Alfredo Castelló Sáez y Sergio Muniesa Franco, quienes obtuvieron apoyos del partido segregacionista porteño, el cual cosechó sus mejores resultados por la desidia que las corporaciones anteriores mostraron hacia el núcleo porteño.

Tras la legislatura del nacionalista Josep Francesc Fernández Carrasco, obsesionado con diluir el movimiento segregacionista, desde 2019 ostenta la alcaldía el joven Darío Moreno Lerga, por el PSOE, que en 2023 ha revalidado su mandato incrementando espectacularmente sus apoyos electorales. Se enfrenta a un futuro incierto, como el que se encontraron aquellos curatores respuclicae entre 1974 y 1984. Entonces, como ahora, una gigafactoría concentraba todas las ansias de estabilidad y progreso de la población; entonces, como ahora, con el vehículo eléctrico, se prometía que la demanda de acero no dejaría de aumentar; entonces, como ahora, asistíamos a una guerra árabe-israelí y el precio de la energía se disparó. Entonces fue el momento de los curatores respublicae… ¿Será ahora también su momento?


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